Tónicamente inestable en español, ya que puede decirse bustrófedon, bustrofedon o bustofredón, esta palabra designa una manera de escribir que minimiza el movimiento de los ojos. Así, cada renglón se escribe en orden inverso (derecha-izquierda e izquierda-derecha, alternados) y con las letras en espejo para que los ojos puedan leer sin detenerse y retroceder al inicio de la línea, tanto al ir como al volver. Popularmente, ha recibido en ocasiones la denominación de texto en forma de serpiente.
Inventado en la antigua Grecia, este sistema es dificultoso para los lectores actuales, tan acostumbrados estamos a saltar de línea y regresar a la izquierda (o la derecha, en algunas lenguas; o arriba en otras) a la finalización de cada línea.
Usado en Gracia, en el etrusco y en algunas lenguas semíticas, dejó de utilizarse una vez que se popularizaron los libros y, mucho más, la imprenta.
Sin embargo, el concepto tuvo su aplicación moderna en las impresoras matriciales rápidas en las que el cabezal escribía al ir y al volver, haciendo simétricas las letras necesarias, a fin de ganar tiempo por eliminación de los retornos de carro propios de las máquinas de escribir manuales.
También, en 1909, el americano Scott H. Perky patentó una fuente que permitía leer en ambos sentidos:
Esta fuente de Perky, sin duda, podría fácilmente digitalizarse para su uso en ordenadores, quizá para publicidad o para hacer más enigmáticos algunos relatos.
Scott Perky era hijo del célebre inventor en el sector de la agricultura, Henry Perky, famoso sobre todo por la invención del trigo triturado con el que se hacen los cereales del desayuno. Su inventiva quedó reflejada en una multitud de patentes. Su hijo Scott no quiso ser menos pero, menos ducho en el la ingeniería y la biología, se decantó por los bustrófedones.
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