Los novios búlgaros (Tusquests, 1995) de Eduardo Mendicutti es una novela llena de ironía que combina una reflexión sobre la inmigración clandestina, la prostitución masculina y el submundo en que se mueven muchos inmigrantes. En ocasiones tierna, a veces absurda, su prosa es imaginativa y amena. Siempre con una escritura que no cae jamás en nada escabroso y que cuestiona con inteligencia el concepto de moral.
La historia en sí misma es un tanto estereotipada con esos caracteres de chapero heterosexual que se aprovecha hasta la impiedad y el del hombre entrado en años ingenuo y dispuesto a hacer cualquier cosa por su deseo.
La historia en sí misma es un tanto estereotipada con esos caracteres de chapero heterosexual que se aprovecha hasta la impiedad y el del hombre entrado en años ingenuo y dispuesto a hacer cualquier cosa por su deseo.
El inicio del libro está muy logrado y es realmente divertido. Luego, la trama se va repitiendo y uno se cansa del búlgaro tan poco humano y desaprensivo, y del maduro tan buenazo y ciego ante la realidad que, incluso, acepta, compartir su deseado con la novia de este y le ofrece cualquier capricho.
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