Un fractal, como se sabe, es un objeto geométrico cuya forma básica se repite a cualquier escala. Tiene propiedades matemáticas curiosas (como que su dimensión no es entera) y fue descrito por primera vez por Mandelbrot. Son autosimilares, es decir, sus partes tienen la misma forma o estructura que el todo, aunque pueden presentarse a diferente escala y pueden estar ligeramente deformadas.
La curva de Koch en particular se obtiene dividiendo repetidamente un triángulo. Se parte, incialmente, de un triángulo equilátero de lado unidad. Lo dividimos en tres partes iguales de longitud 1/3 cada lado. Sustituimos el segmento central por dos segmentos de tamaño idéntico formando un diente como se muestra en la animación mostrada abajo en la iteración n=1. En este momento, tenemos una curva poligonal P1 de longitud 3·4··1/3=4. Repetimos la operación (n=2) con cada uno de los cuatro nuevos segmentos de cada uno de los "lados". Obtendremos así la curva P2 de longitud 3·42·1/32=16/3. La iteración indefinida nos proporciona la isla de Koch o copo de nieve de Koch. Se entiende que, a partir de una ley muy sencilla (la subdivisión de una recta), se pueden obtener formas increiblemente complejas. Curiosamente, la curva de Koch tiene un perímetro ¡infinito!
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