11/7/08

Verso digital


La técnica digital y la programación permiten algunas aportaciones diferenciadoras en el ámbito de la poesía. Sin embargo, debemos insistir en la palabra técnica ya que cualquiera que esta sea nunca podrá aportar la inspiración y la emoción que la poesía requiere y que, hoy por hoy, está sólo en la mente humana. No olvidemos que todos los ordenadores son repetidores de instrucciones. La serie de órdenes podrá ser más o menos compleja, más o menos larga y más o menos sofisticada pero el microprocesador se limita exclusivamente a repetir dicha serie. No existe aún un software creativo por sí mismo. Ni siquiera se sabe si la creatividad, el alma poética, es un proceso que puede simularse por un programa. Si lo es, estamos aún muy lejos de poder conseguir dicho programa. No se ha conseguido desarrollar un software capaz de escribir poesía automática que emocione a un número significativo de lectores. Ciertamente, pueden lograrse sistemas que generen miles de metáforas pero está lejos el día en que se generen metáforas que digan algo, que lleguen a lo más íntimo ya que, excepto casualidades, en general se trata de simbologías alocadas.

¿Puede, en este contexto, aportar algo la literatura digital a la poesía?

Estas son sólo algunas posibilidades:

a) Integración de otros sentidos sensoriales en el verso. Es bastante evidente que, aún siendo un poema - sobre todo - una sucesión de palabras, los otros sentidos pueden ayudar, y ayudan, a evocar estados de consciencia que refuercen la idea escrita. El creador puede, entonces, combinar sonidos, aromas (mediante hardware adecuado que libere perfumes en momentos determinados), imágenes, etc. con el texto propiamente dicho. Sin duda, si no hay chispa divina en el verso y en sus apoyos sensoriales, la poesía será fallida. Pero asumiendo que el artista lo es de verdad, estas ayudas pueden ser muy interesantes.


b) Generación de semillas de versos. Alimentado con suficiente corpus el ordenador puede sugerir al poeta ideas o expresiones que luego él puede desarrollar. Es por esto que se llaman semillas. El ordenador no genera el poema pero puede disparar la imaginación del ser humano para desarrollar versos que, siendo originalmente poco inspirados, acabe convirtiéndose en obra maestra.


c) Control de la lectura. El ordenador sí puede obligar a leer el verso, o a descubrirlo, en un determinado orden o de una determinada manera. Si un libro convencional permite al lector abordar el poema a su libre albedrío (por detrás, por el final, saltándose versos, a un ritmo u otro), la computadora puede forzar un determinado esquema o pattern de lectura. Un esquema que puede reforzar ciertas partes, que puede obligar a detenerse en una idea determinada, etc.


d) Generación de caligramas. Dado que ya existen unos versos de calidad suficiente, sí es sencillo para un programa informático convertirlo en caligrama de alta calidad. Incluso, la generación de caligramas 3D que de otro modo serían muy complicados de construir.

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