Como iba explicando, todos esos sonidos se han almacenado en células de memoria. Una célula de memoria es un simple átomo de hidrógeno codificado. Cada átomo representa dos estados posibles según que su electrón externo tenga una órbita positiva o negativa. Quizá el lector futuro que lea este texto se asombrará de lo primitivo de nuestra tecnología. En efecto, cada átomo puede aprovecharse de muchas más variadas maneras que sólo aprovechar la órbita del electrón. Pero nuestros especialistas de datos no han sido capaces de lograr domeñar otras características de dicho átomo.
Las máquinas de memoria, que siempre trabajan con quíntuple redundancia autocorrectora, se asemejan, físicamente a bloques cúbicos de unos dos metros de lado. Y de éstos hay millones en la Bilioteca central.
Las máquinas de memoria, que siempre trabajan con quíntuple redundancia autocorrectora, se asemejan, físicamente a bloques cúbicos de unos dos metros de lado. Y de éstos hay millones en la Bilioteca central.
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