Este vídeo de Jos Leys es una demostración visual del genio musical de Bach y de la profunda arquitectura matemática de su obra. Sobre el Canon de la "Ofrenda Musical" que el genio barroco dedicó a Federico II de Prusia, Leys crea una elegante y bella construcción matemátia.
La obra ya tiene un origen curioso puesto que se basa en un tema complejo, quizá inspirado en Handel, que el propio rey había compuesto y sobre el que se esforzaba en construir una fuga sin éxito alguno. Ante tal fracaso, se la presentó a Bach que improvisó allí mismo una fuga a tres voces. Conminado a improvisar a seis voces, pidió tiempo. Luego, ya en su casa, compuso sobre el tema una obra monumental constituída por un ricercare a tres voces, otro a seis, diez cánones y una sonata en trío para flauta, violín y continuo, recibiendo el conjunto el nombre de "Ofrenda Musical".
En este vídeo, Leys muestra cómo la melodía puede no sólo interpretarse hacia adelante o hacia atrás, o cómo ambos caminos armonizan perfectamente entre ellos, sino que dibujada la partitura sobre un banda de Moebius, se obtiene un bellísimo y continuo edificio armónico. Esta forma de canon recibe el nombre de "cancrizante" al poder ser interpretado hacia atrás de igual manera que hacia adelante.
Por cierto, que al dedicarle la obra a Federico II, Bach escribió una dedicatoria en la que, a poco perspicaz que fuese, el rey debió notar el evidente sarcasmo:
Rey Graciosísimo.
Dedico a vuestra majestad, con la humildad más profunda, una ofrenda musical cuya parte más noble procede de la propia augusta mano de Vuestra Majestad. Con sobrecogido placer recuerdo la especialísima gracia de que fui objeto cuando, hace algún tiempo, durante mi visita a Sanssouci, Vuestra Majestad se dignó a tocarme en el teclado un tema de fuga, y al mismo tiempo me encargó de la manera más graciosa que lo desarrollara en la presencia augustísima de Vuestra Majestad. Mi humildísima obligación no podía ser otra que obedecer la orden de Vuestra Majestad. Sin embargo, no pude menos que observar que, por falta de la necesaria preparación, mi ejecución no estaba a la altura de tan excelente tema. En consecuencia, determiné elaborar de manera más completa el tema real y, habiendo puesto empeño en la tarea, he resuelto ahora dar a conocer esta obra al mundo. Mi propósito no se ha realizado con la perfección que hubiera sido posible, y la obra no tiene, así, otra finalidad que la muy loable de enaltecer, aunque sólo sea en medida tan modesta, la fama de un monarca cuya grandeza y dominio en todas las ciencias de la guerra y de la paz, y especialmente en la música, todo el mundo se ve obligado a admirar y respetar. Me atreveré a añadir una humildísima súplica: que Vuestra Majestad se digne enaltecer este modesto trabajo con su graciosa aceptación y que siga concediendo la augustísima gracia real de Vuestra Majestad a quien es el siervo más humilde y obediente
de Vuestra Majestad
El Autor
Leipzig, 7 de Julio de 1747
Dedico a vuestra majestad, con la humildad más profunda, una ofrenda musical cuya parte más noble procede de la propia augusta mano de Vuestra Majestad. Con sobrecogido placer recuerdo la especialísima gracia de que fui objeto cuando, hace algún tiempo, durante mi visita a Sanssouci, Vuestra Majestad se dignó a tocarme en el teclado un tema de fuga, y al mismo tiempo me encargó de la manera más graciosa que lo desarrollara en la presencia augustísima de Vuestra Majestad. Mi humildísima obligación no podía ser otra que obedecer la orden de Vuestra Majestad. Sin embargo, no pude menos que observar que, por falta de la necesaria preparación, mi ejecución no estaba a la altura de tan excelente tema. En consecuencia, determiné elaborar de manera más completa el tema real y, habiendo puesto empeño en la tarea, he resuelto ahora dar a conocer esta obra al mundo. Mi propósito no se ha realizado con la perfección que hubiera sido posible, y la obra no tiene, así, otra finalidad que la muy loable de enaltecer, aunque sólo sea en medida tan modesta, la fama de un monarca cuya grandeza y dominio en todas las ciencias de la guerra y de la paz, y especialmente en la música, todo el mundo se ve obligado a admirar y respetar. Me atreveré a añadir una humildísima súplica: que Vuestra Majestad se digne enaltecer este modesto trabajo con su graciosa aceptación y que siga concediendo la augustísima gracia real de Vuestra Majestad a quien es el siervo más humilde y obediente
de Vuestra Majestad
El Autor
Leipzig, 7 de Julio de 1747
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