4/2/16

Con otros ojos que te vean






¡Oh hado secutivo en mis dolores, 
cómo sentí tus leyes rigurosas! 
Cortaste’l árbol con manos dañosas 
y esparciste por tierra fruta y flores. 

 En poco espacio yacen los amores, 
y toda la esperanza de mis cosas, 
tornados en cenizas desdeñosas 
y sordas a mis quejas y clamores. 

 Las lágrimas que en esta sepultura 
se vierten hoy en día y se vertieron 
recibe, aunque sin fruto allá te sean, 

 hasta que aquella eterna noche oscura 
me cierre aquestos ojos que te vieron, 
dejándome con otros que te vean.


Soneto XXV, Garcilaso de la Vega




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