Two-Five-Three (http://www.ryman-novel.com/ ) es una novela hiptertextual de Geoff Ryman que describe un accidente en el metro de Londres. Pero ese argumento es casi accidental porque lo importante de la obra es la descripción de las personalidades de un grupo de pasajeros que viajan en siete vagones diferentes. En esta obra, la trama en el sentido convencional casi no existe. Es, sobre todo, un catálogo de descripciones de personas. Un largo compendio de vistas psicológicas de hombres y mujeres con sus sueños y sus miserias. Cada pasajero tiene su ficha en la que se traza su aspecto exterior, lo que ese individuo hace en la vida y sus expectativas y lo que está haciendo o pensando en el momento preciso en que está en el tren. No hay diálogos, no hay casi hechos. Es como un bodegón de seres humanos inmortalizados en una situación dada. El interés de la obra (también editada en papel) está en esa instantánea de un momento cualquiera en un metro de una gran ciudad. Representa el mapa mental que uno mismo dibujaría mientras recorre el trayecto entre dos estaciones mirando a derecha e izquierda ya que, fuera, por las ventanas, sólo se ve la negrura del túnel.
Los enlaces entre los doscientos cincuenta y tres pasajeros, sus ocupaciones y sus acciones se entremezclan de una manera compleja de modo que el lector necesita mucho tiempo para conseguir enlazar en su mente los personajes. Estos, por lo demás, son estereotipados en muchas ocasiones aunque Ryman tiene el mérito de que, en muy pocas líneas, se esboza suficientemente su manera de ser.
Presuntamente al final (ya que, en la versión digital, el lector podría saltarse las 253 descripciones) el convoy sufre el accidente y podemos leer qué ocurre con cada vagón y sus ocupantes pero de manera breve y casi como si de una noticia escueta periodística se tratara.
Los enlaces entre los doscientos cincuenta y tres pasajeros, sus ocupaciones y sus acciones se entremezclan de una manera compleja de modo que el lector necesita mucho tiempo para conseguir enlazar en su mente los personajes. Estos, por lo demás, son estereotipados en muchas ocasiones aunque Ryman tiene el mérito de que, en muy pocas líneas, se esboza suficientemente su manera de ser.
Presuntamente al final (ya que, en la versión digital, el lector podría saltarse las 253 descripciones) el convoy sufre el accidente y podemos leer qué ocurre con cada vagón y sus ocupantes pero de manera breve y casi como si de una noticia escueta periodística se tratara.
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