La claridad y facilidad de lectura de un texto depende de
varios factores siendo el tipo de fuente uno de los más importantes. El tipo y
tamaño de letra que mejor se adaptan a cada soporte no son siempre los mismos. No
es lo mismo leer en papel que en pantalla. Cuando preparamos un texto para
publicarlo (o auto publicarlo) para ser leído en formato digital, siempre es
dudoso qué fuente elegir para que la legibilidad sea máxima, algo nada baladí
cuando encima tenemos diversos formatos (Mobi, ePub, PDF) que no siempre se
comportan de igual manera. Asimismo, el espaciado entre letras resulta también
importante.
Fuentes tipográficas
Se entiende por fuente tipográfica un grupo completo de
caracteres, números y signos, que comparten características comunes que
diferencian y personalizan al grupo. Por ejemplo, en la siguiente imagen se ve
un grupo de fuentes de las miles que existen:
Las fuentes tipográficas pueden tener un subconjunto de
variaciones que forman una familia tipográfica. Estas variaciones pueden ser
matices en cuanto a grosor, anchura, altura, etc. pero mantienen los rasgos
fundamentales invariables. Hay que notar que los rasgos que definen una fuente
tienden a magnificarse cuando se leen en pantalla (mucho más todavía si
ampliamos la letra) de modo que hay que tener en cuenta que detalles de la
letra que en papel pueden resultar elegantes o que ayudan a leer mejor, pueden
convertirse en un estorbo al leer digitalmente.
Tradicionalmente, las fuentes se dividen en las siguientes
categorías: Serif, Sans Serif, Manuscritas y Decorativas:
Las fuentes Serif se distinguen porque los trazos de las letras
se rematan con un adorno.
Adorno que es más que algo estético porque sirve
también para marcar una línea horizontal de seguimiento de lectura ya que los
patines inferiores facilitan el que el ojo- sobre papel- siga con más sencillez
la línea. En las fuentes Serif las letras con formas redondeadas (o, p, b, d,…)
tienden a ser un poco más grandes para que su tamaño quede
equilibrado con el resto. Son apropiadas para la lectura de textos con
párrafos largos. Como ejemplos de fuentes serif podemos citar: Bodoni MT, Book
Antiqua, Bookman Old Style, Courier, Courier New, Garamond, Georgia, Lucida
Bright, MS Serif, Times o Times New Roman:
Las Fuentes Sans Serif, por el contrario, tienen trazos
rectos, sin esos adornos finales. Se las conoce también como “de palo seco”.
Son apropiadas para letras grandes, para textos cortos o para soportes algo
borrosos (como las pantallas). Algunas fuentes "Sans" son las Arial,
Chicago, Tahoma, Helvética, Verdana y Univers.
Las fuentes manuscritas, como su nombre indica, tienden a
imitar la caligrafía escrita más barroca. Son fuentes que, al igual que en una
escritura manual, presentan una legibilidad menor y que, por ello, se usan
menos tanto en textos impresos como en digitales.
Como se ha citado, cada fuente puede contener una familia de variaciones. Así, para la fuente Calibri:
Qué fuente
se adapta mejor a una pantalla digital?
No hay una respuesta definitiva porque el soporte digital
puede ser muy variado. No es lo mismo el pequeño monitor de un teléfono que un
gran cartel luminoso de un aeropuerto. En este último, una fuente decorativa
puede tener mucho sentido. Nos centraremos en los dispositivos más normales
para leer libros, es decir tabletas y ordenadores. La característica
fundamental que debe ofrecer la fuente elegida es que facilite la lectura, que
sea legible y que no canse al lector. Con esta premisa, las fuentes manuscritas
quedan descartadas ya desde el inicio excepto que se reserven para títulos o
pequeños párrafos que es preciso destacar.
Aunque hay factores ajenos a la fuente que también afectan
significativamente a la legibilidad (interlineado, color, claridad del soporte,
interletraje, espaciados, sangrías, pies y cabeceras de página, etc.) la fuente
es el primer factor a considerar.
Tradicionalmente, para libros impresos extensos (novelas,
periódicos, revistas) se ha elegido una tipografía Serif ya que, como se ha
citado, facilita la lectura al ayudar al ojo a seguir una línea horizontal. La
impresión en papel tiene una definición más alta que la de una pantalla por lo
que estos remates quedan nítidos y definidos, perfectos para verse. Sin embargo, en una pantalla las cosas cambian
notablemente. Al tener menor definición (entiéndase que esta puede ser tan baja
cono 70 dpi), presentar flickrr debido al refresco de pantalla
y ser una visualización digital (píxeles) y no analógica, estos detalles quedan
primero desdibujados y si se amplían (zoom) realmente deformados. Pasamos así
de que unos elementos que aportaban legibilidad en papel se convierten en
perniciosos a la hora de leer en el soporte digital. Claro está que en el
futuro, con pantallas mucho mejores, esto puede cambiar.
Hoy por hoy, sin embargo, elegir una fuente Serif supone
asumir que, en bastantes dispositivos, el texto tendrá dificultades de lectura.
Puede ocurrir que sea leído en una estupenda pantalla con resolución retina en cuyo caso se leerá
estupendamente pero nunca hay que olvidar que ese mismo fichero puede ser
descargado en un pequeño Smartphone. Hasta que no se avance en la estandarización de dispositivos, la prudencia debe prevalecer.
Las fuentes más usadas en impresión en papel son
Baskerville, Bodoni, Bodoni, Century Old Style, Garamond y Times New Roman. En
pantalla, por el contrario, son Arial, Calibri, Helvética, Lucida Sans, Trebuchet
o Verdana. Existe un problema adicional
y es que las fuentes elegidas sólo se verán en el dispositivo de lectura si
este las incorpora. Es decir, no sirve de nada elegir una fuente perfecta pero
inusual porque al llegar el fichero al dispositivo receptor, este no podrá
mostrar esa fuente y presentará el texto con una de su biblioteca. Las
anteriormente citadas son de uso común y cabe pensar que todos los equipos
disponen de ellas.
En lo que respecta al tamaño, mientras que en un libro
impreso suele estar entre 12 y 13, en la pantalla dependerá del tamaño de esta
y de la ampliación elegida por el lector por lo que el concepto pierde su
sentido. Importa más el que haya una variación de tamaños para resaltar los títulos
o los encabezados o, simplemente, frases importantes. Esto, en la web, se
realiza con los tags H1, H2, etc y en un e-book debe hacerse
incrementando ligeramente el tamaño base de esas frases.