Leí el poema en un suplemento literario de un períódico que me dieron en un avión. Normalmente, uno hace el sodoku y hojea sin prestar atención cuatro o cinco páginas hasta quedarse adormilado para, al aterrizar, abandonar el diario en el bolsín del asiento delantero. Pero, quizá porque aún tenía un duelo cercano, aquella columna llamó mi atención y el poema- la muerte tan presente en él- que ilustraba la crítica del libro se me quedó grabado. De un poeta muerto muchos años atrás, ninguna novedad, ningún afán de vender volúmenes, quién sabe por qué el crítico había escrito aquella reseña. Versos hondos, de recuerdo del ser querido que marcha sin que la ida parezca definitiva por mucho tiempo que transcurra. Un poema que se engarzó en mí alma casi al instante. Tanto que, unos días despúes, te comenté la anécdota y aún pude recitarte alguna estrofa. No dijiste nada, aparte de coincidir conmigo en que era profundamente conmovedor.
Pasaron los meses y yo olvidé todo aquello. Pero un día, un día cualquiera en que no celebrámos ningún aniversario ni acontecimiento especial, llegaste a la comida con esa sonrisa que yo tan bien conocía y que significaba que querías decirme algo, que llegabas con ganas de contarme cosas. Abriste el bolso y sacaste el paquete envuelto en papel de regalo. "Ábrelo, anda”, dijiste. No imaginaba qué era. Desgarré el papel de colores y descubrí el poemario completo. Te había costado muchísimo hallarlo. Estaba descatalogado. Recorriste librerías y finalmente, gracias a un amigo, habías localizado un ejemplar perdido en una estantería recóndita. Nunca supe con exactitud cuántas horas dedicaste a encontrarlo sólo porque sabías que me había encantado. Lo habías hecho en secreto, con la ilusión de ilusionarme, con el afecto infinito con que siempre me regalabas.
Hoy lo guardo como una reliquia de valor religioso. Nunca lo imaginaste. Menos aún yo. Pero ese libro que tocaron tus manos, esas páginas que voltearon tus dedos, esos versos que leimos juntos han resultado escritos para ti y para mí. Horréndamente presentes en nuestros destinos.
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