La bailarina y el inglés (Planeta, 2009) del malagueño Emilio Calderón es una novela de aventuras, casi juvenil, a lo más puro estilo Kipling (escritor al que, por cierto, se cita en la novela). Una trama de amores, asesinatos, robos y espionajes en la India colonial de la segunda guerra mundial, mezcla de ficción e historia, que es, en realidad, el pretexto para describir con detalle, ironía, profusión de anécdotas y mucho de estereotipo, las costumbres de la India y de una sociedad de castas que lindaba con lo esperpéntico. Una descripción que probablemente no es estricta y rigurosa pero que es amena, divertida (impropiamente cuando, en ciertos pasajes, se hace broma de la tortura), deliberadamente exótica, con diálogos jocosos, que tiene mucho de costumbrista, y que hace ágil la lectura. De hecho, en las primeras cien páginas, o sea un tercio del total, no hay historia pues el escritor sólo se dedica precisamente a describir las costumbres del país. Sólo a partir de entonces, comienzan a ocurrir los acontecimientos de la trama principal. Un trabajo que se lee rápido y que, sobre todo, pretende entretener aunque también haya una cierta reflexión sobre la identidad cultural de los colonos.
La novela quedó finalista en el Premio Planeta del año 2009.
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