28/2/15

New York Space Time Directory




New York Space Time Directory es una muy interesante iniciativa de la New York Public Library que pretende digitalizar la historia de Nueva York añadiendo sobre mapas actuales, fotografías, mapas antiguos, historias, periódicos, etc. de épocas anteriores de la ciudad. Un proyecto que denominan con acierto Google Maps of yesteryears.

Una plataforma interactiva en la que, para cada calle o cada lugar, pueden encontrarse informaciones históricas y explorar, por así decirlo, el pasado.
 
El proyecto permitirá superponer mapas modernos y antiguos para ver cómo evoluciona la ciudad, visualizar las localizaciones históricas con hechos relevantes, situar las fotografías en el lugar actual, situar las noticias de la hemeroteca en aquellos rincones de la gran manzana donde sucedieron los hechos, poner en contexto los datos del censo, comprobar dónde estaban las empresas, los comercios, dónde se escribían las novelas,  etc.
 
El proyecto, que comienza ahora, ha sido galardonado en enero con el premio de la Knight Foundation dotado con 380.000 dólares. La tarea es, no obstante, ingente. Los fondos de la biblioteca, ellos solos, contienen ya 435.000 mapas que deberán ser digitalizados y catalogados, por ejemplo.
 
La página del proyecto puede visitarse en este enlace.
 



27/2/15

Dirty Digital Moleskine



Dirty Digital Moleskine es una aplicación visual - más visual que literaria- que simula un Moleskine sobre el que se visualizan imágenes y letras (más que textos). Ha sido programado por Regina Pinto en Flash.
 
Las imágenes que componen el escritorio de inicio pueden ser desplazadas con el ratón para poder ver las que se hallan debajo.
 




25/2/15

Ya no hay mensajes




Y al cabo, todo sigue igual.
Los mismos aviones, las mismas esperas en los aeropuertos,
las mismas comidas plastificadas y los mismos taxis.
Los mismos conserjes de sonrisa aprendida en los hoteles,
las camas todas iguales, solitarias. El mismo jet-lag,
los menús idénticos del servicio de habitaciones.

Al cabo, la misma rutina al llegar.
Encender el ordenador, batallar con la siempre difícil conexión,
bajar los mails y contestarlos, aburridamente, uno tras otro.
Las mismas reuniones, las mismas mentiras,
las mismas palabras vacías de siempre.


No, no todo es igual.



Muchas noches me despierto sobresaltado,
y a tientas palpo la mesilla buscando el móvil.
Cuando se ilumina, al contacto con mis dedos,
toda la angustia de tu ausencia sepulta mi alma
porque no está tu sms que antes me decía:

¿qué tal llegaste, mi amado?



24/2/15

The Revolution Took Place in New York





The Revolution Took Place in New York es un montaje narrativo creado en el año 2002 por el canadiense de lengua francesa Gregory Chatonsky. Se trata de una ficción que se genera en tiempo real a partir de textos de Internet y por mediación de un algoritmo que construye los textos. El programa genera textos al estilo de la obra de Robbe Grillet, "Projet pour une révolution à New York" (1970).

Cada vez que el programa se ejecuta, el resultado es diferente.

Algunas palabras, además, se asocian a fragmentos de video o a sonidos hasta lograr un espectáculo inmersivo y automático.










23/2/15

The Megawatt generator



The Megawatt generator, de Nick Monfort, es un generador de texto automático programado en Phyton con un código realmente compacto de sólo 350 líneas. Genera una "novela" en formato PDF tan largo como se quiera. Escribo novela entre comillas porque en realidad el producto del generador es una interminable serie de sustantivos y adjetivos separados por comas. No hay una trama o frases tal como podíamos esperar de un texto humano. 
 
Las palabras que el generador utiliza están tomadas de la novela Watt de Samuel Beckett.  El resultado en PDF del generador puede leerse en este enlace.
 



22/2/15

Les Nouvelles en trois lignes - Un Twitter de principios del siglo XX





En 1906, el francés (nacido en Turín, Italia) Félix Fénéon publicó en el diario Le Matin, una serie de mininoveles que, como su título de Les Nouvelles en trois lignes, son historias narradas en sólo tres líneas de texto. Un precursor de Twitter, de esa forma de contar algo o informar de algo condensando al máximo lo que se desea transmitir. Estas mini novelas permanecieron en el olvido hasta su redescubrimiento en 1940 y, posteriormente, ya en el 2007, fueron traducidas al inglés. Se trata de un trabajo de cierta importancia porque el escritor llegó a escribir más de mil de estas pequeñas obras.
 
Fénéon fue un individuo notable, caballero galante, anarquista, revolucionario a veces, editor (fue el primero que publicó obras de Joyce en Francia), descubridor del arte del pintor Seurat, admirador de Rimbaud y muy cuidadoso con su vida privada ya que de hecho se ocultaba bajo un sencillo trabajo de oficinista en el Ministerio de Guerra Francés.
 
Continuando con esa similitud entre las novelas en tres líneas y Twitter, de hecho existe actualmente una cuenta de Twitter que le rinde homenaje.
 
Les Nouvelles en trois lignes puede conseguirse en Google Books, aunque en su versión en inglés.

 


20/2/15

Liquid Text




Liquid Text es una aplicación de lectura y análisis de textos disponible para Windows (y está anunciado que lo será también para Ipad pero esta posibilidad se está retrasando) interesante porque permite extraer y manipular párrafos de un texto mediante la interacción táctil.
 
El texto original se mantiene a la izquierda de la pantalla y, a partir de él, podemos entresacar partes y llevarlas a una zona de trabajo a la derecha. En el momento que un párrafo es seleccionado queda sombreado en el original para que recordemos que ya lo hemos trasladado a la zona de manipulación.
 
El programa ha sido creado por el Instituto de Tecnología de la Universidad de Georgia.
 



19/2/15

What Technology Wants




CITIA: What Technology Wants , de Kevin Kelly, es un ensayo digital con un interface basado en un sistema de fichas interactivas y multimedia que el lector puede leer en un orden arbitrario. Citia es una compañía que, en colaboración con Penguin, Perseus y O’Reilly Media, ha desarrollado este sistema de lectura fragmentada. Cada ficha, cada objeto interactivo inteligente puede contener todo tipo de contenidos, desde el simple texto a elementos multimedia. Se trata, por tanto, de fichas temáticas auto contenidas que pueden combinarse a voluntad del lector. El movimiento de las cartas - con zooms y traslaciones que quitan y dan la atención al objeto en función de la selección realizada- es muy interesante.
 
What Technology Wants analiza si la tecnología puede ser más que un conjunto de máquinas y componentes para convertirse en un todo que evoluciona como si fuera un ser autónomo en sí mismo.

Dispone de una alta conectividad a redes sociales.
 
Para la plataforma Ipad, puede descargarse desde este enlace.
 
 

18/2/15

He Liked Thick Word Soup




He Liked Thick Word Soup , de Ariel Malka es una aplicación que comienza siendo literaria y acaba siendo plástica y gráfica con buenas dosis de juego. En pantalla aparecen textos del Ulysses de Joyce y el lector puede manipularlos a voluntad, moviéndolos en la pantalla, retorciéndolos, combinándolos, comprimiéndolos o expandiéndolos con el objetivo de recrear el texto original. Finalmente, la aplicación se convierte en un experimento entre texto, espacio y tiempo a través de cuatro niveles de dificultad.
 
Está disponible tanto para IOS como Android.
 
 





17/2/15

True Legends




True Legend, de Alex Epstein, es una aplicación literaria para Ipad que narra la historia de un afinador de pianos ciego. Las ilustraciones son de Tsach Weinberg y la música de Ulrich Ziegler.
 
Se trata de viñetas interactivas que incluyen una imagen y un texto. A medida que se va pasando de imagen a imagen la historia se desarrolla siempre acompañada por la banda sonora muy apropiada para crear el ambiente apropiado y la atmósfera idónea.
 
Para poder descargar esta aplicación, puede accederse a este enlace.
 
 

16/2/15

Fifty shades text generator




Fifty shades text generator, de Lisa Wray, es un generador de texto automático que parodia la novela 50 sombras de Grey, tan popular en estos días tras el estreno de la película basada en dicha novela. Una parodia que, desde el punto de vista de la programación, se basa en la combinación de moldes y que contiene una metáfora interesante. Los textos generados por la rutina JavaScript apenas se diferencian de los de la novela original. Basta decirlo para juzgar la calidad de la novela.
 
No es la primera vez que se hacen generadores de texto sobre dicho best seller. Ya hace unos años, Biblumliteraria se hizo eco de un programa similar.
 
 

15/2/15

Una vida esdrújula




Una vida esdrújula, de Luisa Hurtado González, es un hipertexto sencillo en el que abundan, como su nombre induce a pensar, las palabras esdrújulas. Cuando pulsamos en las palabras señaladas con enlaces, estos conducen a nuevas páginas estructuradas todas de la misma manera, una fotografía y más texto.
 
Las fotografías son de José Luis Rafael.
 

14/2/15

Ying y Yang






Hoy toca escribirte una carta pero he desistido de hacerlo. ¿Porque, qué te digo que no sepas ya? ¿Que te adoro? Ya lo sabes.  ¿Que te necesito? Es evidente. ¿Te digo que no me canso de verte y te recito esos versos que ya conoces, para que te rías de mis ñoñerías? No paro de repetírtelos.  ¿Que dependo de tu presencia? No hay duda de eso. Pertenecemos – como todo en el cosmos- a esa dualidad, al ying y el yang, a ese espejo que nos devuelve la imagen de quiénes somos.  Si todo en el universo necesita un complemento del que depende su propia existencia, tú eres el mío, tú creas lo que soy, lo que quiero ser, tú eres el motor de mi realidad. Somos opuestos pero a la vez complementarios y eso nos hace, si cabe, más fuertes cuando estamos juntos. Tú duplicas cada momento, cada sentimiento, cada anhelo.
Contigo, todo se desdobla, todo se completa. Porque cuando deseo tu cuerpo desnudo bajo el mío, lo que sobre todo necesito es  tu compañía en el camino de la vida. Cuando ansío de tus besos, a la vez, muero por ver esos mismos labios decirme palabras tiernas. Sufro cuando no me llamas y eso hace que cuando lo haces tu voz sea más fascinante que nunca. Te deseo a mi lado cada segundo y, empero, te quiero lejos para que el ansia por ti se mantenga fresca. Quiero ver tu hermosa carita cuando, después de hacerte el amor, quedas acostada mirándome a medio palmo de mis ojos pero, también,  disfrutar de esa expresión alegre que arranca en ti una guitarra o una fiesta con amigos cuando no piensas en mí. Anhelo estar a solas acariciándote las piernas mientras vemos una película pero, a su vez, deseo que estés lejos de mí pasándolo bien con tu gente. Quiero que te vayas para que, después, pueda saborear el beso del retorno. Tengo miedo a perderte y, no obstante, me gusta tenerlo para comprobar que no te he perdido. Suspiro porque me necesites pero amo el que defiendas tu libertad; me siento tan poquita cosa junto a ti que me asombra que, a la vez, al tenerte, crea ser el campeón de los paladines que ha conquistado a la más maravillosa dama del reino. Ansío que me cuentes cosas pero amo tus silencios mientras me miras. Adoro ese tiempo que se hace tan largo sin ti y tan corto contigo. Eres toda distinta a mí y, sin embargo, te acepto con plenitud en cada detalle de tu ser.
Tengo tanto que decirte y, sin embargo, no encuentro las palabras con que expresarlo. No te escribo y, a la vez, muero por escribirte. Sé que me llamarás sensiblero si te deseo Happy Valentines y, no obstante, estoy deseando que amanezca para decírtelo.  Así que, ¿qué te escribo? ¿el ying o el yang? ¿lo que quiero o lo que no quiero pero también quiero? ¡qué sé yo! Poco importa porque, al cabo, sólo emborrono cuartillas para que tú, la más maravillosa criatura, me mires y sonrías.

 



13/2/15

Paradoxymoron





¿Es posible ver una imagen en auténticas tres dimensiones? Es lo que el artista Patrick Hughes pretende conseguir- y lo logra- con su Paradoxymoron. A medida que el espectador se va moviendo observa la imagen en 3D con un realismo impecable, pudiendo incluso verse qué hay detrás de las paredes y estanterías de la biblioteca que el cuadro representa.
 
¿Cómo se logra esto? Pintando en varias superficies que realmente están situadas en diferentes planos, en un 3D real, y que, dependiendo de la perspectiva, se solapan o se superponen viéndose una cosa u otra. En particular unas superficies triangulares que salen de la propia imagen y que se corresponden con los pasillos centrales si se ve de frente.

El cuadro está en la British Library en Londres.
 
Para entenderlo mejor, basta ver el video siguiente:





12/2/15

Novela en Facebook



 
 

Freak [Things that make you go hum…], de Jorge Alberto Hidalgo, es un experimento de novela relatada sobre la plataforma Facebook. Como en cualquier novela, hay varios personajes pero, en este caso, estos interaccionan a través de sus muros en la red social. Así, tenemos al propio Freak, Eva Bonnier, Géricault o Sabina Tabakovic.
 
El desarrollar la historia en Facebook permite leerla de manera convencional (post tras post) pero también puede interaccionarse de otras dos maneras: por un lado, interactuando desde nuestros propios muros con los de esos personajes como si se tratara de contactos reales. Y, por otro lado, crear nosotros personajes nuevos, abrirles una cuenta en Facebook y dejar que interaccionen con otros lectores y con el propio autor. Si hay muchas creaciones de este tipo, la novela puede ser monumentalmente coral. Por otro lado, su evolución temporal permite introducir hechos cotidianos y noticias del día a día. Teóricamente, el experimento puede no tener fin.
 
La novela, desde este punto de vista, puede tener numerosos escritores.

11/2/15

E-reader de dos páginas





Que el libro convencional es un buen invento está fuera de toda duda. Por ello, es lógico pensar en aprovechar sus cualidades aun en la era digital. Y una de esas cualidades es la doble página que permite tener más texto ante nuestros ojos, algo que no es baladí porque permite situarnos, manejarnos mejor dentro del espacio-tiempo de la lectura.
 
Es lo que ha debido pensar el diseñador Fabrice Dubuy que propone, precisamente, un lector (e-reader) de tinta electrónica con dos hojas que pueden cerrarse como un libro convencional. Desde el punto de vista de hardware las variaciones no son importantes respecto a un lector convencional pero el software deber ser variado para que el texto fluya de una a otra página. El espacio de lectura aumenta considerablemente y la experiencia lectora es mejor.
 
De momento, se trata de un prototipo.
 

10/2/15

Hadean Lands




Hadean Lands, de Andrew Plotkin, es una historia de ficción interactiva que puede comprarse tanto para la plataforma Apple (Ipad, IPhone, IOS, MacOS, etc.) como para Windows o Linux.
 
Se trata de una aventura puramente textual, a medio camino entre el relato y el juego, sin añadido alguno; una historia de ciencia ficción que llega a ser adictiva a pesar de que no tiene batahola alguna ajena a la palabra y, por ello, cabe calificarla de puramente literaria. El lector asume el rol del personaje, un astronauta perdido en una nave espacial perdida, que debe a toda prisa aprender alquimia mágica para poder salvarse. A medida que avanza en la lectura, debe tomar decisiones y realizar acciones. Las órdenes se introducen mediante el teclado y existe ayuda para saber qué palabras puede reconocer el parser del sistema.
 
Gran parte de su interés radica en que tiene una vasta cantidad de caminos y enlaces como lo prueba que, aunque es sólo texto, el programa "pesa" casi 15 megas. Esta multitud de opciones hace que no resulte aburrido. Las pócimas y hechizos que se han de hacer se van complicando mucho a medida que avanza el relato-juego. De manera similar a muchos juegos de IF, se explora el entorno donde se desarrolla el relato, es preciso recoger objetos o sustancias, se abren puertas, encontrar pistas, etc. también hay un metalenguaje mágico con encantamientos que es preciso aprender y escribir cuando creamos que tal sortilegio nos va ayudar a proseguir la aventura.
 
Para comprar el relato-juego, puede accederse a este enlace para Ipad.
 
 
 




9/2/15

Edwalla, el país de las almas




Cuando volvió en sí, Ms. Gertington estaba pálida, los ojos aún medio cerrados, y presentaba un ligero temblor en su mano derecha. Transcurrieron aún unos minutos hasta que sus labios, atractivos, recobraron su tono carmín y por sus pómulos volvió a circular la sangre.
Yo, que había permanecido durante toda la sesión expectante, permanecí  en silencio sin atreverme a decir palabra. La luz del salón continuaba siendo tenue, entre sepia y anaranjada, proveniente sólo de unas velas cuyas llamas tremolaban inquietas a pesar de que no había corriente de aire alguna en la habitación. Otro cualquiera que no hubiera sido yo mismo, habría podido pensar que una presencia enigmática e invisible había pasado rauda  junto a nosotros originando el titilar del fuego. Intente observar con más detalle el entorno pero he de reconocer que no vi nada extraño. Continuaba sonando la música que provenía de un antiguo gramófono a cuerda, una melodía de cítaras y arpas de claro origen oriental. Las ventanas permanecían completamente cubiertas con unos tapices gruesos de dibujos descoloridos con motivos santorales y religiosos. Los muebles parecían si cabe más antiguos en aquella atmósfera pesada y poco iluminada, donde el aroma a incienso era espeso y abotargaba el entendimiento. La señora Gertington, muy elegante en un vestido de manga corta y falda larga, color marfil, su cuello adornado por numerosos collares que a mí, que no soy un experto, me parecieron costosos,  y unos guantes que le llegaban casi hasta los codos, me miró por fin.

-          ¿Y bien? – pregunté con mayor curiosidad que asombro.

-          Lo vi – respondió ella, tranquila.

-          ¿Qué?

-          ¿Me sirve una copa de oporto, señor Davis? – me sonrió de manera encantadora y yo no pude sino, solicito, cumplir con su deseo.

Una vez que hubo tomado un sorbito del vino, volví a preguntar.

-          ¿Qué vio?

-          Una imagen, una escena.

-          Lo siento, pero no la entiendo.

-          He visto algo para contárselo a usted.

-          ¿Quién, qué? – volví a inquirir mientras crecía mi escepticismo.

-          No lo sé, señor Davis. Yo sólo soy una pobre mujer que entra en trance y recibe informaciones. Comprenderá que en tal estado no pueda ofrecerle detalles. No es algo concreto, no hay un mensajero, un santo o un espectro. Simplemente, veo imágenes, escenas, como si algo poderoso me trasladara de manera instantánea a otro tiempo u otro lugar.

-          ¿Y dice que ha visto algo para contarme?- volví a llenarle la copa de oporto. En mi interior, pensaba que si la mujer tomaba un poco más quizá acabase diciéndome que todo era mentira como de hecho yo estaba convencido que lo era. Ella aceptó el vaso y tomó un poco más del caldo.

-          Sí, he visto el país de las almas.

Yo, ante todo, soy un caballero. Y, un caballero jamás se ríe de una dama. He de reconocer que tuve que hacer importantes esfuerzos para contener una carcajada pero lo logré y puse cara de estar interesado. No quería herir a la señora Gertington y tampoco a mi buen amigo Paul Ronaldson, del club Shelfield’s, que me había recomendado visitar a la mujer. Yo, escritor venido a menos, llevaba ya un par de años de sequía creativa y mi editor comenzaba a impacientarse porque mi prometido nuevo libro nunca acababa de entregarse.

-          Ni tú ni yo creemos en patrañas, Henry – me dijo un día Paul, mientras nos comíamos un excelente cordero a las hierbas con un no menos excelente Vitello tonnato en el restaurante del club-, pero una visita a esa loca seguro que te da ideas para crear una historia con que satisfacer a tu editor. Será algo distinto a lo que puedes  ver aquí en Londres, una excentricidad que puede despertar tu imaginación.

Me había convencido, y él mismo me había concertado el encuentro con Gertington. Sin embargo, ahora, cuando ella había terminado su viaje astral por el mundo de los muertos o el mundo que fuera, y sabiendo que no nos había  visitado un espíritu parlanchín gustoso de contar historias, me sentía un poco decepcionado. La buena mujer no le hacía ascos al oporto – ya iba por la cuarta copa - pero, según sus propias palabras, sólo iba a describirme una escena sin exotéricos mensajes. Me armé de paciencia, tomé mi bloc de notas y le animé a que me contara su visión.

-          Verá, he visto el país de las almas – dijo ella con un tono de voz grave, sin duda artificial.

-          Pues, cuénteme, señora Gertington – quizá, pensé, a pesar de todo, pudiera encontrar algún material con el que luego desarrollar una trama más terrenal.

Ella miró hacia abajo, como si de pronto hubiera sido atenazada por una timidez casi adolescente,  y comenzó a relatar.

El país de las almas existe mucho más allá de las estrellas y de los telescopios más potentes. Tan lejos que nadie lo ha visto jamás. Es así que no causa sorpresa el que muchos seres humanos no crean en las ánimas ni en fuerza espiritual alguna. Usted mismo, señor Davis, no es creyente, lo presiento. Ver es creer, y si algo no puede observarse pensamos, con aplastante lógica, que es irreal.
El auténtico nombre del país de las almas es Edwalla y, si uno pudiera visitarlo de incógnito, se sorprendería por las enormes similitudes con nuestra tierra. En Edwalla, las almas viven en casas como las nuestras; circulan en automóviles como los nuestros si bien he de decirle que no son todos negros como esos horribles Ford sino que los hay de muchos colores lo que otorga una alegría vivaracha a las calles; las almas, al contrario de lo que usted pueda pensar, se mueven como nosotros, pasean y correr, ríen y lloran. Incluso beben y comen aunque no sienten hambre o sed. Saben que precisan ingerir alimento y lo hacen sin extraer placer, sabor o sensación alguna del acto material. Es algo como llenar el depósito de un vehículo. Su coche no degusta la gasolina que le entra por el conducto, lo mismo les ocurre a las almas. Por lo que puede observar, tampoco  sienten el dolor. Claro, debe ser normal que carezcan de sensaciones corpóreas si sus seres están hechos de energía y no de carne como la nuestra. Aunque, si soy sincera, ese éter se condensa como si fuera carne, tan aparentemente iguales a nosotros los vi.

Volví a recordar que un caballero, menos aún si es británico, jamás se ríe de una dama. Pero imaginar a los espíritus bebiendo bourbon, comiendo pastel de manzana y eructando era una imagen más que hilarante. Sin embargo, como simiente de una novela, no daba para mucho porque yo no era un escritor del absurdo como ese joven alemán, Kafka, que tanto le gustaba al presidente del Shelfield’s, Mr. Pumberton. En muchas ocasiones había yo discutido con él sobre el auténtico fin de la literatura, defendiendo él que cualquier forma de narrar es válida y yo que debe hacerlo dentro del realismo más verosímil. Él aseguraba que algún día habría de darle la razón y que descubriría el poder de la imaginación.

Ms. Gertington continuó:

En Edwalla, las almas mantienen criterios divergentes y discuten igual que en la Tierra. Han de trabajar al igual que nosotros lo hacemos. Lo hacen en sus cosas, en tareas intelectuales, que no físicas, pero es trabajo al fin. Casi todo el mundo piensa que los espíritus son incorpóreos y felices. No es lo que yo he visto. Por el contrario, hay disputas entre ellas y disponen de sus juzgados donde dirimir sus cuitas, pagan sus comidas y sus viviendas con dinero y, en fin, si yo no hubiera sabido que estaba en trance y que realmente mi ser se había transferido a Edwalla, hubiera pensado que estaba en París o quizá en Berlín y, esto se lo digo porque sí visten con una moda que a mi juicio no es la adecuada como la que usan en esas capitales que le he citado.

-          Ya, entiendo. Pero me temo que no hay gran cosa aprovechable en esa visión para mi trabajo. Lo mismo podría haber observado en cualquier parte de este carnal mundo.

-          Siento que Edwalla sea tan similar a nuestra tierra. - contestó la mujer. Hizo un amago de volver a tomar la copa de oporto pero se contuvo.

-          ¿No vio usted nada más, escuchó alguna conversación, alguna pelea? – pregunté confiando en que la febril imaginación de la señora me sugiriera alguna historia digna de desarrollar.

-          Sí, claro, claro – respondió-, he paseado mucho por Edwalla mientras estaba en trance.

-          ¿Mucho tiempo? – hice un gesto de asombro-, apenas han sido un par de minutos los que han transcurrido entre que usted cerró los ojos y volvió en sí.

-          El tiempo, amigo mío, no corre igual en todas partes – respondió ella, con una seguridad que me turbó. Aquella pobre mujer era, a pesar de su innata elegancia y su habilidad para el engaño, una desheredada de provincias y no podía estar al tanto de las nuevas teorías físicas del señor Einstein que tanto debatíamos en el club con apasionamiento. Le rogué que siguiera.

-          Quizá lo que más le pueda interesar – continuó- es la escena que vi en el hospital.

-          ¿Hospital? ¿Hay hospitales entre las almas? – lo cierto es que era imaginativa.

-          Al parecer, sí. Los he visto. Entré. ¿Quiere que le cuente lo que escuché y vi?

-          Por favor- asentí.

El hospital Mangod es un edificio alto, quizá de veinte plantas, ordenadas por el tipo de dolencias. Está situado en la periferia de Edwalla. En mi trance, algo me arrastró a la planta sexta, donde están las almas que están ya a punto de morir. Sí, sé que ahora está usted pensando que las almas no mueren, pero le aseguro que en mi visión, se enferman y mueren. Sin dolor porque su éter no puede sentirlo, pero enferman y mueren. Quizá, el universo sea una cadena de muertes y resurrecciones. Nosotros morimos y nuestra alma va a Edwalla. Ellas mueren y sus almas van a otro lugar, y así indefinidamente. Nadie lo puede saber, yo tampoco. Lo único que sé es que yo estaba presente en aquella habitación, pintada en azul cielo, con las ventanas abiertas por donde se colaba la brisa de la mañana y las voces de otras almas que conversaban en la calle. Le relataré la escena. Una de las almas estaba en cama. Era joven. Su cara era la de apenas un adolescente. Estaba delgada, demasiado delgada, con ojeras, pero sonreía. Claro, si uno no sufre, se puede sonreír.  A su vera, otras dos almas. No sé yo si en aquel mundo hay padres e hijos pero, si yo no hubiera sabido que estaba en trance, hubiese jurado que eran las almas padre y madre del alma enferma que permanecía en cama.  Le acariciaban la mano y le aseguraban que iba a sanar.

-          El doctor nos ha dicho que te recuperarás, que te han dado las medicinas más modernas – escuché que decía una.

-          Te agradezco el intento- respondió el alma joven- pero he leído el informe médico.

-          ¿Cuándo?- la otra se sobresaltó.

-          Cuando os fuisteis a la cafetería. Creíais que dormía pero aproveché para echar un vistazo a los papeles.

-          No los creas- la otra alma le apretó el hombro a la enferma.

-          Siempre hay esperanza- recalcó la primera.

-          No os preocupéis, toca y toca. Es ley de vida.

Usted estará pensando que cómo es posible que las almas se despidan y tengan lazos familiares. Yo tampoco lo sé, sólo le relato lo que escuché y vi. En aquel momento, una de las almas, la que parecía más compungida, se levantó y le sirvió un poco de agua a la paciente. Le costaba contener las lágrimas.

-          Iremos a ver Orión, cuando te pongas bien- afirmó.

-          Eso está muy lejos.

-          Pero hay unas ofertas estupendas. Apenas tres años de viaje, un ver y no ver. Todo incluido.

-          No sueñes, no sueñes. Los médicos lo tienen demasiado claro.

Las tres almas se quedaron calladas por largo tiempo. Se miraban sin decir nada. Todas sabían lo que pensaban las otras y el reloj del mundo corría en su contra.

Cuando ya casi atardecía, el alma que permanecía en cama, miró a las otras al tiempo que decía.

-          ¿Vosotros creéis que hay algo?

-          ¿Qué quieres decir?

-          Si hay algo más allá, tras morirse – aclaró la enferma.

-          Pues claro que hay algo- contestó la que estaba sentada junto al cabecero- nosotros, somos creyentes.

-          ¿Y si no hay nada? Si simplemente morimos y se acabó todo.

-          No digas tonterías- la regañó con cariño-, claro que hay algo, el paraíso. Morimos sólo para volver a nacer en el más allá, en ese Edén con continentes y océanos, selvas y desiertos del que hablan las crónicas.

-          ¿Cómo será?

-          Ya lo sabes, como lo pone en los libros sagrados. Una vez que te libras de este espíritu etéreo y tan poco apasionado, eres glorificado hasta culminar tu viaje en un planeta rocoso transformado en carne. ¿Te lo imaginas? ¡Resucitarás en un cuerpo de carne y hueso! ¡De carne y hueso! ¿Puede haber mayor felicidad?

 
Cuando el tren me dejó en Euston Station había ya completado el primer capítulo de la que esperaba fuera mi mejor novela. Lo único que me fastidiaba era tener que darle la razón a Mr. Pumberton.