14/12/17

Literatura y matemáticas





Los ordenadores pueden calcular el grado de tristeza o alegría de un texto. Para ello, pueden otorgarse valores a cada palabra (por ejemplo, de 0  a 9 en función de si su connotación es triste o alegre. Así, la palabra “tétrico” podría tener una valoración de 0 y la palabra “felicidad” recibir un valor de 9) o cada frase en función de diversos algoritmos de combinación. Una vez “valorado” el texto pueden graficarse los valores a lo largo de cada página. Sorpresivamente, casi todas las historias- al menos, las buenas historias- tienden a mostrar curvas muy similares.

La idea original partió de Kurt Vonnegut, el cual, en 1985, propuso la posibilidad de cuantificar las emociones matemáticamente. 

La Universidad de Vermont ha desarrollado esta idea, compilando y analizando casi dos mil  novelas en inglés almacenadas en el Proyecto Gutenberg, llegando a la conclusión de que existen seis tipos de curvas emocionales en las que encajan casi todas las historias. Estas son:

-        * De lo triste a lo alegre (de la pobreza a la riqueza). La curva comienza en lo bajo y termina en lo alto.
-        * De lo alegre a la tragedia. La curva comienza en lo alto y termina en lo bajo.
-        * El agujero. Comienza bien, el protagonista cae en desgracia y lo supera. Una curva seno con el valle en el centro.
-        * Ascensión, caída y resurrección: comenzamos muy mal, mejoramos, volvemos a caer y triunfo final
-        * Ascenso y caída.
-        * Caída, ascenso y derrota final.

Un generador automático de novelas podría, por ejemplo, escribir una historia siguiendo una de estas curvas y utilizando adjetivos y sustantivos que fueran encajando con el “sentimiento” de cada página.

Para más información sobre el estudio de la Universidad de Vermont, puede accederse a este enlace, donde además se explica el análisis matemático utilizado para evaluar cada párrafo. Un artículo muy interesante y riguroso.






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