Con el agua al cuello, (Tusquests, 2011), de Petros Márkaris es una novela a medio camino entre la historia policíaca y la crónica social. De hecho, la investigación de los sucesivos asesinatos de personas relacionadas con la banca sirve para que Márkaris intercale una vívida descripción de la vida de la Atenas de hoy, sumida en la crisis, cercada por las medidas de austeridad y por la vigilancia de la Troika. Desde este punto de vista, es una obra de plena actualidad.
En su vertiente de novela negra es la séptima entrega de las aventuras del comisario Kostas Jaritos, el personaje creado por el escritor griego. Hay poca violencia explícita, no hay policías alcoholizados ni mujeres fatales, no hay sordidez. Nada de conspiraciones complejas del alto poder. Todo es más natural, más como el mundo es en realidad. Venganza, envidia, interés, lo de siempre. Banal, incluso, como lo es la investigación y la resolución del caso.
Se trata de una narración de ritmo rápido que, a pesar de algunas descripciones tediosas sobre el caos circulatorio de Atenas, se lee de un tirón, con un lenguaje sencillo, a veces coloquial, pero correcto y adecuado a la atmósfera que se describe. No faltan las intrigas de los políticos para aparentar y la crítica social al pasado y presente del país. Hay referencias a España que dan a entender que los griegos nos consideran estar cerca de su situación, casi en el mismo barco.
Márkanis reflexiona sobre cómo se ven y sufren las restricciones en la calle, utilizando para ello diálogos y anécdotas. A ratos crónica periodística, a ratos novela negra, su mérito reside, sobre todo, en describir las preocupaciones del griego de a pié ante la situación económica, sin que resulte aburrido. Una novela, en cualquier caso, ligera.
