En la Tierra somos fugazmente grandiosos, (Anagrama, 2029), de Ocean Vuong, es una novela que habla de sentimientos universales a través de los recuerdos fugaces, contados en forma epistolar a la madre, del hijo de unos inmigrantes vietnamitas que huyeron a los Estados Unidos tras la guerra. Recuerdos en gran parte autobiográficos porque el propio Vuong llegó a América como un niño refugiado, años después de la victoria de Hanoi. Su abuelo era soldado del ejército norteamericano durante la guerra contra Vietnam del Norte.
Es el retrato de la sociedad norteamericana contemporánea vista a través de los ojos del chico, de nombre "Little Dog" (Perro Pequeño). Con capítulos que no tienen una ligazón evidente, fragmentados, va mostrando el racismo latente, las dificultades de los inmigrantes, la violencia de las calles, la discriminación contra los homosexuales, las familias desestructuradas, el acoso escolar, el sueño americano que no llega a la mayoría, los estragos de la droga, el amor y, cómo no, la soledad aún cuando se esté rodeado de gente. Hay cierta nostalgia en la novela sobre el mundo de la infancia y de ,la adolescencia, antes de que la realidad de los adultos aplaste cualquier sueño.
Utilización amplia de los registros del lenguaje, desde los más técnicos hasta la poesía o partes realmente líricas, pasando por el argot de los barrios de Connecticut. Conversaciones llenas de silencio con su madre Hong (que, en realidad, nunca podrá entender la carta que Little Dog le escribe) y su abuela Lan que apenas dominan el inglés.
Al cabo, cuando llegamos a la última página, hemos leído una serie de recuerdos deslavazados pero que, juntos, conforman un mosaico certero de toda la sociedad.
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