24/4/24

Ampliación de la Hemeroteca Nacional

 


La Biblioteca Nacional de España ha aumentado el fondo documental de su Hemeroteca Nacional con más de cien publicaciones seriadas de lo siglos XIX y XX. Se trata, sobre todo, de periódicos aunque también se incluyen revistas y publicaciones administrativas periódicas.

Así, entre los periódicos encontramos los más antiguos: El Hurón político e instructivo (1763) y el Redactor general de España, el mexicano La Oposición, El Valenciano (1836) y Gibraltar Chronicle and Commercial Intelligence (1863-1876). Igualmente del siglo XIX, se han digitalizado periódicos procedentes de Filipinas y América, como: El Foro (Bogotá), El Eco filipino, La Opinión (Manila), El León español (La Habana), Revista de Puerto-Rico, El Resumen, El Amigo del pueblo, El Heraldo militar, El Noticiero de Manila, El Diario popular (Mayagüez), Libertas (Manila) o El País de Puerto Rico.

De España, se añaden diarios madrileños, boletines satíricos como La Iberia, Ángel 1º o Verán ustedes, y periódicos de otras provincias como El Correo de Valladolid, El Eco de Guadalajara, La República de Vizcaya o los barceloneses La Antorcha, El Monitor y La Sopa boba.

Del siglo XX, se han añadido periódicos como El Tiempo (1921-1936), El Pueblo (Llanes) y La Unión (Mataró).

Además , se han digitalizado revistas de distintas temáticas como Gran mundo y sport, la Gaceta médica catalana (1886-1916), Ingeniería (Madrid. 1905), España nueva y sus continuaciones, el Boletín de la Sociedad Central de Arquitectos (Madrid. 1917), Memorias técnicas y científicas, almanaques o guías industriales.  

De la época que va desde el final de la Primera Guerra Mundial hasta la Guerra civil, La Internacional (Madrid), Química (Madrid), Acción Católica de la mujer, Vida gráfica española, Ajedrez (Valencia), Moda y arte (Ciudadela), Hesperia (Madrid. 1921), Actualidad (1932-1934), La Correspondencia internacional (1932-1939) o el Almanaque tradicionalista (1934-1936). 

Más información en este enlace del buscador de la Hemeroteca.


23/4/24

La rosa de Cecilia Munot

 


Cecilia, hija única de Pedro Munot, Señor de Estalella, y Beatriu de Curialeda, tenía fama de ser una doncella extraña, inclinada a las tristezas, y ensimismada en fantasías que una chica de diecinueve años debía haber olvidado ya hacía mucho tiempo. 

La familia disfrutaba de una vida acomodada, pero no siempre había sido así. Cecilia aún recordaba sus primeros años en una pequeña masía en el campo, trabajando en el molino de su padre, oficio que al cabo otorgaría cierta fortuna a los Munot cuando los batallones  de Felipe IV entablaron numerosas contiendas y sus soldados necesitaron pan en abundancia para sostener marchas y peleas. Subió el precio del pan y subió el precio de la harina. La familia Munot vio cómo, de pronto, entraba dinero a raudales por la puerta y, en pocos años, el patriarca obtuvo un título pagando por él, como comenzaba a ser usual  con el gobierno del nuevo monarca. No le llegaron las ganancias para ser conde pero un señorío lucía casi igual y se sentía feliz de lo conseguido. Todo le iba bien en la vida. Ay, si no fuera por Cecilia.

Instalados ya en la vida acomodada, Beatriu insistió en que su hija recibiera una formación a la altura de las jóvenes nobles. No bastaba tener el título, había que aparentar ser como ellos. Cecilia apenas tenía siete u ocho años cuando contrataron al que sería su mentor, Emilio Gonçalvez, de origen portugués, hombre de pelo cano y barba descuidada, delgaducho y desgarbado, vestido siempre de negro, que se negaba a vestir gola, y docto en filosofía y geometría, además de en música, historia y poesía.

Pronto quedó claro que la pequeña Cecilia tenía una inteligencia aventajada y sus progresos en lectura, en escritura, en oratoria y en aritmética sorprendieron a sus padres y a todo familiar que los visitaba. La niña desarrolló un amor por la lectura que sorprendió  a sus padres. Estos se habían ya hecho con una biblioteca nutrida con el fin de aparentar una cultura que no tenían. De hecho, don Pedro se vanagloriaba de que compraba los volúmenes a peso.

Muchas veces, sobre todo en invierno, cuando el frío apretaba y se sentaban a cenar junto a la chimenea de la sala principal, Beatriu miraba a su hija y suspiraba:

¿Por qué hubimos de contratar a Gonçalvez? ¿Por qué?

Y es que, habiendo llegado ya la moza a los dieciséis, escaso interés mostraba por los jóvenes y por el casamiento. Al contrario, pasaba largas horas leyendo libros y ensoñando inútiles vacuidades. Si al menos, fueran los libros de horas y las Santas Escrituras que, en ocasiones, les prestaba el escribano del monasterio, Fray Jerome, podrían darse por bien empleadas las horas de lectura. Quién sabe, quizá pudiera tomar los votos y llegar a ser abadesa de una congregación o doncella de confianza de una infanta. Beatriu había siempre deseado casar a Cecilia con algún noble, algún terrateniente o, cuando menos, un capitán laureado de los regimientos que luchaban en Europa para el Rey pero tampoco hacía ascos a una carrera eclesiástica de postín.

Pero, no, Cecilia no mostraba atención alguna a la Iglesia más allá del servicio dominical y su inclinación hacia el matrimonio era inexistente. Y los años pasaban.

Este año contrae nupcias Margaretta, la hija de los de Olet – dijo un día en la sobremesa de la comida, recibiendo un mohín arisco de la chica que acababa de llegar a los diecisiete.

Cecilia era una adolescente atractiva. No podía decirse que fuese extraordinariamente bella pero su talle era delicado, su rostro agraciado, sus ojos grandes, sus manos finas y sus labios sugerentes. Los estudios que Gonçalvez le había ofrecido la hacían, sin duda, inteligente en la conversación sobre  ciencia y apasionada cuando de poesía y comedia se trataba. No era extraño, por consiguiente, que hubiera varios jóvenes en la región que se mostrasen atraídos hacia la joven y familias que buscasen la unión de la chica con sus hijos, máxime cuando se rumoreaba que la fortuna de Pedro Munot crecía día a día.

Más Cecilia era indiferente a todos los halagos que recibía y a todos los intentos de sus pretendientes por lograr su amistad, para desesperación de sus padres.

Cada par de semanas, ambos Beatriu y Pedro, sacaban la conversación y la incitaban a que abriese su corazón a alguien, describiendo los horrores del infierno a los que una joven no desposada se enfrentaba si llegaba en tal estado a los veinte años. En ocasiones, la amenazaron con casarla contra su voluntad si persistía en su desdén hacia los aspirantes pero todo acababa con la madre llorando desconsoladamente, el padre sulfurado y bebiéndose un cuartillo de licor y ella, Cecilia, leyendo el primer libro que tomaba entre sus manos.

Tras cumplir los dieciocho, cuando llegaron los festejos de abril, con sus bailes y teatro de corral, algunos jóvenes aprovecharon para mariposear alrededor de Cecilia, ofreciéndole regalos. El hijo de los Rousignol, Jaume, le obsequió con un manto bordado por las monjas de un Monasterio de Valencia. Realmente delicado y original, mostraba una escena de la Anunciación finamente cosida. Sin duda, era, además, costoso y un regalo así no puede rechazarse. Beatriu quedó conmovida, pero Cecilia se limitó a ser cortés y agradecer con fingida emoción el regalo, al punto de que el chico quedó desencantado con sólo ver la expresión de la cara de ella.

Otro joven, don Álvaro, algo mayor porque contaba ya con veintiuno, le regaló un caballo blanco árabe, de largas crines y silueta esbelta que acabó en las cuadras del Señor de Estalella sin que la chica lo montara ninguna vez.

Pasaron así los meses y, al llegar el invierno, quizá por el frío y la nieve en los caminos, quizá por el evidente rechazo que Cecilia mostraba a todos sus galanes, estos dejaron de visitar la casa de los Munot.

Beatriu, desesperada, aumentó la presión sobre su hija y, en varias ocasiones, acabaron ambas llorando y gritándose.

¿Por qué, por qué, Cecilia? Vas ya para los veinte años. Vas a ser nuestra desgracia.

Me aburren, madre. ¡Me aburren! ¿Qué me importan a mí las cosechas, los juegos de naipes, las cacerías o las andanadas de los barcos de la armada?

Tienes casi diecinueve años. Algún hombre ha de gustarte y, si no te gusta ninguno, te aguantas y eliges al menos malo. El roce hará el cariño.

¡No arruinaré mi vida al lado de esos brutos! – se atrevía a elevar la voz con su madre, pero cuando la discusión era con su padre, simplemente callaba.

Ese don Álvaro es de muy buen ver, ¿no?

No niego que sea apuesto el caballero. No lo niego.

¿Entonces?

¡Es un presuntuoso! ¡Me aburre! ¿No lo entiendes? Sería como estar al lado de una estatua de mármol, bella pero fría. Mi corazón no siente nada al verlo. Quizá, sientan algo mis sentidos, pero mi corazón, nada. Y verlo con esas gorgueras que siempre viste, me inclina más a la risa que a la pasión, madre.

En enero, la tensión familiar había crecido hasta un punto en que Cecilia se sentía prisionera en su propio hogar. Temía que, finalmente, sus padres acordaran un matrimonio de conveniencia que la haría infeliz para siempre.

Quizá huyendo de las regañinas y de los reproches, comenzó a caminar cada día hasta el monasterio y, tras pedir permiso al fraile bibliotecario, permanecía allá largas horas leyendo y leyendo. No era la única que esto hacía. Cada día, cinco o seis personas se sentaban en las largas y pesadas mesas de madera, simplemente a leer hasta que las campanas de los oficios de tarde anunciaban que debían marcharse. Cecilia sentía un gusto especial en recorrer las estanterías que albergaban los volúmenes. No había visto tantos libros juntos jamás y se maravillaba de que los monjes, en contra de lo que siempre había pensando, almacenaran todo tipo de ejemplares. De hecho, diría que los sagrados eran los menos. Allí había todo tipo de poesía, de historias de caballeros, de escenas de teatro, descubrió que todas las comedias de don Lope de Vega estaban en aquellos muebles, y que varios tomos de los libros de Cervantes se escondían en una esquina.

Entre los asiduos lectores, se encontraba Bernat, un chico quizá un par de años mayor que ella, no muy alto, fortachón, de mofletes sonrosados y pelo rizado. Debía gustarle el teatro porque ella se percató de que siempre leía obras de escena. Sin duda, no era su arquetipo de belleza masculina pero se sentía atraída por él, quizá porque lo veía tan solo como ella misma lo estaba. A él, no se le debieron escapar las miradas furtivas de Cecilia porque la espiaba en secreto con el interés que da lo inusual de ver a una joven, a todas luces noble, sentada en la biblioteca del monasterio.

Pasaron varias semanas hasta que una tarde, por casualidad, se sentaron uno junto al otro.

¿Qué lees? – se atrevió a preguntar ella.

Sonetos

¿De quién?

De don Felix Lope de Vega. ¿Le conoces?

Déjame ver – su mano fue a por el libro que tenía el chico y en el movimiento rozó su mano con la de él.


Ya no quiero más bien que sólo amaros

ni más vida, Lucinda, que ofreceros

la que me dais, cuando merezco veros,

ni ver más luz que vuestros ojos claros.


Para vivir me basta desearos,

para ser venturoso conoceros,

para admirar el mundo engrandeceros

y para ser Eróstrato abrasaros.


Sintió un rubor desconocido y se turbó por un instante, sin saber por qué.

Me gusta, Buena elección. – atinó a decir para salir del embarazoso momento.

¿Y tú? – contestó él.

Es un secreto – sonrió ella a la vez que apartaba el libro.

El chico se conformó y en eso sonaron las campanas.

Hay que irse. ¿Vendrás mañana?

Me llamo Bernat.

Yo, Cecilia.

Ninguno de los dos durmió bien aquella noche, pero tampoco dieron mayor importancia al encuentro.

Quizá por eso, porque todo resultó natural y poco emocionante, fue por lo que, a partir de entonces, ambos jóvenes se convirtieron en inseparables. Sí, continuaban leyendo a ratos en el monasterio pero, sobre todo, se sentaban en la campiña y discutían de literatura. Cecilia era mucho más aventajada que el muchacho, al que su gusto por las letras le era innato pero no había tenido profesores que fueran más allá de enseñarle a leer, escribir y las cuatro reglas. Por eso, para aprender, iba al monasterio, a enseñarse a sí mismo por vía de leer mucho. Él quedaba maravillado de los conocimientos de Cecilia en filosofía, música e historia. 

Para ella, él era un alumno al que apreciaba, casi el hermano pequeño que nunca tuvo, aunque fuese mayor que ella, una forma de verter lo que había aprendido en otro ser. 

Para él, ella era una mujer que, siendo algo petimetre, resultaba cautivadora. 

Para ella, él era un trozo de piedra tosco que se proponía tallar como las esculturas griegas. 

Para la naturaleza y el destino, eran dos jóvenes con sueños y vidas encajables en el futuro.

¿Sabes? – se confesó él, sentados bajo una encina.

¿Qué?

Quiero ser escritor. Quiero poder hacer sonetos e imaginar comedias como las de don Félix.

Lo serás – le apretó la mano en un gesto instintivo.

No lo creo. Tú sí que sabes escribir bien. Tú has tenido maestros.

Yo te enseñaré lo que sé.

Mira, ayer copié este soneto. ¿Te lo leo?

Sí, te lo ruego.

Pasé la mar cuando creyó mi engaño

que en él mi antiguo fuego se templara;

mudé mi natural porque mudara

naturaleza el uso, y curso el daño.

En otro cielo, en otro reino extraño,

mis trabajos se vieron en mi cara,

hallando, aunque otra edad tanta pasara,

incierto el bien y cierto el desengaño:

el mismo amor me abrasa y atormenta

y de razón y libertad me priva.

¿Por qué os quejáis del alma que le cuenta?

¿Que no escriba, decís, o que no viva?

Haced vos con mi amor que yo no sienta

que yo haré con mi pluma que no escriba.


Quiero que mi pluma no deje de escribir – bajó la vista, avergonzado.

Te juro que no lo hará – dijo Cecilia con una convicción que nunca había sentido.

Cumplió los diecinueve y llegaron otra vez las fiestas de Abril. 

Sin pedir permiso a sus padres, acordaron ir juntos a ver el teatro en el corral. Ninguno supo el porqué pero ambos eligieron sus mejoras ropas, no las más caras o las más cuidadas, sino aquellas que pensaban que les gustarían más al otro. Ella se peinó con más esmero de lo habitual y se perfumó las muñecas. Él se hizo rasurar en la barbería y se peinó con cuidado, limpió sus zapatos hasta que brillaron y se limpió los dientes y las uñas.

También, sin saber el uno del otro, ambos decidieron llevar un regalo al otro.

Se escuchaba la música de laúdes, flautas, vihuelas, guitarras y tamboriles a lo lejos. Aunque había llovido los días anteriores, aquella tarde el cielo estaba azul, apenas salpicado por unas pocas nubes algodonosas, redondas y muy blancas que brillaban al reflejar la luz del sol vespertino.

Te he traído un regalo – dijo él.

¿Si? – dijo ella con interés, esperando en lo más íntimo que no fuese un caballo, o un cordero, o una capa de esas que le ofrecían los otros muchachos; esperando que Bernat no fuera uno más de ellos. Más pobre, de acuerdo, menos apuesto, de acuerdo; pero no un presuntuoso pedante más.

Bernat abrió una bolsa que llevaba en su mano y sacó una rosa roja, grandota, recién cortada de su huerto, con un lacito de bandas rojas y amarillas que él mismo había anudado a su alrededor.

Cecilia sonrió. No, definitivamente, no era como los otros. Una rosa, sencilla y anodina, pero fresca y esplendorosa con su lacito de colores. No era algo comprado para quedar bien, sino creado con el alma y el afecto.

Mira, qué casualidad pero yo te he traído también un regalo.

¿En serio?

Toma, es para ti – le extendió un libro con su mano.

Bernat lo tomó y lo acarició con devoción. Un libro que era suyo, no de la biblioteca.

Espero que te guste. Ábrelo, anda – le pidió ella y el obedeció, abriéndolo por una página cualquiera.

Lee lo que la fortuna ha querido que ponga en esa página que al azar has elegido. – Él, obediente, leyó:


Injustísimo Amor, ¿por qué así avaro

nuestros deseos concertar te antojas?

¿Por qué, pérfido, con placer tan caro

en dos almas discorde amor alojas?

No consientes que cruce el vado claro

y al más ciego y mayor fondo me arrojas:

dictas que a quien desea mi amor desame,

y a aquel que me odia más, que adore y ame.


Es muy hermoso. Me gustaría saber escribir esto.

Orlando furioso, se titula – respondió Cecilia. − Y lo harás. Escribirás así. Junto a mí, lo harás.

Se miraron largamente. Sabían el por qué aunque no sabían por qué ellos dos, tan dispares, tan inciertamente llamados a estar juntos.

Mi regalo es demasiado humilde para ti – se confesó él.

Igual que el mío. Un libro robado de la biblioteca de mi padre que, por cierto, no lo ha leído nunca ni lo echará de menos.

Vaya pareja que estamos hechos. Seguro que ninguna otra pareja se hace nunca regalos tan raros. Una rosa del campo y un libro. No pasaremos a la historia, desde luego. Los siglos venideros no habrán de tomarnos como ejemplo. – exclamó como si estuviese en escena.

Quizá, sí. Quizá, sí. 

Algún día tendré fortuna para regalarte algo mejor.

Pero yo seguiré deseando una rosa.– concluyó ella, a la vez que sonreía a alguien como nunca antes había sonreído.

Se dieron la mano y caminaron hacia el corral de las comedias.





22/4/24

BabyLM Challenge

 


Tras el éxito de la edición 2023, se celebra nuevamente el desafío BabyLM que anima a los participantes a crear mini modelos de sistemas de generación y aprendizaje de lenguaje. Por así decirlo, miniaturas de ChatGPT o similares. 

Concretamente, el objetivo de BabyLM es incentivar a los investigadores en el modelado cognitivo para que centren sus esfuerzos en optimizar el preentrenamiento teniendo en cuenta los datos disponibles. Se trata de lograr un preentrenamiento eficiente por muestreo en un corpus razonablemente pequeño, entendiéndose por pequeño aquel volumen de palabras y frases que puede haber aprendido un niño de 5 o 6 años.

El siguiente gráfico, propuesto en uno de los documentos citados más abajo, muestra cómo los LLM actuales de éxito utilizan bases de entrenamiento enormes respecto a la que usa un niño de 13 años y, sin embargo, este habla siempre mejor que un sistema neuronal artificial. Por tanto, algo importante se nos escapa a la hora de simular el lenguaje humano y se trata, precisamente, de trabajar sobre ello.



La organización, en colaboración con CoNLL y CMCL, proporciona una plataforma de desarrollo y un corpus de tamaño limitado restringido a frases con 10 millones y 100 millones de palabras. A partir de ahí, los participantes deben imaginar y desarrollar arquitecturas de programación, rutinas de autosupervisión y de  aprendizaje automático, etc. más eficientes que las actuales. 

Siendo un desafío para personas especializadas en redes neuronales, las bases se dan en sendos artículos científicos que pueden leerse en este enlace, con una ampliación en este otro.

El portal del desafío puede verse en este enlace.




21/4/24

Digitalización de las cartas del escalador Mallory

 


En 1924 ocurrió una de las tragedias más lloradas y citadas de la historia de la escalada. George Mallory y Andrew Irvine desaparecieron en una expedición al Everest y nunca más se supo de ellos hasta que, en el año 1999, a unos 500 m de la cumbre, se descubrió el cuerpo de Mallory al que los lentos movimientos de los glaciares dejaron al descubierto décadas después. El cuerpo de Irvine no ha sido aún hallado y, menos aún, la cámara que llevaban con ellos. Está meridianamente claro que ambos sufrieron una caída, per el caso es que nunca quedó claro si fue antes de llegar a la cumbre o después de hacer cima. Desaparecieron de la vista de sus compañeros mientras escalaban, entre la niebla. En el campamento base tenían un telescopio y con él fueron siguiendo la ascensión hasta que la niebla los cubrió. La última vez que les divisaron seguían subiendo, poco antes de lo que hoy se conoce por el segundo escalón (técnicamente dificultoso de pasar) y parecían en perfecto estado. Si cayeron al poco después de entrar en las nubes, en ese escalón, o lo hicieron al descender es un misterio. Si hubiese sido lo segundo, ambos hombres hubiesen sido los primeros en escalar el Everest, 29 años antes de la fecha en que Hillary y Tenzing lograron certificarlo.  Mallory había prometido que si llegaba a la cima dejaría una foto de su mujer en ella. Salió del campamento con una en su bolsillo. El cadáver tenía todo lo que llevaba, congelado por el frío, pero no la foto, lo que alimenta la idea de que sí tuvieron éxito. La cámara podría tener los negativos de la cumbre, pero se la tragó la nieve. Quizá algún día la devuelva y el celuloide desvele el misterio. Kodak, fabricante del carrete, afirma que es posible que se conserve en buen estado dadas las bajas temperaturas.

Eran deportistas de otro nivel, heroicos, que no buscaban la propia gloria, jugadores de equipo,  caballeros en el sentido victoriano del término, fuertes, nobles, que hacían aquello porque sí. Las fotos que se conservan del grupo en el campamento base antes de los intentos de subida, los muestra casi como si fuesen a un partido de polo o a una cita universitaria, con su ropa de calle, una bufanda y poco más, sencillos en su elegancia innata, nada que ver con la exageración y hartazgo de ropa deportiva técnica que aparece hoy en día en el campamento. Mallory e Irvine serían considerados hoy superhombres y, probablemente, se reirían del esperpento de los escaladores modernos llenos de marcas de moda y carísimos complementos. Lo único comparable a los tiempos modernos es que ambos escaladores llevaban unas botellas de oxígeno de 9kg, más o menos del mismo peso que las actuales, sólo que aquellas tenían la mitad de capacidad de oxígeno que las de hoy en día.



Ahora, la Universidad de Cambridge, a través de su Magdalene College, ha digitalizado las cartas que Mallory se escribió con su esposa, Ruth. Un trabajo en alta resolución y ordenado en una poderosa base de datos que permite buscar y ver el epistolario de diferentes modos. La directora del trabajo ha sido Katy Green.

Se han digitalizado 361 cartas de Mallory, 447 cartas de respuesta de Ruth a él, unos poemas, tres diarios, así como cartas y telegramas de condolencia una vez que se les dio por desaparecidos. Mallory tenía 37 años e Irvine, 22.

Puede accederse a este interesante portal desde este enlace.








18/4/24

Reconstructions

 


Reconstructions, de Allison Parrish, es un generador infinito de versos que funciona sobre una red neuronal generativa.

Visualmente, funciona como una explosión de texto. En el centro, donde todo se inicia, pequeñas frases que van incrementándose en longitud y complejidad hacia arriba y hacia abajo, de modo que se crean caligramas en forma quiasmo, una especie de reloj de arena que no para nunca, con versos que son auto generativos de modo infinito.

La red neuronal está entrenada con el corpus de la Gutenberg Poetry, y empareja cada línea con una reconstrucción de la secuencia en orden inverso. Los versos así producidos son imágenes semánticas y sintácticas en espejo. A intervalos regulares de tiempo, el sistema produce un nuevo par de versos, que se muestran entre los versos del paso anterior, creando una estructura quística en la disposición no sólo de las palabras dentro de los versos, sino entre los propios versos. Las líneas más antiguas se desvanecen a medida que se alejan del centro, pero nunca se borran por completo de la pantalla.

El código estás disponible en GitHub.

Puede accederse a la obra desde este enlace.




17/4/24

Evolution

 


Evolution, de Johannes Helden y Hakan Jonson, es un poema generativo aleatorio. Sobre un fondo que simula la página de un libro van apareciendo, desapareciendo, troceándose y recombinándose versos. Estos textos pueden estar en inglés o en sueco y el usuario puede seleccionar qué proporción de cada idioma desea ver. Puede elegir el 100% en inglés, el 100% en sueco o una combinación de proporciones arbitrarias. Evidentemente, en las mezclas, los poemas serán más o menos inteligibles para el usuario de una lengua determinada.

Se acompaña la visualización con una banda sonora que recuerda al inicio de ciertas obras sinfónicas como, por ejemplo, el primer tiempo de la novena de Beethoven o el sonido que producen los músicos al afinar, previo a la aparición del director en escena.

Está programado en Java y Javascript. La obra es una obra procedimental basada en una base de datos de textos y audios de Johannes Helden, uno de los dos creadores de la obra. Mediante la superposición de sus archivos fuente, el algoritmo mantiene vivo el estilo del escritor pero creando poemas que ni se le hubieran ocurrido al propio escritor humano. Así, la pieza sugiere que un generador procedimental puede convertirse en una extensión de la voz de un artista.

Puede accederse desde este enlace.


16/4/24

Minus

 


Minus es una nueva red social de texto, similar a X-Twitter, pero en el que lo que uno puede escribir, como la vida misma, está absolutamente limitado  a 100 mensajes. Fue creada en 2021 por el artista Ben Grosser.

Un usuario puede reenviar libremente cualquier mensaje sin limitación pero en lo que respecta a creación propia, el límite son 100 mensajes  de por vida. Una vez que se llega a esa cifra, ya no puede postearse nada más escrito por uno mismo. Si uno quiere dejar huella, ha de pensarse bien qué decir (aunque, la mayoría de los usuarios escriben para jugar con el número 100 y desaprovechan cualquier anhelo de pasar a la posteridad literaria.)

Además, es una red minimalista. No hay anuncios, las fechas son vagas, no hay "me gusta", no hay mensajes, no hay seguidores., etc. 

No está claro cuanta popularidad adquirirá Minus y si, a largo plazo, la empresa que soporta esta red social sobrevivirá para mostrar al mundo esos 100 mensajes de toda una vida.

Para acceder a Minus, úsese en este enlace.


15/4/24

Visitas virtuales digitales al Museo Nacional del Prado

 


El Museo del Prado ha puesto en marcha un portal que permite efectuar magníficas visitas digitales virtuales por sus galerías.

Con una digitalización de muy alta resolución, la plataforma permite la visualización de numerosas obras y hasta 10 recorridos recomendados por sus pasillos de carácter temático y gratuito.

Para conseguir tan alta resolución se han tomado más de 26.000 fotografías en calidad gigapíxel que ocupan casi  4 millones de ficheros. La visita virtual por las salas con da acceso a cunas 90 obras digitalizadas en alta resolución con lo que se pueden hacer zoom de mucho detalle y, a su vez, ver una ficha básica. Los diez recorridos temáticos disponen de una introducción locutada sobre las obras.

También hay digitalización 3D-360º de algunas de las esculturas que posee en Museo.

Se puede acceder desde este enlace.









12/4/24

Generación de letras para canciones, junto a su música

 


SUNO es un generador de música, de muchos estilos como hip-hop, electrónico,  reguetón, música latina, funk, blues, rap, baladas, country, arias de musicales y algunos estilos poco habituales como la ópera coreana.

Se trata de un generador musical "texto a música" y es, en este aspecto, donde, siempre del ecosistema musical citado, hace un trabajo notable. Se basa en redes neuronales de inteligencia artificial que generan melodía, armonía y percusión rítmica, así como la letra. Podemos considerarlo un equivalente a los generadores texto-imagen o texto-texto existentes en otras áreas.

Su utilización precisa registrarse y si se quieren utilizar las canciones generadas hay que comprar alguno de los paquetes que ofrece. Para probarlo solamente, hay una opción gratuita pero siempre bajo registro. 

El funcionamiento es sencillo. Se introduce un prompt, una frase, donde indicamos el tipo de estilo y el asunto sobre el que debe tratar la letra. A partir de tan pocos mimbres, SUNO crea la música y genera una letra que encaja con la canción. Por cada petición se crean dos canciones para que el usuario pueda elegir la que más le guste.

No hay mucha información sobre cómo se ha entrenado la red neuronal para que sea capaz de crear nueva música pero SUNO asegura que las composiciones son nuevas y no combinaciones de fragmentos musicales previamente existentes, lo cual conllevaría problemas de copyright. Para la letra, se usa un LLM similar a los que ya existen.

Escuchadas varias composiciones, se observa que repiten, para cada tipo de estilo, un patrón concreto y que van combinando partes acústicas similares (que incluyen la música y las partes vocales) generadas a partir del prompt introducido. Los ritmos son algo repetitivos para cada uno de los estilos posibles.

Una buena opción es que permite mejorar las canciones ya que, una vez se ha creado un ejemplo, se puede pedir al sistema que lo refine en uno u otro sentido.

Las letras generadas no son obras maestras pero, al menos riman, encajan con el ritmo de la canción creadas y tienen cierto lirismo en algunos estilos. Los pareados abundan. Claramente, hay patrones. Por ejemplo, he pedido que genere dos baladas. La música es similar (y bonita y bien armonizada), como se ven modelos prefijados en las letras:

Primera canción:

In the hazy warmth of summer days

I used to chase after fireflies

In a world untouched by time and change

Where innocence danced under endless skies. (oh-yeah)


In the playgrounds where dreams took flight

I laughed and played without a care

But now those days have slipped out of sight

Lost in the whispers of the autumn air. (oh-oh)


Segunda canción:

In the hazy light of memories gone by

I search for a glimmer that once made me smile

But all I find are echoes of lost happiness

And the ache of a heart that's been through the trials

[Verse]

I wander through the corridors of my mind

Tracing the steps of a love I let slip away

But now it's just a distant melody playing softly

A reminder of the joy that used to light up my day


Produce canciones en inglés y español, al menos. Los prompts, sin embargo, es mejor introducirlos en inglés para que la generación sea mejor y la red entienda qué se le pide. Algunos resultados son extraños. Por ejemplo, pidiéndole que componga una sonata en el estilo de Beethoven, es entendido como que la letra hable de las sonatas de Beethoven.

También, es posible modificar el tempo, los instrumentos, etc.

A pesar de las lógicas limitaciones creativas, el avance en la inteligencia artificial aplicada a la composición musical que promete SUNO es importante. 

Hay otros muchos sistemas equivalentes como UDIO o AIVA, este último más enfocado a música instrumental y sinfónica. 

Son desarrollos que vienen de lejos. Hace muchos años que se utiliza, por ejemplo, Band-in-a-Box donde no había inteligencia artificial pero había mucho arte musical de compositores humanos, virtuosos del jazz, y que producía interesantes composiciones.

Más información en este enlace.


10/4/24

I suddendly forgot how to start a sentence

 

I suddendly forgot how to start a sentence, de Jessica Tremblay y Marjha Paulino, es un pequeño poema interactivo visual programado en Twine. En cada frase mostrada, cada verso, hay alguna palabra con un enlace que lleva a otro verso y así sucesivamente. También, permite ir adelante o atrás de entre las frases ya generadas.

En la sucesiva creación varían colores, fuentes y orientación de algunas palabras.

Fue programado en el año 2022.

Puede verse desde este enlace.





9/4/24

Uso de ChatGPT para variar el tono de la frase

 


En el habla coloquial y en el lenguaje escrito, la selección de las palabras y el estilo, otorgan a la frase uno u otro carácter sin variar el significado de fondo. Así, podemos decir prácticamente lo mismo de una manera amable, hiriente, despectiva, positiva o negativa, El estilo puede ser formal o informal, el tono puede ser serio o divertido, la forma puede ser respetuosa o intempestiva, etc. 

Por ejemplo, queremos decir lo mismo con "Le recomiendo que no intervenga en ese asunto" y "Ni loco te metas en ese lío", o con "Tendría usted la amabilidad de tomar asiento" con "¡siéntese de una vez!". 

¿Pueden las redes neuronales de lenguaje generativo variar las frase con estilos y modos distintos?

La respuesta es que sí, como veremos a continuación. Quizá no sean resultados originales, de esos que se recuerdan por su ingenio, pero consiguen variar el tono en función de los deseos del usuario.

Esto es lógico ya que, entre los miles de millones de tokens de entrenamiento, hay frases de todos los colores, por lo que la red neuronal puede generarlas de uno u otro tipo. Es notable, no obstante, cómo el sistema reconoce lo que desea el interlocutor.

La aplicación de esta capacidad al marketing es innegable. Los publicistas pueden demandar a ChatGPT o red alternativa, la generación de cientos de propuestas. Alguna tendrá cierta chispa que, afinada por el ingenio humano, puede dar lugar a una llamada publicitaria exitosa.


A continuación , la transcripción de una pequeña sesión:

User

¿puedes decirme una frase de un anuncio de ropa?
ChatGPT

¡Claro! ¿Qué te parece esta? "Descubre tu estilo único con nuestra nueva colección primavera-verano."

User

¿Otro más?

ChatGPT

Por supuesto. Aquí tienes otra opción: "Viste con confianza y destaca en cada ocasión con nuestra línea de moda exclusiva."

User

¿puedes modificar este último para darle un tono muy formal?

ChatGPT

Por supuesto. Aquí tienes una versión más formal: "Vista con confianza y sobresalga en cada ocasión con nuestra distinguida línea de moda exclusiva."

User

¿sólo lo has variado en 2 palabras? puedes variarlo más?

ChatGPT

Por supuesto, aquí tienes una versión más modificada: "Adquiera un porte de confianza y distinción, destacándose en cada ocasión con nuestra exclusiva y elegante línea de moda."

User

¿puedes ahora darle un estilo juvenil, muy informal?

ChatGPT

¡Claro que sí! Aquí tienes una versión con un tono juvenil e informal: "¡Lúcete en todas las juntas con nuestra onda única de ropa exclusiva! ¡Pilas con nuestra línea de moda que lo parte!"

User

Puedes ahora modificarlo para dar un toque despectivo a los que no compren esta ropa?

ChatGPT

¡Claro que sí! Aquí tienes una versión con un toque despectivo hacia los que no compren la ropa: "¿Quieres lucir cool o quedarte atrás en el pasado? No seas un loser, únete a la movida con nuestra ropa exclusiva y deja a los demás en el polvo."

User

¿puedes dar alguna frase real de una compañía real?

ChatGPT

Por supuesto, aquí tienes una frase real de una compañía de moda:

"Viste con estilo y marca la diferencia en cada paso con nuestra exclusiva colección de moda urbana."

User

¿puedes modificar esta frase para dar un tono de superioridad a los que usen esta ropa?

ChatGPT

Claro, aquí tienes una versión que transmite un tono de superioridad:

"Domina el estilo y destaca por encima de los demás con nuestra exclusiva colección de moda urbana."

User

quiero un tono que muestre una superioridad egocéntrica, pedante

ChatGPT

Entiendo, aquí tienes una versión que refleja ese tono:

"Envuélvete en el lujo del estilo superior y deja a los plebeyos atrás con nuestra exclusiva colección de moda urbana."

User

combina esta frase con la necesidad de tener un reloj y un coche de lujo

ChatGPT

"Envuélvete en el lujo del estilo superior, marca el ritmo del tiempo con un reloj exclusivo y deja a los plebeyos atrás con nuestro exquisito coche y nuestra colección de moda urbana incomparable."

User

ahora, cambia la moda urbana por moda para cenas de gala

ChatGPT

"Sumérgete en el lujo del estilo superior, marca el ritmo del tiempo con un reloj exclusivo y deja a los plebeyos atrás con nuestro exquisito coche y nuestra colección de moda para cenas de gala incomparable."

User

apenas ha variado la frase. Cámbiala más

ChatGPT

Claro, aquí tienes una versión más modificada:

"Sumérgete en el lujo del estilo superior, mientras marcas el ritmo del tiempo con un reloj exclusivo y dejas a los plebeyos atrás con nuestro exquisito coche. Nuestra colección de moda para cenas de gala está diseñada para los verdaderos aristócratas de la elegancia."

User

genera una frase similar per usando alguna metáfora para cena de gala

ChatGPT

"Embárcate en el festín del estilo supremo, donde tu reloj exclusivo marca los compases del tiempo y tu coche exquisito te lleva por el camino del éxito. Nuestra colección de moda para cenas de gala es la joya en la corona de los banquetes del buen gusto."

User

no quiero que aparezca "cenas de gala". Modifica la frase para usar un sinónimo que sea más pedante

ChatGPT

"Sumérgete en el festín del estilo supremo, donde tu reloj exclusivo marca los compases del tiempo y tu coche exquisito te lleva por el camino del éxito. Nuestra colección de moda para eventos de alta alcurnia es la joya en la corona de las celebraciones del buen gusto."


Sin embargo, vuelve a aparecer el problema de la fiabilidad de las respuestas que ya vimos en experimentos anteriores (por ejemplo, en este enlace y en este otro). En una de las repuestas, ChatGPT afirma que está ofreciendo una frase real de una empresa real. Buscando esta frase en Google, no la encuentra. Preguntando de nuevo a ChatGPT, resulta que donde dije Diego digo digo.



User

antes me has dicho que la frase "Viste con estilo y marca la diferencia en cada paso con nuestra exclusiva colección de moda urbana" es una frase real que corresponde a un empresa real. ¿Qué empresa es?

ChatGPT

Mis disculpas por la confusión anterior. No hay una empresa específica asociada con esa frase; la generé como un ejemplo ficticio que refleja el estilo común de los anuncios de moda. No corresponde a ninguna campaña publicitaria real de una empresa en particular.

User

Pero escribiste específicamente que era de una empresa real. Concretamente, escribiste "Por supuesto, aquí tienes una frase real de una compañía de moda"

ChatGPT

Mis disculpas por la confusión. Cometí un error al expresar que la frase era de una empresa real. Me equivoqué en mi respuesta anterior. La frase que proporcioné fue creada como un ejemplo genérico y no está asociada con ninguna empresa específica. Gracias por señalar el error, y lamento cualquier confusión que haya causado.