Los gritos del pasado (Maeva, 2008), de Camila Läckberg es la continuación de las aventuras del policía Patrik y - su antes novia en el primer libro, ahora esposa- Erica. Si en el primer libro (La princesa de hielo) el protagonismo era mayor para el personaje femenino, en esta novela bascula hacia el detective.
Se trata de una novela negra bien trenzada, en la que- al igual que en la obra anterior de la saga- la investigación avanza a la vieja usanza, con trabajo, preguntas, hilando cabos, pero siempre en un contexto sencillo y realista, lejos de por ejemplo los poderes casi sobrehumanos de la Salander de la trilogía Millenium que, por cierto, debe bastante a Läckberg. Esta escritora no abusa de la acción que siempre se dosifica poco a poco pero, sin embargo, nos atrapa en la intriga y el suspense de la investigación induciéndonos a continuar leyendo para saber qué ocurrirá. Hay pasajes intimistas y reflexivos, muy bien escritos, que son un contrapunto perfecto al mundo exterior de crímenes y maldad.
Läckberg acierta al combinar los problemas de la vida familiar y cotidiana con el frenesí de la investigación policial y el misterio de los crímenes. Asimismo, vuelve a describir las clases sociales de la Suecia moderna.
Sin embargo, en esta entrega hay subtramas que sobran y que parecen metidas con calzador sólo para ocupar páginas, especialmente todas las que se refieren a las visitas de amigos y familiares que no sólo no aportan nada sino que son realmente absurdas. Asimismo, el final desentona un poco con el buen nivel del resto de la novela porque recurrir a un asesino chiflado no es de lo más original y resulta un tanto decepcionante como resolución del caso máxime cuando la trama parecía indicar que existía algún misterio escondido de mayor calado.
Eso sí, no veraneen en Fjällbacka (pueblo que existe de verdad) porque para lo pequeñito que es debe concentrar el mayor número de malvados de toda Europa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario