Crear historias interesantes, bien narradas y que dejen huella no es tarea fácil, ni siquiera para un cerebro humano.
Hay que decir, primeramente, que no es lo mismo imaginar un relato, una novela, que escribir una nota de prensa en la que la imaginación creativa no tiene por qué estar presente y/o ser el elemento fundamental.
Sin embargo, actualmente, ha aparecido la falsa moda de que escribir una gran obra literaria es algo que ya está al alcance de los algoritmos, y más en concreto al alcance de la IA generativa del tipo ChatGPT o Bard, esas redes neuronales capaces de crear texto razonablemente correcto y dentro de un contexto.
Nada más lejos de la realidad. Al cabo, lo que esas redes neuronales hacen es un copiar-pegar de frases ya existentes. Tomar miles de párrafos o frases de grandes obras y mezclarlos no hace que el resultado sea bueno. Entiéndase que ese "copiar-pegar" no es tan sencillo como lo que usamos cada día en un ordenador, pero en el fondo es lo mismo, es un copiar y pegar atendiendo a ciertas reglas empíricas que se generan al entrenar la rede neuronal a gran escala.
En cualquier caso, sin entrar ahora en la técnica que subyace bajo los LLM, las redes neuronales y los transformers, el resultado es el mismo: narraciones insulsas que aunque tengan una gramática correcta aburren hasta a un caracol. No sabemos cuál será el futuro de los LLMs pero, hoy por hoy, no son literarios en absoluto.
Muchos falsos escritores se dedican a pedir a ChatGPT que escriba novelas y relatos a los que luego ponen su nombre al final. Claro está, el ritmo de creación puede ser enorme porque, simplemente, no existe tal creación literaria.
Tal es la situación que Amazon publicó a finales de septiembre una nueva política editorial que prohíbe que un autor publique más de tres obras DIARIAS en su plataforma de Kindle.
¿Se imagina alguien que un escritor pueda crear tres buenas novelas por día?
Lo frustrante del caso es que, aparte de la estupidez y el ego de esos falsos escritores, parece que puede existir negocio y que hay que gente que compra o compraría esas obras. Comprar basura no parece un avance de la cultura.
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