Las noticias sobre el supuesto imparable auge de los medios de lectura digitales nos rodean. Da la impresión de que aquellos que defienden los libros convencionales, en papel, sólo son trasnochados carcas que viven en el pasado y que tienen un patológico miedo al futuro. Futuro que, según los defensores de todo aquello que suene a nuevo, acabará imponiéndose.
Yo no creo estar ni en uno ni en otro lado. Profesionalmente y sentimentalmente (ya que espero que algún día mis relatos digitales lleguen a tener aceptación), me inclino por creer que los dispositivos digitales se impondrán pero también opino que no serán los que conocemos hoy en día y que estos adolecen de enormes desventajas. No es sólo que la técnica esté aún hoy en mantillas sino que su encaje en nuestra “humanidad”, en nuestra forma de pensar, no es el correcto. Desde el punto de vista tecnológico, es evidente que los medios actuales no son lo que debe ser. De igual modo que un ordenador personal de los años 80 nos parecía una maravilla con sus 64K de memoria y su cinta de casette para grabar cuatro datos, hoy a algunos puede parecerles extraordinario un artilugio como el e-book. Los que criticaban la pobre tecnología de los ordenadores de los 80 eran tildados de caníbales del progreso pero, en definitiva, fue gracias a ellos que se progresó y se desarrollaron mucho mejores ordenadores. Fue gracias a ellos que comprendimos que aquellos PCs eran muy malos. Igualmente, criticar los actuales e-books no implica estar en contra de su desarrollo sino, precisamente, a favor. Sólo analizando sus debilidades será posible corregirlas. El defender el altius, citius, fortius tecnológico no significa estar en contra de la técnica sino buscar su perfeccionamiento. Y, sinceramente, pienso que en ello están los ingenieros aunque el marketing de las empresas pretenda hacernos creer que lo aparatos actuales puestos a la venta son ya una maravilla. No lo son.
Pero si las desventajas técnicas se resolverán tarde o temprano, no está tan claro que lo hagan las cognitivas. Un estudio llevado a cabo el pasado año , titulado Digital fiction reading: Haptics and immersion, en el Journal of Research in Reading, ISSN 0141-0423, Volume 31, Issue 4, 2008” (http://www.wiley.com/bw/journal.asp?ref=0141-0423 ) [que es recogido asimismo en Why don't we read so well on a screen? (http://lesesenteret.uis.no/frontpage/news/article12534-3357.html) por el Centro Nacional para la Educación y la Investigación de la Lectura de Noruega (http://lesesenteret.uis.no/)], parece demostrar que el formato digital y , sobre todo, el leer en un monitor - cualquiera que este sea - influyen de forma decisiva en la manera de comprender una obra literaria hasta el punto de disminuir la atención cognitiva que sí se consigue con los libros. Según Anne Mengen, autora del estudio, el cerebro humano mejora en su rendimiento cognitivo cuando el texto está íntimamente ligado al soporte físico que lo contiene; cuando se aúnan varios sentidos (olor, tacto,..) en la lectura. La lectura es una función cerebral multisensorial, no sólo visual (percepción héptica) . Mengen defiende que lo que hacen las manos, los dedos, es también importante en la comprensión lectora. Leer y comprender un texto es una actividad global de los sentidos. Estos elementos se pierden en una pantalla. De acuerdo a Mengen, el soporte digital actual favorece la lectura disgregada, breve, sin atención. Así se explica, por ejemplo, el éxito de los diarios digitales (en los que el lector, fundamentalmente, salta de una noticia a otra sin detenerse mucho en ella y donde el lenguaje es sencillo y directo) y de los mensajes breves (brevísimos, diría yo) que imperan en blogs y redes sociales. También puede favorecer el hipertexto siempre que este esté compuesto de fragmentos breves e inconexos.
Sin embargo, cuando una obra es literaria su lenguaje se complica (en el buen sentido de la palabra), se enriquece, necesita una atención profunda del cerebro. Cuando la historia requiere ligar el texto, entender y seguir su trama, percibir lo que dice entre líneas sin decirlo, su sentido metafórico, es entonces cuando el papel se muestra muy superior. No es algo nuevo. En el International Journal of Human-Computer Studies (http://www.biolc.com/wps/find/journaldescription.cws_home/622846/description ) de Thierry Morineau y Caroline Blanche ya se desarrollan experimentos en los que se demuestra que el resultado cognitivo, el grado de comprensión de los lectores, es superior leyendo sobre papel.
Yo no creo estar ni en uno ni en otro lado. Profesionalmente y sentimentalmente (ya que espero que algún día mis relatos digitales lleguen a tener aceptación), me inclino por creer que los dispositivos digitales se impondrán pero también opino que no serán los que conocemos hoy en día y que estos adolecen de enormes desventajas. No es sólo que la técnica esté aún hoy en mantillas sino que su encaje en nuestra “humanidad”, en nuestra forma de pensar, no es el correcto. Desde el punto de vista tecnológico, es evidente que los medios actuales no son lo que debe ser. De igual modo que un ordenador personal de los años 80 nos parecía una maravilla con sus 64K de memoria y su cinta de casette para grabar cuatro datos, hoy a algunos puede parecerles extraordinario un artilugio como el e-book. Los que criticaban la pobre tecnología de los ordenadores de los 80 eran tildados de caníbales del progreso pero, en definitiva, fue gracias a ellos que se progresó y se desarrollaron mucho mejores ordenadores. Fue gracias a ellos que comprendimos que aquellos PCs eran muy malos. Igualmente, criticar los actuales e-books no implica estar en contra de su desarrollo sino, precisamente, a favor. Sólo analizando sus debilidades será posible corregirlas. El defender el altius, citius, fortius tecnológico no significa estar en contra de la técnica sino buscar su perfeccionamiento. Y, sinceramente, pienso que en ello están los ingenieros aunque el marketing de las empresas pretenda hacernos creer que lo aparatos actuales puestos a la venta son ya una maravilla. No lo son.
Pero si las desventajas técnicas se resolverán tarde o temprano, no está tan claro que lo hagan las cognitivas. Un estudio llevado a cabo el pasado año , titulado Digital fiction reading: Haptics and immersion, en el Journal of Research in Reading, ISSN 0141-0423, Volume 31, Issue 4, 2008” (http://www.wiley.com/bw/journal.asp?ref=0141-0423 ) [que es recogido asimismo en Why don't we read so well on a screen? (http://lesesenteret.uis.no/frontpage/news/article12534-3357.html) por el Centro Nacional para la Educación y la Investigación de la Lectura de Noruega (http://lesesenteret.uis.no/)], parece demostrar que el formato digital y , sobre todo, el leer en un monitor - cualquiera que este sea - influyen de forma decisiva en la manera de comprender una obra literaria hasta el punto de disminuir la atención cognitiva que sí se consigue con los libros. Según Anne Mengen, autora del estudio, el cerebro humano mejora en su rendimiento cognitivo cuando el texto está íntimamente ligado al soporte físico que lo contiene; cuando se aúnan varios sentidos (olor, tacto,..) en la lectura. La lectura es una función cerebral multisensorial, no sólo visual (percepción héptica) . Mengen defiende que lo que hacen las manos, los dedos, es también importante en la comprensión lectora. Leer y comprender un texto es una actividad global de los sentidos. Estos elementos se pierden en una pantalla. De acuerdo a Mengen, el soporte digital actual favorece la lectura disgregada, breve, sin atención. Así se explica, por ejemplo, el éxito de los diarios digitales (en los que el lector, fundamentalmente, salta de una noticia a otra sin detenerse mucho en ella y donde el lenguaje es sencillo y directo) y de los mensajes breves (brevísimos, diría yo) que imperan en blogs y redes sociales. También puede favorecer el hipertexto siempre que este esté compuesto de fragmentos breves e inconexos.
Sin embargo, cuando una obra es literaria su lenguaje se complica (en el buen sentido de la palabra), se enriquece, necesita una atención profunda del cerebro. Cuando la historia requiere ligar el texto, entender y seguir su trama, percibir lo que dice entre líneas sin decirlo, su sentido metafórico, es entonces cuando el papel se muestra muy superior. No es algo nuevo. En el International Journal of Human-Computer Studies (http://www.biolc.com/wps/find/journaldescription.cws_home/622846/description ) de Thierry Morineau y Caroline Blanche ya se desarrollan experimentos en los que se demuestra que el resultado cognitivo, el grado de comprensión de los lectores, es superior leyendo sobre papel.
Se afirma:
Clicking and scrolling interrupt our attentional focus. Turning and touching the pages instead of clicking on the screen influence our ability for experience and attention. The physical manipulations we have to do with a computer, not related to the reading itself, disturb our mental appreciation, says associate professor Anne Mangen at the Center for Reading Research at the University of Stavanger in Norway. She has investigated the pros and cons of new reading devices.
¿Por qué? No está claro y requeriría un conocimiento de nuestro cerebro superior al existente. Pero negar que el hecho existe, no ayudará. Al contrario, asumirlo significará que desarrollaremos una mejor tecnología para que el instrumento digital sea realmente una técnica consolidada en el futuro.
E igualmente importante es analizar si los dispositivos de lectura digitales tendrán una influencia perniciosa en la enseñanza y en la formación de las nuevas generaciones. ¿Serán los nacidos digitales unos iletrados? ¿Dejarán las nuevas generaciones “digital-born” de amar la literatura? Es pronto para decirlo pero que, desde un punto de vista científico, es preciso sobre todo abordar la técnica con neutralidad, sin idealizarla. Mengen señala que Con todo, entre muchos investigadores hay una tendencia a quedar fascinados de forma acrítica con las innovaciones tecnológicas que dejan en el aire cuestiones sobre si pueden tener consecuencias negativas para la enseñanza a corto plazo y, lo que es más importante, a largo plazo.
Clicking and scrolling interrupt our attentional focus. Turning and touching the pages instead of clicking on the screen influence our ability for experience and attention. The physical manipulations we have to do with a computer, not related to the reading itself, disturb our mental appreciation, says associate professor Anne Mangen at the Center for Reading Research at the University of Stavanger in Norway. She has investigated the pros and cons of new reading devices.
¿Por qué? No está claro y requeriría un conocimiento de nuestro cerebro superior al existente. Pero negar que el hecho existe, no ayudará. Al contrario, asumirlo significará que desarrollaremos una mejor tecnología para que el instrumento digital sea realmente una técnica consolidada en el futuro.
E igualmente importante es analizar si los dispositivos de lectura digitales tendrán una influencia perniciosa en la enseñanza y en la formación de las nuevas generaciones. ¿Serán los nacidos digitales unos iletrados? ¿Dejarán las nuevas generaciones “digital-born” de amar la literatura? Es pronto para decirlo pero que, desde un punto de vista científico, es preciso sobre todo abordar la técnica con neutralidad, sin idealizarla. Mengen señala que Con todo, entre muchos investigadores hay una tendencia a quedar fascinados de forma acrítica con las innovaciones tecnológicas que dejan en el aire cuestiones sobre si pueden tener consecuencias negativas para la enseñanza a corto plazo y, lo que es más importante, a largo plazo.
Yo creo que los e-books se impondrán. La ciencia es imparable y el papel desaparecerá.
ResponderEliminarLos e-books no son ciencia como un lápiz tampoco es literatura.
ResponderEliminarTú no argumentas, sentencias.
Me encantaría que fracasaran sólo para enseñarte algo de modestia, pero eso es algo que la gente decidirá, no tú, anónimo 1.
El artículo es PERFECTO. Y el blog buenísimo.
FELICIDADES.
gracias por el elogio. Un saludo
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