Arie Shaus, Yana Gerber, Shira Faigenbaum-Golovin, Barak Sober, Eli Piasetzky e Israel Finkelstein, de la Universidad de Tel Aviv, han publicado un artículo en el que se compara la habilidad de algoritmos automáticos de reconocimiento de caligrafía - y, por tanto, del escritor- con la opinión de expertos humanos.
En concreto, el trabajo analiza textos en hebreo escritos en ostracas que datan de alrededor del 600 antes de Cristo, halladas por los arqueólogos en Arad, en el desierto de Néguev, al este de Israel. Se trata de notas administrativas escritas en un campamento militar de 20 o 30 soldados, lo que, además de la análisis digital del texto, permite deducir que el alfabetismo no se limitaba a los escribas, como se suponía hasta ahora, sino que se daba en amplias capas de la población. De lo escrito se deduce que el comandante del puesto miliar era un tal Malkiyahu.
Los sistemas de reconocimiento digital de caligrafía se basan, por lo general, en alimentar una red neuronal con las imágenes tomadas por una cámara especializada. Para signos que difieren suficientemente, los resultados son buenos y estos algoritmos pueden distinguir un escribano de otro.
Sin embargo, ahora, tras el análisis comparativo, se observa que no son capaces de evaluar pequeñas diferencias que un humano sí es capaz. Así, el resultado del cálculo automático da que las ostracas fueron escritas por un grupo de 4 a 7 personas mientras que los expertos humanos han detectado que, al menos, hubo 12 individuos involucrados. Sea cual sea el caso, y teniendo en cuenta el escaso número del destacamento, puede afirmarse que entre el 10% y el 50% de aquellos rudos soldados de frontera sabían escribir.
El artículo completo ha sido publicado en la revista Plos one y puede leerse en este enlace. Particularmente interesante resulta leer los fundamentos técnicos y las parametrizaciones de los algoritmos digitales utilizados.
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