La vuelta al mundo del rey Zibeline, (Armaenia, 2018), de Jean Christophe Rufin, es una novela de aventuras, al estilo más clásico, que dramatiza una historia real ya que recrea libremente las peripecias de August Benyovszky, aristócrata polaco nacido en el siglo XVIII que fue deportado por los rusos a la lejana península de Kamchatka, de donde se fugó recorriendo medio mundo hasta ser coronado rey en Madagascar donde, finalmente, fue asesinado por los franceses que tenían intereses comerciales en la isla.
La estructura de la novela está conformada a base de capítulos cortos en forma de relato en los que Benyovszky y su esposa Aphanasie van contando a un anciano Benjamin Franklin sus viajes y aventuras a la vez que describen su romántico amor, no exento de melodrama. Dejando al americano cada día con la necesidad de saber más, como si de los Cuentos de las mil y una noches se tratara.
Una novela sin grandes pretensiones que utiliza todos los tópicos del género: barcos de vela, piratas, villanos muy villanos, selvas a explorar, paisajes agrestes y lejanos, peripecias que requieren esfuerzos titánicos, traiciones, amores, intrigas y todo lo que tres siglos de historias de aventura han venido acumulando en el acervo literario.
Rufin, miembro de la Academia Francesa, no pretende ser riguroso e historicista. Al contrario, imprime un ritmo de película de acción que hace que el lector se sumerja rápidamente en la aventura y disfrute de ella como un chiquillo. El autor se inspira también en otras obras de arte que le sirven para describir ambientes. Así, por ejemplo, cuando Aphanasie comienza a asistir a las reuniones parisinas, es más que evidente la influencia del cuadro Lecture de la tragédie de l’orphelin de la Chine de Voltaire dans le salon de madame Geoffrin del pintor Lemonnier.
Prosa sencilla, eficaz para el objeto de entretener y hacer imaginar, de dejarse llevar por la aventura más "juliovernesca".
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