15/11/25

Una IA que recrea nuestro rostro de niños nos trae recuerdos olvidados de la niñez

 


Investigadores de las universidades de North Dakota,  Cambridge, Warwick y Anglia Ruskin  ha realizado recientemente un estudio en el que ha descubierto cómo la inteligencia artificial podría desbloquear recuerdos de la infancia que en casi todos los seres humanos se pierden al cumplir unos pocos años.

El estudio, que ha sido publicado en Nature, está liderado por el doctor Utkarsh Gupta y fue realizado con 50 adultos voluntarios, a quienes se les mostró en una pantalla una versión infantil de su rostro generada mediante un programa de simulación facial movido por inteligencia artificial. El software es capaz no sólo de recrear el rostro de la persona, sino también de replicar sus gestos y expresiones en tiempo real, generando en los individuos una fuerte impresión por su propio reconocimiento físico y emocional. Los participantes sentían que el rostro que veían en la pantalla era realmente el suyo, solo que mucho más joven.

El estudio examina si la representación del propio cuerpo influye en la recuperación de recuerdos autobiográficos, especialmente los de la infancia. Dado que todas las experiencias se viven a través del cuerpo, surge la posibilidad de que las memorias personales incluyan implícitamente información corporal. Es decir, saber a ciencia cierta si el cerebro no solo guarda recuerdos en términos neuronales, sino que los asocia a las sensaciones físicas y emocionales que registra el cuerpo en ese momento. Por eso, al recrear esas señales físicas adicionales, como ver el rostro de cuando era niño, se facilita el acceso a esos recuerdos que parecían perdidos.

Para explorar esta idea, los autores investigaron si la evocación de recuerdos infantiles podía ser modulada mediante una ilusión corporal basada en la “enfacement illusion”, que genera la sensación de que un rostro visto en pantalla —en este caso, una versión infantil del propio rostro— pertenece al participante.

El experimento se realizó en línea, manipulándose la sincronía visomotora entre los movimientos reales del participante y los del rostro mostrado en pantalla. En condiciones síncronas, el rostro se movía al mismo tiempo y en la misma dirección que el participante; en condiciones asíncronas, los movimientos eran temporalmente congruentes pero espacialmente invertidos. Se comparó el efecto de ver una versión infantil del propio rostro con ver el rostro adulto sin modificaciones. Se midieron sensaciones de propiedad del rostro (ownership), agencia, experiencias infantiles/adultas y un ítem de control. Además, se evaluó la capacidad de los participantes para recordar detalles episódicos y semánticos de memorias autobiográficas infantiles y recientes.

Los resultados confirmaron que la sincronía visomotora generó una ilusión más fuerte de propiedad y agencia sobre el rostro, pero solo en el grupo que veía el rostro infantil. Sin embargo, esta mayor intensidad de la ilusión no se tradujo en diferencias significativas en la recuperación de recuerdos según la sincronía. Lo más importante fue que los participantes que enfrentaron su rostro infantil recuperaron más detalles episódicos de recuerdos de la infancia que aquellos que vieron únicamente su rostro adulto. Este efecto no se observó en la memoria autobiográfica semántica, lo que sugiere que la facilitación está específicamente relacionada con componentes episódicos y no con conocimientos generales sobre la propia vida.

El estudio sitúa estos hallazgos en el marco de teorías previas que relacionan la conciencia corporal con la formación y recuperación de recuerdos. Investigaciones con ilusiones de cuerpo completo han demostrado que alterar el sentido de propiedad corporal puede afectar la codificación de nuevos recuerdos. Sin embargo, hasta ahora no se había examinado cómo una manipulación corporal puede influir en la recuperación de recuerdos autobiográficos antiguos. Para explicar el efecto observado, los autores proponen que la representación corporal presente durante la codificación cerebral de un evento forma parte de las trazas mnésicas que activan la memoria; activar una versión corporal infantil puede, entonces, reactivar pistas de esa época, facilitando el acceso a detalles episódicos que normalmente serían difíciles de recuperar.

El hecho de que la sincronía —que debía fortalecer la ilusión— no influyera en la memoria constituye una limitación. Los autores sugieren que las condiciones asíncronas quizá no fueron lo suficientemente distintas, ya que los movimientos seguían siendo simultáneos en el tiempo. De igual modo, el uso de filtros de Snapchat limitó el control posible sobre la semejanza real entre la cara infantil generada y el aspecto infantil verdadero del participante. También se reconoce el riesgo de expectativa excesiva, pues los participantes completaron un cuestionario sobre la ilusión antes de realizar la experiencia, lo cual podría haber revelado parcialmente los objetivos del estudio.

Otra posible explicación alternativa es el priming: simplemente ver una cara infantil podría activar recuerdos de la infancia sin necesidad de una ilusión corporal fuerte. No obstante, los autores argumentan que el efecto se limitó a detalles episódicos y no semánticos, lo que sugiere una influencia más profunda relacionada con la experiencia corporal y no solo con la activación conceptual.

En conclusión, el estudio proporciona evidencia preliminar de que manipular temporalmente la representación del propio cuerpo puede modificar el acceso a recuerdos autobiográficos, especialmente los episódicos. Abre la puerta a investigaciones futuras que exploren cómo las señales corporales podrían utilizarse para recuperar recuerdos difíciles de acceder, como las correspondientes al periodo de amnesia infantil, y crear métodos más robustos de inducción de la ilusión y verificación de recuerdos.

Evidentemente, este experimento también abre puertas al tratamiento del Alzheimer. 





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