24/8/17

Un banco en el parque





Hay una foto en que estamos sentados en un banco del parque, uno de esos de listones de madera de lado a lado sujetos por dos soportes forjados. Detrás, hay un magnolio sin flores pero con un caleidoscopio de verdes en sus hojas. Al fondo, clareando entre el bosquecillo, un reflejo de sol de mediodía similar a esos destellos que aparecen en los óleos de apariciones celestes. Estamos sentados. Yo sonrío con la felicidad simple del que tiene todo sin pedir nada. Un brazo alrededor de tu hombro, el otro envidioso de no tocarte.  

Y tú, tú sonríes también y la belleza del jardín y la luz de la mañana quedan eclipsadas por el torrente de paz que emana de tu boca. Me abrazas, fuerte, tiernamente, por la cintura. Tu mejilla apoyada en mi hombro. Estás relajada, feliz, al igual que yo, consciente de que no hay nada que merezca la pena fuera de ese banco solitario en el parque. No hay más que vernos. Nos creíamos indestructibles. En realidad, lo somos. Sólo es un entreacto.

Hay una foto en que estamos sentados en un banco del parque. La miro muchos días. Tu mejilla apoyada en mi hombro. Sonríes de satisfacción. Tan sólo por estar juntos. 

¿Cómo escribir poesía que supere esta foto?



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