8/3/21

El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes



El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes, (Impedimenta, 2019), de la moldava Tatiana Ţîbuleac, es una novela de vidas desgarradas, más allá de los límites que en la realidad existen, cruel y exacerbada pero, aun así, escrita con un estilo lírico y metafórico, a veces poético. 

La historia nos narra el odio de Aleksy contra su madre y, en realidad, contra todo lo que le rodea. Un hombre inestable psiquiátricamente, al que en su vida le ocurren todas las calamidades posibles (locura,  padre violento y huido, madre odiada, hermana muerta, frustración sexual, enfermedad, accidentes, invalidez) pero que logra hacerse famoso como pintor. Cuando pierde la creatividad, su psiquiatra le recomienda revivir su vida y el profundo resquemor acumulado. Rememorando el verano que pasó en Francia con su madre antes de que esta muriera, por fin logra, si no reconciliarse con su pasado y con la mujer que le diera la vida, al menos comprender y aceptar, convivir con el recuerdo de esos “ojos verdes” que redimían todo lo nocivo que ella pudiera tener. 

Narrada con capítulos extremadamente breves, a veces de sólo un párrafo, destaca por un estilo que combina narrativa y poesía; creación de metáforas audaces e imaginativas, profundas, que resumen detalles vitales; buen ritmo; páginas llenas de sensaciones y sinestesias, de lirismo y simbolismo; de originalidad a raudales. 

Una novela que desde la primera frase anuncia que se coloca en el extremo del comportamiento humano (“Aquella mañana en que la odiaba más que nunca, mi madre cumplió treinta y nueve años. Era bajita y gorda, tonta y fea. Era la madre más inútil que haya existido jamás” ) y quizá sea este su mayor problema. Aun no siendo sentimentaloide, la autora nos presenta una situación tan extravagante, tan alejada de la realidad, tan exagerada, que la historia se torna ajena. Bellamente escrita, pero ajena. Es la historia de un chiflado. La tensión en las relaciones materno-filiales podría haber dado más si el personaje central no hubiera sido tan excéntrico en su piscología y en todo lo que sucede a su alrededor. La gran calidad literaria en el cómo se cuenta queda minorada por lo extravagante de lo contado. 





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