31/10/14

El hombre del rellano





Al principio, pensó que se trataría de un registro rutinario. El Ayuntamiento solía hacerlos de tanto en cuanto para revisar las cañerías, las tuberías del gas ciudad o, simplemente, verificar que el propietario no alquilaba la estancia sin pagar impuestos. Así que no se fijó en aquel hombre hasta que sus entradas y salidas en el 3ºB se repitieron durante una semana seguida. El viernes, de hecho, se cruzó con él en el rellano de la escalera y, aunque el encuentro duró sólo unos pocos segundos – lo que él tardó en apartarse mientras subía y ella necesitó para saludar con un gesto anodino de cabeza mientras bajaba-, estos fueron suficientes para inocular en Josefina una inquietud que no recordaba en años. Así, se lo dijo a su hermana aquella noche mientras cenaban:
-        El piso de al lado está alquilado, al parecer.
-        ¿Y? No es la primera vez- contestó Almudena sin apartar la vista de la tortilla francesa que estaba degustando.
-        Esta vez es un caballero – afirmó Josefina.
-        No es la primera vez – repitió la hermana.
-        Me lo crucé en la escalera esta mañana.
-        Vaya una noticia.
-        Me resultó enigmático, un hombre con una historia que ocultar .
-        Ya, como aquel de hace unos años al que vinieron a buscar los guardias – Almudena terminó el pan que le quedaba y apartó el plato. – Tienes demasiados pájaros en la cabeza. Debes dejar de leer tantas novelas baratas.
-        Siempre tan desconfiada - protestó la hermana mientras se levantaba y llevaba la vajilla al fregadero.
Josefina y Almudena Recalde vivían en aquella casa desde hacía más de veinte años. Ocurrió sin esperarlo. Tras la graduación en la universidad, ambas se habían marchado al sur y, ambas también, disfrutaron por unos años de amores apasionados. Quizá era algo genético o un destino ya labrado en su nacimiento si es que alguien cree en tales prodigios pero, fuese como fuese, sus vidas habían sido paralelas. Se enamoraron casi al mismo tiempo, Josefina de un contable sevillano que acabó marchándose a Colombia con una negra estupenda y Almudena con un viajante de ropa deportiva que, tras dejarla sin dinero, se marchó también a Colombia aunque sin mujer de bandera que le acompañara. Las dos pasaron sus penas en soledad hasta que un día, llovía a cántaros, eso lo recordaban ambas, se encontraron en una cafetería de la Avenida Garbo. Les costó recuperar la confianza, al principio sólo hablaron de banalidades y se mintieron la una a la otra contándose cuán felices eran y cómo de alborotado tenían sus corazones y su sexo. Al final, acabaron llorando juntas, maldiciendo a Colombia y bebiéndose una botella de Pedro Ximénez. Pocas semanas después decidieron que era un gasto inútil mantener dos apartamentos y se mudaron al edificio de la calle Retolaza, concretamente al número 24. El barrio no era de los mejores y los inquilinos de la casa variaban continuamente pero el precio estaba bien y ellas, con su escaso salario, no podían permitirse muchos más lujos.
Durante aquellos veinte años instauraron una rutina gris y fría que si bien aburría lo más profundo de sus almas, les protegía del dolor del desamor que aún recordaban. La repetición de actos que conocían bien, el mismo autobús por las mañanas, el mismo tranvía cada tarde, los mismos informes en la mesa cada jornada, casi la misma cena cada noche, la misa del domingo y el paseo por Santa Marta el sábado,  les apartaba de los recuerdos, los temidos y nunca cicatrizados recuerdos. Era una coraza de protección que el tiempo y el miedo al futuro habían construido sin que apenas se apercibieran de ello. Se habían convertido, con premeditación y alevosía, en lo que el mundo denomina solteronas.
-        Mejor estar solas que mal acompañadas- repetía con frecuencia Almudena.
-        No sé, no sé – contestaba Josefina-, al cabo vivimos el amor y no me hubiera gustado morirme sin haberlo conocido.
-        Tonterías - cortaba la otra – lo peor que puede ocurrirle a alguien es ser un romántico. Lo mejor es estar cada uno en su casa.
-        Sí, quizá tengas razón – concedía su hermana.
Tan sólo en una ocasión, alrededor de las navidades del noventa y ocho, Josefina había sentido algo de interés por un compañero de trabajo, un par de años más joven que ella y algo dado a la ensoñación, con el que cenó en dos ocasiones. Más él perdió el interés y ella no se decidió a llamarle nuevamente y, unos meses después, le despidieron cuando se produjo uno de los periódicos recortes de personal.
Volvió a encontrarse con el hombre que habitaba en el 3ºB, dos días después. Esta vez demoraron unos pocos segundos más el encuentro; él sonrió y se llevó la mano al sombrero en señal de saludo; ella respondió con otra sonrisa y estuvo toda la mañana inquieta sin saber bien el porqué. Los encuentros se repitieron, alargaron las paradas y los gestos, hablaron de esos asuntos tan insustanciales de los que uno habla en una escalera o un ascensor. Él regresaba, al parecer, casi siempre, bien entrada la mañana. A veces, ella apoyaba la cabeza contra la pared que daba al apartamento contiguo  e intentaba escuchar algún sonido, alguna conversación, sabiendo que, en realidad, deseaba conocer más del vecino. Un día escuchó voces y, aunque no pudo discernir de qué se hablaba, si notó que era una discusión agria con algún otro hombre. Otra mañana, un domingo, pudo escuchar ruidos rítmicos y metálicos que no le dejaron dudas de que aquel tipo estaba con una mujer. Otro sábado, se lo encontró bajando la escalera con un individuo enjuto y serio que parecía recién salido de una prisión.
Almudena no se andaba con contemplaciones en sus comentarios:
-        Siempre nos han de tocar facinerosos al lado. Igual deberíamos mudarnos de una vez. Este barrio está cada vez peor. – murmuraba cada tarde.
-        No es justo criticar al que no conoces – terciaba Josefina.
-        ¿Qué quieres saber para conocerlo? ¿Abrirte de piernas ante él? Está más claro que el agua, ese tipo es peligroso….. como todos los hombres – no podía reprimir terminar la frase acordándose del viajante.
Tres meses después, también cenando sendas tortillas francesas, Josefina dijo:
-        Parece simpático, en cualquier caso.
-        ¿Quién? – contestó su hermana.
-        El vecino.
Almudena comprendió enseguida.
-        Ni se te ocurra, hermana. ¿No recuerdas ya lo que nos pasó? Sabes que ese tipejo está metido en negocios turbios.
-        La vida no tiene por qué repetirse. Y no sabemos nada de él.
-        Te aseguro que siempre es lo mismo. Y sí sabemos de él. Acaso no hemos escuchado los ruidos, las discusiones, los portazos.
-        Pero puede ser que nos equivoquemos.
-        ¡Por favor! No hay peor ciego que el que no quiere ver – dijo Almudena.
-        Igual, a pesar de todo, es mejor que esta vida que llevamos.
-        ¡Por favor!  Sabes tan bien como yo que ese tipo puede ser cualquier cosa. No hay día en que llegue antes de las ocho de la mañana. Toda la escalera huele a alcohol. Y se trae putas a casa, lo sabes como lo sé yo.
-        Un hombre solo…. No es extraño- contestó Josefina.
-        No hay más que verle, ese pelo engominado, el olor a brandy, yo también me lo he cruzado muchas mañanas.
-        Pero es cortés, educado.
-        Como todos los mafiosos, Josefina – y Almudena pensó otra vez, sin quererlo, en su viajante.
-        No sé, quizá tengas razón, pero siento que me saluda y me mira con interés, que tendríamos de qué hablar, que debe tener un fondo de ternura. Lo presiento.
-        Estás loca, Josefina. A ese tipo lo detiene la policía cualquier día de estos.
-        No sé, estoy hecha un lío. Dudo sobre qué hacer.
-        Josefina- Almudena se levantó y la tomó por los hombros- mírame, nada de dudas. No tengas dudas. No seas imbécil, no arruines tu futuro.
-        ¿Mi futuro? – Josefina bajó la vista.
-        ¡Sí, tu futuro!
-        Mi futuro es tan triste que tan sólo poner una duda en él, ya lo mejora.
 



30/10/14

Memorias



 
Memorias, del grupo Avispadas, formado por unos 15 creadores, es un relato digital que narra la historia de Theo y Lucia, un hipertexto figurativo de secuencias breves que combina texto e imágenes sobre un fondo negro y austero. En realidad, es el guión hipertextual de una película.
 
Se trata de un trabajo realizado como proyecto final de la asignatura de Escritura no Lineal de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra.
 



29/10/14

I made this. You play this. We are enemies




I made this. You play this. We are enemies, de Jason Nelson, es un poema interactivo digital que simula un juego arcade en el que hay que ir recorriendo niveles, saltando por entre bloques y aprovechando el impulso de algunos elementos móviles que surcan la pantalla. Según lo que vayamos logrando podemos ver textos, imágenes o vídeos, sonidos, etc. El escenario es una compleja mezcolanza de textos manuscritos e impresos, unos preprogramados, otros de la red. Programado en Flash es más un juego que una obra literaria. Es fácil dejarse llevar por los movimientos de la bolita, difícil que los textos emocionen en algo.












27/10/14

The Hemingwrite



Adam Leeb, graduado por el MIT e ingeniero, junto al programador Patrick Paul, proponen The Hemingwrite, un gadget para escribir que se aleja de cualquier distracción a la hora de hacerlo. Aún es un prototipo y no está disponible todavía a la venta pero pueden seguirse las noticias de este dispositivo en su blog. Con una estética retro que recuerda a las máquinas de escribir, dispone de una pantalla de tinta electrónica que va mostrando el texto que introducimos con lo que se aúnan las ventajas digitales (borrar, salvar el trabajo realizado, poder pasarlo a un ordenador, etc.) con el clasicismo de la máquina de escribir tradicional. Dispone de una pantalla de 6" a 300 ppi. También, tiene conexión WIFI, de modo que el trabajo realizado puede transmitirse por Internet, subirse a la nube o enviarlo por correo electrónico.
 
Dado que apenas consume, la duración de la batería es de 6 semanas.


25/10/14

We Choose the Moon




We choose the Moon, un documental digital realizado por el John F. Kennedy Libray and Museum en 2009 para conmemorar el cuadragésimo aniversario de la llegada del hombre a la luna, permite al lector seguir paso a paso el histórico viaje espacial del Apolo XI. A lo largo de una serie de momentos (desde el lanzamiento hasta el amerizaje, pasando por el primer paso de Neil Armstrong), el lector puede elegir cuál desea ver, encontrando animaciones, datos, imágenes, vídeos y, sobre todo, el audio de la NASA en aquel momento, sin duda el documentos más interesante.

 







 


22/10/14

La Ley de Zipf en textos automáticos






En la década de 1940, en plena guerra mundial, el lingüista de la universidad de Harvard, George Kingsley Zipf, enunció una ley empírica que ponía de manifiesto una sorprendente regularidad en la distribución de las palabras en un texto de cualquier lengua. No existe aún explicación del porqué de esta regularidad.
La que, desde entonces, se conoce como Ley de Zipf dice que, para un texto suficientemente largo, la frecuencia de aparición “f” de una palabra dada es inversamente proporcional a su rango, ”r”, entendiendo por rango la posición de la palabra en el orden de mayor a menor (la clasificación en la “liga de apariciones”, por así decirlo). Matemáticamente:


Donde a es una constante que depende del texto utilizado. Se trata de una ley aproximada que no pretende calcular con exactitud el número de veces que se repetirá una palabra en el texto pero que sí tiene una alta correlación para considerarla como algo más que una anécdota de cálculo. Además, esta inversa proporcionalidad entre frecuencia y extensión recuerda a otras muchas relaciones similares en otras áreas del conocimiento, siendo la más notable la relación entre la frecuencia y la longitud de las onda de la luz o las del sonido.
Posteriores desarrollos han hecho que la ley de Zipf se escriba mejor como:


Siendo b una constante cercana al valor 1.
Esta ley concuerda bien con la realidad. Tomado cualquier texto, vemos que unas pocas palabras se repiten muchas veces (especialmente artículos, adverbios, preposiciones y conjunciones) y muchas de ellas son hápax legómenon en ese texto, es decir, sólo aparecen una sola vez.
Aunque, normalmente, la ley de Zipf se cumple mejor con textos de más de 5000 palabras vamos a probar su cumplimiento con el inicio del capítulo III del El Quijote que aparece en este enlace que es más corto pero suficientemente aproximado para explicar el caso y no dedicar mucho tiempo a estructurar los datos.
Para estudiar los textos usamos un programa especializado en analizar textos y calcular frecuencias, concordancias, etc. Este es TEXTSTAT (existen otros mucho más complejos y completos pero TextStat permite obtener lo que deseamos) que, amén de hacer el análisis, exporta los resultados a un fichero Excel con lo que es más sencillo el tratamiento posterior (y lograr que los gráficos encajen en el reducido espacio del blog).

El programa nos indica que ese texto tiene 2985 palabras, de las que 967 son diferentes. Si graficamos las frecuencias con que esas 967 palabras aparecen, la curva es una exponencial muy acusada que denota lo ya explicado: unas pocas palabras se repiten muchísimo mientras que la mayoría aparecen en pocas ocasiones y, como antes dijimos, no es de extrañar que las que se repiten mucho sean artículos, preposiciones, adverbios y conjunciones. En nuestro caso, la palabra que Cervantes utiliza más es “que” (en 150 ocasiones) seguida de “de” (148), “a” (90) y “la” (86). El primer sustantivo es “historia” con 22 apariciones en la posición 22. Así, para las 500 palabras de ese texto más frecuentes, tenemos:
 



 

Dadas las escalas, y para poder ver con más detalle el cumplimiento de la ley de Zipf, es mejor representar el gráfico en escala logarítmica, en cuyo caso los datos deben seguir una recta (regresión potencial dentro de la escala logarítmica).
 

Se observa que la recta es bastante aproximada a los datos reales y esta recta se aproxima más y más a los mismos a medida que aumenta el número de palabras calculadas. Podemos afirmar que El Quijote cumple razonablemente bien con la Ley de Zipf.
Veamos otro ejemplo, el cuento de García Márquez, “El ahogado más hermoso del mundo”. Se observa que aquí la Ley de Zipf se cumple peor pero, de todos modos el ajuste es todavía cercano en ciertas zonas. El texto tiene 2546, de las que 931 son distintas. La palabra más usada es “de” (123 veces), seguida de “que” (104), “y” (76), “a” (70) y “los” (70).







Sería posible mejorar la correlación usando, de acuerdo a la segunda fórmula antes mostrada, una exponencial con otro valor de "b".

Pero, ¿se cumpliría la Ley de Zipf cuando el texto hubiera sido generado automáticamente en vez de haber sido escrito por una persona? ¿o al menos se cumpliría de manera similar a lo que sucede en los escritos naturales? ¿Un texto robotizado o producido por un generador de textos, por un algoritmo, tiene las mismas características intrínsecas que uno escrito por una persona?
Para conocer esto, he generado un texto con un programita de generación de texto automático realizado para un máster en la Universidad de Cádiz. Hemos generado un texto de 1941 palabras de las que 351 son distintas. Esta es una limitación del concepto del programa ya que este utiliza plantillas determinadas y, por tanto, es mucho menos rico que un texto escrito por un ser humano. Para una comparación más homogénea habría quizá que ampliar el generador con bastantes más plantillas ("templates”) para que la variedad lingüística fuese mayor.
En este caso, la palabra que más se repite es “en” (126 repeticiones), seguida de “y” (93), “el” (86), “la” (83) y “se” (73). A este respecto, no hay diferencias significativas entre un lenguaje natural y uno artificial. Donde sí hay diferencias notables es en la cola de la lista. En un texto automático son muchas menos las hápax legómenon que en uno natural, hecho lógico si pensamos que el parser está obligado a elegir palabras de un corpus más reducido y, sobre todo, que las plantillas “le fuerzan a ser menos creativo” ya que no puede utilizar los sinónimos o textos que una mente puede imaginar en un momento dado.
Los gráficos son:






 

La correlación es menor que con el texto natural del Quijote de manera bastante evidente ya que no sólo se desvía en los extremos sino también en la zona central pero no es una correlación excesivamente peor que la encontrada en el cuento de García Márquez. De hecho, teniendo en cuenta las limitaciones antes comentadas por utilizar plantillas, parece que este texto automático cumple "mejor" la Ley de Zipf que algunos textos humanos.
No es extraño, de cualquier modo, que los textos automáticos también se acerquen a la Ley de Zipf porque no son textos "creados" por una mente alienígena o por un programa de inteligencia artificial totalmente ajeno sino que son combinaciones léxicas o gramaticales de nuestros propios idiomas.
 
 

21/10/14

Transmedia Week




Tal como en su día se anunció, la próxima semana se celebra la Transmedia Week, concretamente entre los próximos días 27 de octubre y 2 de noviembre. Patrocinado por Ars Media, y creado por StoryCode propondrá conferencias, desarrollo de proyectos transmedia, festivales, debates académicos, etc.
 
Para acceder a la información más actualizada, aquí está el enlace del evento.
 
 

20/10/14

Car Wash





Car Wash, de Megan Sapnar es un soneto digital que combina el propio texto de los versos con imágenes animadas y sonidos. Un trabajo sencillo, de poco alcance, que sin embargo, ha precisado de muchos recursos de programación: uso de Flash 4.0, Photoshop, Digital Video, Sound Forge y Acid. La introducción es un texto de Dante.
 





19/10/14

New Word Order: Basra




New Word Order: Basra , de Sandy Baldwin es una recreación del juego Half-Life en el que el lector-jugador recorre un laberinto en el que encuentra palabras a las que puede ir disparando. Los fragmentos de las palabras conforman nuevas frases. Las palabras son las de un poema de Billy Collins.
 
Puede tener algún interés en la programación en lo que respecta al mapping de texturas y textos sobre superficies pero literariamente es aburrido.
 


 

18/10/14

Ciborgs, robots, realidad virtual y distopía: Taller de literatura y cibercultura




A partir del próximo día 22 comienza en el Centro Andaluz de la Letras, en Málaga, el curso Ciborgs, robots, realidad virtual y distopía: Taller de literatura y cibercultura que se prolongará hasta junio. En sesiones de hora y media, el lunes central de cada mes, mediante el apoyo de textos paradigmáticos, se analizará la tecnología futura de la inteligencia artificial y los ciborgs y cómo estos conceptos se relacionan con la literatura de ciencia ficción. Será impartido por Nieves Rosendo.
 
El formulario de inscripción puede encontrarse en este enlace. Es gratuito pero hay plazas limitadas.

15/10/14

ICIDS 2014





Entre los próximos días 3 y 6 de noviembre, se celebrará en Singapur la séptima edición, correspondiente al año 2014, del ICIDS o lo que es lo mismo, la International Conference on Interactive Digital Storytelling.
 
Las conferencias tratan sobre escenarios digitales, creación de mundos digitales, creación de personajes, representación semántica de las historias, generación y reconocimiento del lenguaje, modelos de interfaces en narrativa, herramientas para la creación de narrativa digital, Storytelling móvil, etc.
 
La página del evento puede encontrarse en este enlace.



14/10/14

Wordfest





A partir de hoy y hasta el próximo día 19 se celebra en Calgary, Canadá, el Wordfest, un evento en el que 85 poetas mostrarán sus creaciones y que con más de 60 actividades analizarán el presente y futuro de la literatura, especialmente la poesía. El programa puede leerse en este enlace.
 
Llama la atención la presentación de Derek Beaulieu y la empresa Pattison Outdoor en la que experimentan con nuevas formas poéticas, especialmente la intrusión de los versos dentro del mundo de la publicidad de modo que el lector se encuentre, de pronto, con poesía embebida en anuncios u otro tipo de publicidad, escrita o bien en las calles, por ejemplo en carteles elevados.
 
 

13/10/14

Saah Exco




La pasada semana, muchos periódicos y redes sociales se hacían eco de la espantosa muerte de un niño en Monrovia, capital de Liberia. Tenía diez añitos. Las fotografías del chiquillo habían sido tomadas el pasado 20 de agosto. Se llamaba Saah Exco y estaba contagiado por el virus del ébola. Nadie sabía cómo había contraído la enfermedad, o dónde, o por qué. Peor aún, a casi nadie le importaba. Por miedo al contagio, la mayoría de sus conciudadanos e incluso los médicos de una clínica a la que acudió no se habían atrevido a acercarse a él, ni a intentar curarle o aliviar su dolor. Le habían condenado a su suerte, a morir solo y abandonado.  
Al mismo tiempo aparecía en España el primer caso de contagio. Una enfermera, Teresa, que se había voluntariamente presentado para tratar a un paciente repatriado, lucha ahora mismo por vencer la enfermedad.  Ayer mismo, otra trabajadora sanitaria se contagiaba en Dallas. Parecidas noticias llegaban de Chile.
Repugnan algunos tertulianos y algunos comentarios en las redes sociales. Repugnan todos aquellos que afirman que fue un error repatriar enfermos, que total no podía hacerse nada por ellos, que sólo ha servido para meter el virus en Europa. Dan arcadas los que aspiran a blindar las fronteras para que los africanos se las arreglen como puedan. Asquean los que culpan a Teresa por el contagio. Será la primera vez en la historia que se culpa al héroe que ayuda a sus congéneres porque, en su hazaña, el monstruo le hiere. Repelen todas las declaraciones de políticos que se creen virólogos y que aprovechan el caso para sus disputas. Apestan algunas empresas farmacéuticas que sólo ahora que ven negocio en occidente se dignan investigar para conseguir desarrollar una vacuna y que, durante décadas, han dejado que África sudoccidental se vaya muriendo. Asustan todos esos inversores que juegan en la bolsa neoyorkina con las subidas de las pocas pequeñas empresas que investigan sobre el virus y que identifican más pavor al contagio con más beneficios. Inquietan todavía más quienes proponen aislar a un continente, no al virus. Repugnan los gobiernos mundiales – todos- que sólo ahora que ven llegar la enfermedad a sus fronteras, aportan fondos. Da pavor comprobar que nuestras sociedades reaccionan en lo moral igual que lo hacían en el Medievo las que enfrentaban la peste.
El virus que se engendró en los murciélagos del río Ébola, en el Congo, - como una metáfora de un Drácula contemporáneo que nos chupara la sangre y la vida - , es ya un viejo conocido (se identificó en 1976) pero nadie ha hecho nada durante tantos años. Total, las muertes ocurrían muy lejos, demasiado lejos, se cebaba en seres que no nos importaban, en niños desamparados como Saah.
Ébola, es un filovirus muy peligroso. En Liberia y en España, en el Congo, en Estados Unidos y en cualquier lugar del mundo. Porque no sólo destroza los cuerpos y arrebata la vida, porque no sólo inocula su ARN y sus siete proteínas en nuestras células. Hace mucho más. Nos inocula el miedo, la cobardía, la impiedad, el egoísmo, la desconfianza, nos contagia con el sálvese el que pueda más primitivo. Es un virus que nos arrebata junto a la vida, la capacidad de ayudar al prójimo, el heroísmo, la diligencia, el arrojo, la generosidad, el valor. Nos arrebata la humanidad. A tal punto que Saah murió solo, tumbado en el suelo de las calles, para vergüenza de todos los seres humanos.
Fotografía: John Moore / Getty Images. Tomada de NBC News.



12/10/14

Ulises en realidad virtual



Eoghan Kidney, un cineasta y músico, ha puesto en marcha un proyecto para desarrollar un sistema de realidad inmersiva que permitirá caminar por los escenarios del Ulises de Joyce, el Dublín de principios del siglo XX. Básicamente, se trata de unas gafas Oculus Rift sobre las que correría un software que permitiría simular trayectorias por unos escenarios modelados siguiendo las descripciones de la novela. De momento, se ha hecho una prueba con uno de los capítulos y el autor está buscando financiación.
 
Lo cierto es que lo que se muestra en el vídeo es demasiado esquemático y requiere todavía muchos esfuerzo de desarrollo.


11/10/14

Conference on Statistical Language and Speech Processing





Tal como se anunció en su día, se celebra esta próxima semana, en Grenoble, la segunda conferencia internacional Conference on Statistical Language and Speech Processing con un interesante conjunto de ponencias sobre computerización del lenguaje natural tanto hablado como escrito. En concreto, el evento tendrá lugar en el campo de la universidad, en un entorno espectacular, al pie de los Alpes.
 
Las jornadas se estructuran en tres ejes: conferencia, talleres y contribuciones revisadas peer to peer
 
El sitio oficial de la Conferencia puede verse en este enlace.
 


9/10/14

Bear 71




Bear 71, de Jeremy Mendes y Leanne Allison, al frente de un amplio equipo de autores y artistas, han creado este interesante documental digital sobre la vida de una osa entre el 2001 y el 2009 a medida que su hábitat natural se va cercenando por una red de carreteras, tendidos eléctricos y actividades humanas. Un trabajo excelente que, usando Flash, nos muestra un mapa esquemático en 3D sobre la que el lector puede moverse e ir encontrando las piezas de información en aquellos lugares en que ocurrieron mediante textos, imágenes y videos.
 
 

 


6/10/14

Separation




Separation, de Annie Abrahams, es un interesante relato digital, amplio, un trabajo que es una metáfora de las similitudes entre el cuerpo humano y la red. La autora, que escribió esta obra mientras convalecía en el hospital, nos va proponiendo una serie de ejercicios que deben ser  explorados con calma pues, de otro modo, el ordenador nos detendrá y no continuará ya que se trata de huir del stress. Una llamada a ser conscientes de los dolores que puede provocar el uso continuado del ordenador.
 
El trabajo, fragmentado, de estética simple, combina textos, imágenes, sonidos y vídeos y reta al lector a deambular por un buen número de pantallas de índole diversa. En inglés y francés.