Finalmente todo se reduce a encontrar al ser amado, a reposar en él, a encontrar la Almohada de las esperanzas y la paz. A ver su sonrisa de Arco iris. Es el amor el que lo mueve todo. Amor que se manifiesta como alegría, como añoranza, como pena, como complicidad, como soledad compartida, como ideales al unísono, con erotismo, como lucha revolucionaria, como ternura siempre.
Benedetti es directo, sencillo, huye de las imágenes rebuscadas y grandilocuentes, del artificio y toca el corazón con la realidad, con el amor cotidiano – y maravilloso-, con el verso que no necesita bataholas para ser poema porque, precisamente, es ya poesía.
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