La ciudad sin tiempo (Destino, 2006) de Enriquel Moriel (seudónimo de Francisco González Ledesma) es una obra entre histórica y gótica, similar a algunas de Zafón. Aúna una mezcla de géneros. Es una novela histórica a veces, otra es una narración biográfica. En ocasiones, una aventura de intriga. O un relato negro. En otras, es novela de realismo fantástico. El argumento es, sobre todo, un recurso para hablar de la historia de Barcelona desde la Edad Media hasta nuestros días, de sus gentes, de su crecimiento, de sus penurias y de su idiosincrasia. El inicio de la novela es atractivo, con dos historias que se van alternando capítulo a capítulo, una en la actualidad y otra en un recorrido a través de los siglos. Mas, a medida que se avanza, la trama se va repitiendo y poco a poco la narración se convierte en monótona, sin sobresalto alguno ( a pesar de que se narren hechos nada banales), en casi una crónica sobre el desarrollo urbanístico de la ciudad, con un final acelerado, abierto, indeciso, y un tanto forzado. Hay incluso personajes (como El Otro) que, de pronto, pasan de tener un protagonismo notable a desaparecer absolutamente sin que se entienda cuál era su función en el argumento.
El autor aprovecha para filosofar sobre la religión, el bien y el mal, unas veces con acierto expresivo, otras veces con cierta moralina teológica que encaja con calzador en la narración. Lo que sí hay que alabar es que nos trae al presente historias barcelonesas poco conocidas, secretos de la ciudad, anécdotas, pasiones y tragedias que forjaron el carácter de la misma. Y todo ello, bien documentado.
El autor aprovecha para filosofar sobre la religión, el bien y el mal, unas veces con acierto expresivo, otras veces con cierta moralina teológica que encaja con calzador en la narración. Lo que sí hay que alabar es que nos trae al presente historias barcelonesas poco conocidas, secretos de la ciudad, anécdotas, pasiones y tragedias que forjaron el carácter de la misma. Y todo ello, bien documentado.
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