Los ordenadores pueden calcular el grado de tristeza o
alegría de un texto. Para ello, pueden otorgarse valores a cada palabra (por
ejemplo, de 0 a 9 en función de si su
connotación es triste o alegre. Así, la palabra “tétrico” podría tener
una valoración de 0 y la palabra “felicidad” recibir un valor de 9) o cada
frase en función de diversos algoritmos de combinación. Una vez “valorado” el
texto pueden graficarse los valores a lo largo de cada página. Sorpresivamente,
casi todas las historias- al menos, las buenas historias- tienden a mostrar curvas
muy similares.
La idea original partió de Kurt Vonnegut, el cual, en 1985,
propuso la posibilidad de cuantificar las emociones matemáticamente.
La
Universidad de Vermont ha desarrollado esta idea, compilando y analizando casi
dos mil novelas en inglés almacenadas en
el Proyecto Gutenberg, llegando a la conclusión de que
existen seis tipos de curvas emocionales en las que encajan casi todas las
historias. Estas son:
- * De lo triste a lo alegre (de la pobreza a la
riqueza). La curva comienza en lo bajo y termina en lo alto.
- * De lo alegre a la tragedia. La curva comienza en
lo alto y termina en lo bajo.
- * El agujero. Comienza bien, el protagonista cae
en desgracia y lo supera. Una curva seno con el valle en el centro.
- * Ascensión, caída y resurrección: comenzamos muy
mal, mejoramos, volvemos a caer y triunfo final
- * Ascenso y caída.
- * Caída, ascenso y derrota final.
Un generador automático de novelas podría, por ejemplo,
escribir una historia siguiendo una de estas curvas y utilizando adjetivos y
sustantivos que fueran encajando con el “sentimiento” de cada página.
Para más información sobre el estudio de la Universidad de
Vermont, puede accederse a este enlace, donde además se explica el análisis matemático utilizado para evaluar cada párrafo. Un artículo muy interesante y riguroso.
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