El italiano (Alfaguara, 2021), de Arturo Pérez-Reverte, es una novela ambientada durante la II Guerra Mundial, en la bahía de Algeciras. Narra la historia de un buzo militar italiano, Teseo, encuadrado en un equipo de sabotaje de navíos aliados que hacen escala en Gibraltar y su historia de amor con una joven española, Elena, viuda y librera.
Con el estilo propio de Pérez-Reverte, la novela tiene saltos en el tiempo entre lo que ocurría en la guerra y lo que sucede en la actualidad (años 80, en realidad). La trama mezcla la supuesta investigación que hace el narrador con la historia descrita según las informaciones que recibe. Un narrador que ha sido reportero de guerra, como el propio autor de la novela.
La primera mitad de la novela resulta demasiado lenta, mientras que desde ese momento hasta el final el ritmo es mucho más interesante, animando a la lectura en cada capítulo hasta llegar al resultado de la última misión. Parte de esta lentitud inicial está en el excesivo detalle técnico de los submarinos torpedo que manejan los marinos italianos. Está bien introducir términos técnicos y palabras inusuales pero, en este caso, es un tanto repetitivo ya que dichos torpedos humanos tampoco tenían tanto secreto técnico.
La novela está relatada con tiempos verbales distintos según el capítulo. Algunos en presente de indicativo (la historia narrada), otros en tiempo pasado (la investigación del narrador). De este modo, lo que sucedió hace décadas se nos presenta en presente, como si estuviera ocurriendo ante nuestros ojos, mientras que los hechos más recientes se narran en pasado, generando cierta distancia con ellos y relegándonos al papel de observadores. Algo que resulta literariamente interesante.
La labor de documentación de Pérez-Reverte es impecable y sitúa la historia en un realismo notable.
Sin caer nunca en el tremendismo, el escritor narra perfectamente la tensión, el miedo, el valor y el horror de la tortura.
En las descripciones, hay un mayor énfasis en la vida cotidiana de la colonia británica en Gibraltar que la de los españoles en el resto de la bahía. A mi modo de ver, está mejor desarrollado el personaje de Teseo que el de Elena, no quedando claro en esta cuáles son sus motivaciones más íntimas para involucrarse en el espionaje.
Por momentos, la narración de la guerra es demasiado romántica, con códigos de honor entre enemigos que, en todas las guerras, no se respetan.
En los anexos, existen dos mapas muy bien realizados que ayudan a comprender la geografía de la escena que, a pesar de ser muy reducida, puede confundir al que no haya visitado la bahía.
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