El cuadro más célebre del pintor noruego Edvard Munch es, sin duda, El grito. Este óleo expresionista de 1893 impacta por su mensaje de agobio y auxilio con unos trazos sencillos y de alto colorido. Se dice que Munch se inspiró para el cielo en los atardeceres especialmente llamativos que la explosión del volcán Krakatoa (ocurrida en 1883) originó durante un par de años al lanzar a la atmósfera de todo el planeta una ingente cantidad de polvo en suspensión.
Pero si El Grito es una imagen fija, el artista rumano Sebastian Cosor ha creado una historia mediante una animación que reflexionando sobre el miedo a la muerte hace encajar la pintura original en una trama bien desarrollada. Su brevedad realza, además, su calidad. Música de Pink Floyd. El medio digital permite, así, crear una historia desde un instante fijo plasmado en un cuadro.
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