El diario de Etty Hillesum, (Anthropos, 2014), es un desgarrador testimonio de la resistencia, encarcelamiento y asesinato de Ester "Etty" Hillesum en la Holanda ocupada por los nazis. Similar en concepto al Diario de Anna Franck, el de Hillesum es mucho más maduro (no era una adolescente sino una mujer concienciada de 27 años) y reflexivo y, por ello, más impactante. Judía, comenzó a trabajar como voluntaria del Consejo Hebraico como enfermera en el campo de concentración de Westerbock. Participó en la Resistencia. Asumiendo que no tenía escapatoria a su destino, rechazó los escondites que se le ofrecieron y se entregó a las SS en junio de 1943. Tras un breve periodo de cautiverio en el mismo Westerbock, fue deportada a Auschwitz donde moriría en noviembre del mismo año. Su última misiva fue una postal que lanzó al campo desde el camión de ganado que la llevaba a la muerte. Decía: «Me esperaréis, ¿verdad?». Su diario lo hace porque su recuerdo permanece vivo.
Su diario - que en esta edición es sólo una parte de todos los escritos de Ester- no es sólo un recuento histórico del drama judío en la Europa nazi. Es también un conjunto de reflexiones personales entre las que cabe destacar su relación -entre amorosa y profesional- con Julius Spier, su amor por la poesía de Rilke o su religiosidad permaneciendo fiel a su fe, o mejor dicho, encontrando refugio en la espiritualidad, aún cuando el mundo se derrumbaba alrededor. Cada página destila la enorme fuerza de lo peor y lo mejor de la vida.
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