13/2/16

La muerte de mi hermano Abel


La muerte de mi hermano Abel , (Sexto Piso, 2015), de Gregor con Rezzori fue publicada originalmente en Alemania en 1976, pero sólo ahora ha sido traducida al castellano.

Aristides Subicz, guionista de cine que lleva años preparando material para una novela, recibe de un agente literario el encargo de resumir en tres frases la sinopsis de la misma. No puede hacerlo, y su respuesta es un manuscrito deslavazado de 800 páginas. 

Y así es la novela, un conjunto de recuerdos fragmentados, de apuntes, de anotaciones, de capítulos a medio terminar, de panfletos acumulados, de estampas, esbozos de noticias y acontecimientos. Un caleidoscopio que refleja, de manera excelente, el final de la segunda guerra mundial y los años posteriores a la misma, con el juicio de Nuremberg ocupando un lugar importante. Un flujo desordenado, pero coherente, de la historia europea, de una civilización perdida, de una sociedad triturada y, sobre todo, de la historia del protagonista y del autor. Una profunda reflexión sobre la Europa que fue al matadero, que aún tiene en su médula esa capacidad de auto inmolarse. Una sociedad rota por la guerra y por la demolición de la ética que sólo puede contarse así, de manera rota, demolida, fragmentada, errática, con frecuentes saltos en el tiempo, discontinua, abierta, con una estética que se aleja de cualquier mundo hermoso porque tras el cataclismo nadie puede creer ya en la hermosura.   

Novela compleja, con muchas historias entrelazadas que proliferan desordenadamente como si de células cancerígenas se tratara, donde los sentimientos más exaltados asoman en cada página, donde el caos parece reinar. Ritmo muy rápido, con abundancia de expresiones en muchos idiomas, enlaza asuntos que parecen imposibles de unir antes de ver la página compuesta.


 

 

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