La princesa de hielo (Maeva, 2007), de la escritora sueca Camila Lackbërg es una novela negra en la que una escritora y su novio policía deben investigar un asesinato (que parece un suicidio) de una chica a la antigua usanza, es decir, preguntando, interrogando y atando cabos. Nada que ver con los investigadores repletos de medios científicos y técnicos que alumbran pistas completas de un pelo hallado en el lugar de los hechos.
Lackbërg aprovecha la trama para describir la vida sueca actual, la vida de sus pequeñas ciudades y las relaciones interpersonales. En ocasiones, no obstante, parece que la autora quisiera meter demasiado en poco terreno ya que en un escenario tan pequeño como el pueblito de Fjällbacka hay asesinatos, violencia de género y pederastas. Probablemente, algunas de las tramas secundarias sobrarían.
Lackbërg aprovecha la trama para describir la vida sueca actual, la vida de sus pequeñas ciudades y las relaciones interpersonales. En ocasiones, no obstante, parece que la autora quisiera meter demasiado en poco terreno ya que en un escenario tan pequeño como el pueblito de Fjällbacka hay asesinatos, violencia de género y pederastas. Probablemente, algunas de las tramas secundarias sobrarían.
La autora profundiza notablemente en la piscología de los personajes lo que, unido al detallismo que en ocasiones presenta y al desarrollo pausado del argumento, hace que se vuelva algo lenta en algunos capítulos pero nunca pierde el interés. En cualquier caso, no es una mera obra de entretenimiento y tiene valores literarios indiscutibles. En algunos tramos es de una sensibilidad y lirimos notables. El final puede intuirse pero está bien planteado y el enigma se mantiene hasta casi el final.
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