La libertad total (ByB, 2013), del argentino Pablo Katchadjian es una novela que parece un guión de teatro porque está basada exclusivamente en el diálogo, sin descripciones, sin narrador. Un diálogo casi anónimo porque los personajes son denominados con letras, de la A a la J, lo que hace más complicado todavía el identificarse con alguno de ellos. Tampoco hay un tiempo concreto o un lugar donde transcurra la conversación.
La libertad como concepto, como necesidad, como experiencia fundamental del ser humano, requiere aproximarse a ella o bien de manera rigurosamente filosófica o bien desde la evocación de una historia que dispare el ansia por la misma en nuestra mente. Nada de ello ocurre en esta novela que camina demasiado cerca del absurdo. No es que el absurdo en sí mismo sea un mal recurso pero, en este caso, se degrada la importancia de la libertad porque las digresiones de los personajes y sus juegos de palabras pueden concebirse como experimentos del lenguaje pero no como literatura que nos emociona y nos hace vibrar con la libertad. Si el autor pretendía remedar los diálogos de los clásicos griegos, demostrar dominio en el uso de sofismas, falacias, parábolas y silogismos, lo que consigue con esta dialéctica inverosímil, falsamente humorística y ajena a lo concreto, es banalizar la libertad, incluso el que en ocasiones aburra hablar de la libertad, justo lo contrario de lo que yo esperaría de la literatura y de su compromiso social al hablar sobre un valor tan fundamental. Una cascada de diálogos sin objetivo moral. La propia asepsia del concepto narrativo- no lugar, no tiempo, no circunstancias, no nombres- aleja al lector de la emoción que la libertad debe causar porque esta no es ni puede ser un concepto abstracto sino que tiene valor en cuanto que modela e influye decisivamente en nuestra vida, en nuestros sentimientos, en nuestra ilusión, en nuestra pasión, en nuestra manera de concebir el mundo. La libertad necesita de la pasión. ¿Es posible la libertad total o es necesario tener reglas para que la libertad posible se desarrolle? Sin duda, una pregunta que ha preocupado a los hombres desde hace milenios pero sobre la que el libro de Katchadjian no aporta novedad alguna.
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