En estos tiempos en que todo se quiere interrelacionar con todo en la red, en donde parece que la escritura y la literatura deben estar forzosamente unidas a la nube, a los enlaces, a las redes sociales y a la acción colaborativa e interactiva, está surgiendo una tendencia que pretende justamente volver al alma de la escritura: al trabajo intimista y solitario, meditado, intrínsecamente aislado, de creación literaria por el autor exclusivamente sin atender al entorno ni a ningún tipo de interrelación. Así han aparecido procesadores de texto que pretenden aislar al escritor de cualquier distracción, de los mensajes que en ventanas pop up nos anuncian la conexión de amigos en Messenger, Twitter, Facebook o cualquier otra red, de los asaltos a la concentración de noticias y webs. Sólo presentan una pantalla sencilla, sobria y completa con el texto que estemos escribiendo.
Por ejemplo, Write Room para la plataforma Apple (y que dice ser una alternativa al Word de Windows, tan lleno de conectividad con el mundo exterior y otras aplicaciones de Office) y que ya se comentó en Biblumliteraria hace algún tiempo. Similares son Darkroom para Windows que, como señala su publicidad, es un entorno full screen, distraction free, writing environment;Ommwriter que pretende ser un text processor that firmly believes in making writing a pleasure once again, vindicating the close relationship between writer and paper. The more intimate the relation, the smoother the flow of inspiration. y que presenta una pantalla que se parece sobre todo a una máquina de escribir convencional pero a la que añade una banda sonora inspiradora; o WriteMonkey también para Windows, que es freeware.
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