13/3/11

¿El que un libro se estropee es ahora un valor?



La decisión de la editorial HarperCollins de facilitar libros electrónicos a las bibliotecas que sólo puedan leerse 26 veces ha puesto en pie de guerra- con justa razón- a estas últimas. Según la nueva política la licencia de préstamo a bibliotecas y distribuidores será tal que, tras 26 lecturas, la licencia caducará y deberá volverse a pagar. El rationale que existe detrás de la decisión es que también los libros físicos se deterioran con el tiempo y las bibliotecas deben volver a comprarlos, caso aún más evidente cuando se trata de periódicos que son mucho más frágiles que los libros encuadernados. La forma de implementar este control será a través de código oculto en la protección DRM que hará el libro ilegible.

La fórmula por la cual se ha llegado a esa cifra de 26 préstamos no está clara pero ciertamente parece ridícula cuando un libro corriente puede durar mucho más que eso. Seguramente, HaperCollins no quiere decir que son “sus” libros los que duran tan poco por tener una encuadernación pobre. De hecho, sus encuadernaciones son excelentes por lo que la editorial aplicará de facto una restricción mucho más severa a los e-books que a los libros en papel. En definitiva, se trata de una estrategia “anti e-book que se concreta en muchas tácticas simultáneas: precio desproporcionado respecto al papel, imposibilidad de ser el propietario de un libro electrónico disfrutando sólo de una licencia de lectura temporal, restricción minimalista en el préstamo, control total por un “gran hermano” que espía hasta cuántas veces leemos y qué leemos…

Este blog ha señalado muchas veces las carencias del libro electrónico actual y parecería lógico que la industria tratara de subsanarlas para lograr que el e-book tuviera todas las ventajas del libro convencional y las ventajas que la digitalización proporciona. Pues no. No se corrigen las desventajas electrónicas y encima se le añaden las desventajas del papel. Si este puede deteriorarse con cierta facilidad, si puede romperse, hagamos que el fichero electrónico sea aún más fugaz, que se estropee aún antes. No parece la mejor estrategia, desde luego.






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