31/1/11

Journée du livre numérique


El próximo 7 de febrero tendrá lugar en Bruselas la VI edición de la Journée du livre numérique , una iniciativa del Service général des Lettres et du Livre en colaboración con Technofutur TIC y la Biblioteca central de la Région de Bruxelles-Capitale.

Tanto el formulario de insciprción, que es gratuita, como el programa pueden verse en este enlace.


30/1/11

La carta


Apretujó el tabaco dentro de su pipa antes de prenderlo con un tizón fino que tomó de la hoguera. Se sentó en el porche, frente al sol naranja que se desvanecía entre el ramaje que cubría la pérgola, aspiró profundamente hasta que sintió que sus pulmones se llenaban de humo y expiró con parsimonia. Seguramente llovería por la noche. El cielo ya reposaba sobre una almohada gris marengo que se estaba condesando hacia el este. Sí, llovería. Lo notaba en el vuelo inquieto de los pájaros que se apresuraban a buscar cobijo en sus nidos, en el croar agitado de las ranas en el estanque y en el escozor que punzaba en la herida de su pierna. En las noches de tormenta era difícil conciliar el sueño. No por los truenos ni por el campanilleo de la dura lluvia de la meseta, a los que se había acostumbrado hacía muchos lustros, sino por los recuerdos que le visitaban en cuanto se acostaba. Miró la carta que esperaba lectura. La había traído un criado y se la había entregado con despreocupación. De casa del señor Monterrey, había dicho con una reverencia sumisa.

- Monterrey, ¿qué quiere ahora este maldito pendejo?- se había preguntado en voz alta sin importarle un comino que el criado le oyera.

Cuando todo aquello había acaecido, él estaba ocupado con el ganado y dando órdenes a los hombres, así que dobló la carta y la introdujo en la alforja sin atenderla. Habría tiempo para hacerlo después. El día fue largo y pesado. Unas cuantas terneras se habían perdido en el paso del río y hubo de cabalgar un par de horas hasta localizarlas en un pedregal, ya casi fuera de la hacienda. Para cuando regresó a la casa, la noche era ya cerrada. Se tiró sobre el diván y llamó a gritos a Soledad, la esclava mulata que le había servido desde que tenía uso de razón. Tanto tiempo que, a veces, se preguntaba si habría hecho algún pacto con el diablo para hacerla inmortal. Casi se había dormido- lo recordaba bien- cuando le vino a la mente la carta de Monterrey. La noche no invitaba a alejarse de la chimenea pero algo dentro de él le hizo correr a las caballerizas y rebuscar entre las alforjas. Estaban en el suelo, limpias y prestas para el día siguiente. Los caballos se inquietaron por un momento al verlo entrar pero su familiar figura y su voz tranquilizándolos, los calmó. Tomó el mensaje y corrió hacia la mansión. Eran sólo unos metros pero llegó empapado y malhumorado. Antes de leerla se sirvió un brandy. En el sobre sólo ponía “para Humberto Santillana” y ese era su nombre. La letra era suave, sensualmente barroca, y Humberto se sorprendió de que un tipo tan indeseable como Monterrey tuviese una caligrafía tan delicada. Tomó un estilete y rajó uno de los bordes. Un aroma perfumado le embriagó por un segundo.

- Será maricón el Monterrey.- pensó Santillana- Ahora debe perfumarse.

La idea sólo permaneció un instante en su mente porque, casi de inmediato, reconoció la letra de María Estela.

Y entonces, incluso antes de leer la primera palabra, miles de imágenes se le agolparon en la cabeza como si un duende las hubiese liberado de la prisión en la que él las había recluido. Sombras vagas de caricias, de besos, de su piel blanca y suave, de su melena morena, de risas, de juegos impropios de adultos y que, sin embargo, es lo único que hace que merezca la pena ser adulto, de noches insomnes en la urgencia del amor. Tenía la camisa puesta y por eso no podía verlo pero estaba seguro que, a la altura del corazón, la carne se le estaba abriendo de rabia y de pena. Habían pasado muchos años. Demasiados en el calendario pero escasos en el olvido. Se vio a sí mismo en la plenitud de su vida, con cuarenta y cuatro recién cumplidos, seis mil cabezas de ganado, una finca que era la envidia de sus amistades y un buen amigo en el que confiaba, Servando Monterrey. Una vida excitante que le llenaba de dicha y que no le dejaba pensar en nada que ni fuera el provecho del rancho cada minuto de su existencia. Se sentía libre y en verdad lo era. Hasta que llegó ella. Una mujer más atractiva que las diosas mitológicas, culta, recién llegada de España, esbelta, inteligente y con una sonrisa por la que cualquier hombre se dejaría matar sin pestañear. Servando y él habían ido a la ciudad para unas gestiones con el notario y, por azar, fueron invitados a una cena que el doctor Prendes daba aquella noche. Aceptaron más por compromiso que por agrado. Ellos eran más de visitar a las señoritas de la Maison Habana que aguantar la cháchara de las esposas de los terratenientes o las solteronas que abundaban en el lugar. Nunca sospecharon que a su mesa se sentaría María Estela Hernández, viuda reciente que buscaba establecerse en América. Y menos aún imaginaron que ambos se enamorarían aquella misma noche de la misma mujer. Loca, apasionadamente, como se relataba en las novelas que vendían en la librería de la señora Pajares. No sucedió nada aquella velada a no ser porque ambos no durmieron en toda la noche y porque ambos soñaron despiertos con besar algún día los labios de Estela. Unos cuantos meses después, Servando y María Estela anunciaron su compromiso. Monterrey se lo comunicó a él primeramente en privado, como deben hacer los amigos. También en una noche de tormenta. Él, por toda respuesta, le abofeteó el rostro y el otro, herido en su honor por un amigo del que esperaba bienintencionados deseos, se enzarzó a puñetazos. Pelearon largamente bajo la lluvia, revolcándose en el barrizal que el chubasco había formado en el jardín. Casi se matan y, para cuando la boda se celebró, habían pasado de ser íntimos a odiarse intensamente.

Santillana no había dejado de amarla. Tanto como odiaba a Servando, la amaba a ella. Durante aquellos años que le habían hecho viejo, no había dejado de maldecir cada noche el nombre de su antiguo amigo y bendecir con un beso lanzado al aire el nombre de ella. La mulata Soledad que, aunque arrugada y achacosa, seguía viva fiel a su pacto con el demonio, le gritaba de tanto en cuanto:

- Deje usted de hacer el idiota. Parece un criajo del diablo. Ella se casó con el otro. Punto. Busque usted otra mujer que para eso tiene hacienda y dineros y déjeles vivir en paz.

Pero él perseveraba. Si le era posible se las arreglaba pare que los negocios de Servando fracasaran. Bajaba el precio del ganado en el último instante, aún perdiendo plata, para que el otro perdiese aún más. Incluso, intentó desviar el cauce del río para que dejara de fluir hacia las tierras de Monterrey. Y casi lo consigue a base de presas y canalizaciones si no hubiera sido porque un otoño especialmente tormentoso provocó una inundación que acabó con los parapetos y los muros pacientemente levantados. A veces, cuando iba a la ciudad, se apostaba tras un carromato y esperaba horas para verla pasar. En su fiebre estaba convencido que ella no era feliz al lado del idiota de Servando y que, algún día, reconocería su error y llamaría a su puerta. Y él, entonces, la esperaría con los brazos abiertos, colmándola de dicha y de anhelos como al hijo pródigo que regresa tras larga ausencia.

Acarició la carta que había recibido. La tormenta debía estar casi encima porque el sonido del trueno apenas se demoraba respecto a la luz del relámpago. Las gotas del aguacero eran pesadas y golpeteaban contra los vidrios de las ventanas. El viento tamborileaba en los batientes y las ascuas de la chimenea crepitaban entre pavesas bailarinas. El momento había llegado. Ya se imaginaba lo que María Estela le había escrito. Que era desdichada, que le pedía perdón por no haberlo elegido, que Servando era un pendejo, que fuera ya mismo a rescatarla, a derribar la cancela de la casa de los Monterrey, que le prometía recuperar los años perdidos, que ahora ya sólo la muerte los separaría, que lo deseaba, que lo amaba tanto como él la amaba y la había querido todos estos años. Aspiró otra vez la fragancia de los pliegos y delineó con su dedo la curvilínea letra de ella. Sorbió un poco de brandy y se dispuso a leerla imaginando estar ya montado en su potro y cabalgando, bajo la lluvia, hasta la alcoba de la mujer para traerla – y sería mejor que Monterrey no se interpusiera si no deseaba recibir un balazo en la frente- a la casa.

La sirvienta Soledad entró con un café y se sobresaltó. Vio cómo Humberto introdujo las hojas en el sobre sin leerlas, cómo arrugó la carta hasta hacerla una bola deforme y cómo la lanzó al fuego que la consumió en un instante. Después, vio cómo aquel hombre alto y fuerte, entrado en años, rudo y acostumbrado a la dureza de la tierra, lloraba como un niño con su cara escondida entre sus manos.

- No puedo leerla, Soledad, no puedo- gimoteó- ¿Y si no dice que me ama? Es mejor no saberlo nunca, ¿no crees?

Se secó las lágrimas con sus grandes manos y tomó la pipa para seguir soñando.


YouDunnit


YouDunnit de Luck, Danny Day, Rodain Joubert, y Robbie Fraser, es un juego en realidad pero que incorpora contenidos de literatura hipertextual. Siendo un juego, obviamente la calidad del texto no es lo prioritario. Se trata de un relato-juego de serie negra donde el jugador-lector es un asesino que debe crear una coartada coherente en todo momento. Por ello, a medida que avanza la lectura-juego, el usuario debe recordar las mentiras que ha dicho, leer y memorizar lo que acontece y mantener una lógica casual en todo momento. El juego funciona marcha atrás en el tiempo y los mensajes y enlaces deben ser recordados y activados en un orden si no se quiere que la policía nos pille.




29/1/11

Perfecta

Sabes que no he comprendido nunca cómo es posible que me ames. Tú eres un ejemplo de virtudes y yo lo soy de carencias. Eres tan perfecta que me parece imposible que te hayas fijado en mí, que me hayas percibido entre la muchedumbre, que pienses que mi pequeño mundo pueda encajar en tu brillante universo. Sé que es imposible mejorarte y mi contribución a ti es, sin duda, la historia de un fracaso anunciado. Como si pretendiera estilizar el David de Miguel Angel con un cincel desafilado y estas manos torpes, o como si pintara una pincelada más en un Renoir tan sólo para arruinarlo. Porque eres tan extraordinaria que tengo la conciencia desdichada de que no puedo siquiera aportarte nada. Sé que no puedo mejorar tu perfección pero, al menos, permítemelo, quiero que mi trivialidad y mi insignificancia me dejen interpretarte de otra manera. Cuando te pienso, cuando te aburro, cuando te deseo, cuando te siento, mi imperfección te contamina y te arrastra momentáneamente fuera de tu perfección para leer tu cosmos con lecturas nuevas que me hacen comprender, aún más, la perfección de tu ser. Y, entonces, tras haberte atraído hacia la banalidad de lo que soy, vuelves a luminiscencia de tu paraíso y yo me siento orgulloso de que, por un momento, hayas bajado y me hayas visto. Anhelo representar algo en tu cosmos, aunque sólo sea el antónimo de lo que eres.



25/1/11

Lector de pantalla doble


EnTourage eDGe es un lector de libros digitales con pantalla dual, una de ellas del tipo e-ink y la otra LCD. De este modo, a costa de llevar casi 1.5 kg. de peso encima, se dispone de todas las posibilidades. Si queremos leer texto, la pantalla cataforésica nos permite hacerlo sin casi consumo energético, en escala de grises, y a plena luz solar. Su tamaño es de 9.75”- es decir, sensiblemente grande- y su resolución de 1200 x 825 pixeles. Soporta los formatos PDF y EPUB.

Pero si deseamos ver vídeos, animaciones, color, conectarnos a Internet, etc. la otra pantalla actúa como una tableta más convencional con tamaño de 10.1” y corriendo en Android. Hasta ahí nada nuevo respecto a otros dispositivos duales existentes. Hay, no obstante, algunas características interesantes como el que ambas pantallas pueden interrelacionarse de modo que informaciones de una se pueden enviar a la otra (tomar notas en la zona e-ink de lo que se está leyendo en Internet o buscar un dato en la red que ha aparecido en el texto), o que la pantalla a color puede mostrar un teclado para escribir notas sobre los libros que estemos leyendo de manera más sencilla. Dispone de grabación de audio y sonido. Permite leer tanto en horizontal como en vertical y dispone de 4 Gb de memoria ampliable. La batería es un tanto escasa pues en modo e-ink sólo aguanta 16 horas.

 

23/1/11

Digital World 2011


A partir de mañana, y hasta el día 26, se celebra en Nueva York el encuentro Digital World 2011 en el que se darán citas expertos entre los que hablarán Russ Grandinetti de Kindle o Abe Murray de Google Books. Esta edición se centrará en las perspectivas futuras del libro electrónico, la publicación electrónica para niños, técnicas de marketing en la era digital, tecnología del e-book, el formato EPUB, el futuro de las librerías convencionales y modelos de negocio, entre otros ya que el programa es especialmente denso. Como suele ocurrir en todos estos eventos, habrá también ponencias que tratan de herramientas comerciales de software aplicado a libro electrónico.





Y, finalmente, sólo sobrevive... el libro


Si hiciésemos caso a la publicidad y a los miles de gurús sobre el futuro del libro pareciera que cualquier tiempo por venir y cualquier dispositivo electrónico de lectura es mejor que el libro de toda la vida y que este está ya fallecido.

Este encantador video de Jean-Christophe Laurence para Cyberpresse y realizado por Top Multimedia nos muestra que la realidad es bien distinta. Todos los dispositivos electrónicos van quedando olvidados en un tiempo efímero mierntras que el libro de papel sigue sobreviviendo más fuerte que nunca. Donde los aparatos cibernéticos duran unos pocos años, nuestro libro ya aguanta cinco siglos. El video fue grabado el la escuela de St. Grégoire-le-Grand en Quebec.

El vídeo puede verse aquí:




22/1/11

Kindle Direct Publishing Newsletter



Kindle ha cambiado el nombre y algunas mínimas características de su plataforma de publicación, antes conocida como Create Space DTP y que, a partir de ahora, se llamará Kindle Direct Publishing Newsletter. Sigue siendo la herramienta que permite a un autor publicar e-books para el Kindle. Como golosina, a los autores que publiquen sus obras usando el sistema se les permite participar en el The 2011 Amazon Breakthrough Novel Award que eligirá al mejor trabajo subido a la plataforma.



20/1/11

Congreso de literatura electrónica


La italiana Oficina de literatura electrónica organiza para hoy y mañana un congreso sobre literatura electrónica que contará con la presencia de numerosos expertos en este campo. Para más información, puede accederse a este post en Literatura Electrónica.


19/1/11

Poesía en Twitter


La iniciativa Letras en el Sahara propone un maratón poético en Twitter. Es una iniciativa altruista que puede difundirse a través del hashtag #letrasenelsahara. Se trata de hacer un macropoema colectivo, que hable de la situación actual del pueblo saharaui, a través del twitter y con la participación de un grupo de personas (máximo 20) que escribirán en el orden que se les haya asignado durante la inscripción.



17/1/11

Adquisición de conocimiento por lectura computerizada


En la Universidad Carnegie Mellon se está desarrollando un experimento de adquisición artificial de lenguaje. El programa NELL, acrónimo de Never Ending Language Learner se dedica a “leer” sitios de Internet e intentar, mediante los adecuados algoritmos, formar una representación del conocimiento adquirido en base a técnicas de inteligencia artificial. Es evidente que las aplicaciones futuras pueden ser muchas: búsqueda inteligente de información que nos interese, clasificación bibliotecaria, gestión automática de bases de datos, reconocimiento de textos, etc. NELL no sólo trata de clasificar correctamente los textos encontrados sino de “generar”, a partir de ellos, “hechos conocidos” de manera similar a como funciona el cerebro humano que del maremágnum de información que recibe llega a deducir conocimientos, reglas y conceptos abstractos. Los creadores del programa afirman en este documento que, de momento, NELL ha llegado a deducir casi 250.000 hechos tras 67 días de funcionamiento con un acierto del 74%. NELL llega a clasificar una frase como “hecho” si la encuentra en muchas fuentes de manera similar o la aprende de una fuente de toda confianza.

Para Nell es más sencillo categorizar los datos objetivos y cuantificables. Mucho más complicado le es lidiar con la ironía o con la fantasía. Así, NELL llegó a “creer” que los Klingon de la serie Star Trek existen, dada la proliferación de fuentes que hablan de ellos como si de algo real se tratara. O “piensa” que las metáforas son quizá herramientas u otra forma de denominar a los escritores.



To be continued


El próximo miércoles 19 se da comienzo a una experiencia colaborativa denominada To be continued, un concurso de novela ilustrada en colaboración que podremos construir y leer en internet. La iniciativa cuenta con el apoyo de Aloído, Dosdoce, Ediciona, Soopbook, y el Instituto Cervantes y está abierta a escritores, fotógrafos e ilustradores para crear, entre todos, una obra colectiva. La semilla inicial desde la que se armará toda la obra será escrita por Santiago Roncagliolo, ganador del Premio Alfaguara. Los participantes podrán proponer posibles continuaciones a la historia, en capítulos de entre cinco y quince páginas.

No es la primera vez que se hace una iniciativa similar de este tipo. Hace unos años, patrocinado por la Universidad de Deusto, se creo también una wikinovela en tres idiomas aunque, en aquella ocasión, sólo se podía adjuntar texto (la semilla en castellano fue dada entonces por J.J. Millás. Aún recuerdo que participé en el evento), o la propuesta de wikinovela colaborativa de Nieto hace 2 años.

La actual iniciativa, sin embargo, se destaca de aquellas en que, primero, permite añadir no sólo texto sino imágenes e ilustraciones; segundo, en que es un concurso con premios a los mejores capítulos (lo que afortunadamente eliminará los muchos trolls que camparon en las anteriores) y tercero, que el resultado acabará convirtiéndose en libro digital e impreso.







16/1/11

Flash back en Twitter

Una interesante iniciativa de la biblioteca John Fitzgerald Kennedy, donde se almacenan todos los archivos relativos a su presidencia, es la de ir publicando datos, frases y anécdotas reales del presidente en twitter como si de un flash back histórico se tratara. El lector que siga el canal @Kennedy1961 podrá sentirse en 1960-1961 leyendo on-time los mensajes del presidente de los Estados Unidos de la época xomo si todo estuviese ocurriendo ahora mismo. El proyecto se inició el pasado año y ya ha publicado 1142 mensajes . Durante el pasado año, Kennedy estaba "en campaña". Ahora, ya es presidente porque ha sido nombrado "este" enero de 1961. Una conmemoración del 50 aniversario de su llegada a la presidencia.

15/1/11

Niño de las montañas


Phurba tiene diez años y corre contento junto a Cheji y Dawa siguiendo a los hombres que llegan por la ladera. Son muchos y vienen en cuatro todoterrenos. Buena señal. Eso es que traen muchas provisiones y muchos aparatos. Necesitarán ayuda.

Phurba sabe ya lo que es trabajar para los extranjeros. Comenzó hace un par de años. Era verano, la única temporada en que los extraños se atreven a adentrarse en la comarca. El cielo era de un azul cobalto especialmente intenso y la línea agreste de las crestas nevadas brillaba bajo el sol del mediodía. Acababa de regresar de la escuela cuando su padre, mirada seria y tono de voz profundo, le dijo enfrente de sus hermanos:

- Phurba, ya eres mayor. Eres el hijo mayor. Es hora de que trabajes con los mayores. Mañana vendrás con la expedición.

Phurba se sintió orgulloso de sí mismo, aunque no sabía aún qué significaba todo aquello. Sus dos hermanos chiquitos y su hermana, un par de años mayor que él, le observaban con honesta admiración. Pasó la noche despierto, ilusionado con su entrada en el universo de los adultos. Supo pronto qué era aquello. Le cargaron a la espalda un fardo de quince kilos que hubo de acarrear montaña arriba. Él estaba acostumbrado a caminar por el pedregal con sus sencillas sandalias pero no era lo mismo hacerlo con aquel peso sobre él. Aguantó, apretó los dientes y aguantó. Su recompensa fue una sonrisa de su padre mientras le revolvía el cabello al llegar a casa y la felicidad que vio en el rostro de su madre por el sueldo recibido. Desde entonces, Phurba ha acompañado muchas veces a los porteadores. Aún no le dejan continuar más allá de la bocana del glaciar. Tiene que crecer más, le han dicho. A las últimas travesías, donde descansan los espíritus, sólo llegan los muy expertos. Dicen que ganan mucho dinero. Él quiere llegar a ser uno de ellos cuando se haga grande. Pero, por ahora, sólo puede acompañar a la procesión de porteadores que se arrastra por los campamentos de baja altura. Ha aprendido mucho inglés que es la lengua en la que los forasteros se comunican con ellos. Dawa sabe aún más palabras porque se le da bien eso de aprender idiomas de otras tierras. Pero Phurba es más fuerte y ágil. Ha llegado a portar hasta veinte kilos, para envidia de sus amigos.

Llegan los jeeps y los habitantes de la aldea se arremolinan junto a ellos. Descienden los extranjeros. Son doce. Visten anoraks de colores chillones, llevan manoplas, botas enormes, gorros de lana y gafas oscuras a través de las cuales no se les puede ver la mirada. Cheji se ríe de ellos. En el estío la temperatura es agradable y a ellos les basta una camisa ligera para sentirse a gusto pero aquellos tipos parece que ya estuvieran arriba, en las cumbres blancas, en medio del hogar de Chomolangma, donde el hielo es duro y rocoso. Son blandengues estos visitantes. Para subir necesitan tanta ayuda que los niños de la aldea piensan que están enfermos.

Aún no ha amanecido. Phurba está en el grupo. Esta vez, también Dawa. Caminarán juntos. Dawa se ríe por la carga que le ha tocado en suerte. Hace cling cling con cada paso. Serán cantimploras de metal o fiambreras o clavijas. Quién sabe. Qué más da. Phurba lleva encima varias tiendas y sacos de plumón para que los extranjeros duerman confortablemente. Más allá, su padre carga con cuatro bombonas de oxígeno porque estos forasteros tienen los pulmones pequeñitos y se ahogan en las alturas.

El sol sale tímido por entre las montañas. Hay nubarrones a lo lejos que se iluminan de anaranjado cuando la luz de la mañana les golpea de súbito. El escenario es hermoso pero Phurba sabe que esos nubarrones pueden llegar sobre ellos en pocas horas. Y nunca es bueno ascender por la montaña si el tiempo se encrespa. Su madre, previsora, le ha hecho llevar un jersey de lana y, en su pequeño hatillo, lleva un poncho de plástico que su padre compró a unos alemanes el pasado año. Eso servirá. Deberá servir.

Tras varias horas se detienen a comer algo. Él come un trozo de tsampa y parte de las lentejas que lleva para todo el día en su saco. Los otros hombres, los extranjeros, sacan unas barritas envueltas en papeles multicolores y encienden un hornillo donde calientan una sopa que sacan de unos sobres más multicolores aún. Uno de los expedicionarios se acerca a Phurba. Le saluda. Se ha quitado las gafas y las manoplas. Es bueno poder mirar a los ojos directamente sin el obstáculo de los gruesos vidrios oscuros. Tiene buen mirar. Le sonríe. Le dice que se llama Pedro. Spanish le dice. Vienen a subir el Pumo Ri. Si hay suerte, comenta. Si el tiempo les respeta, suspira, mientras alza la vista hacia los nimbos que cada vez están más cerca. Le da una chocolatina. A Phurba le gusta el chocolate. Come sólo un poco porque el resto lo compartirá más tarde con sus amigos. Le es simpático el spanish.

- Algún día, cuando seas más grande, te enseñaré a escalar en el hielo- Phurba cree que le ha dicho en inglés.

Sí, eso le gustaría. Traspasar la línea que todavía no le dejan cruzar. Donde la nieve ya es densa y los hombres necesitan zapatos con púas de acero para caminar sobre ella. Se lo agradece aunque sabe que quizá ese montañero no regrese más al Tibet. Quién sabe. Por lo general, todas las caras son distintas cada año.

Es hora de reanudar la marcha. Los extranjeros vuelven a echarse encima las fuertes pero ligeras chaquetas, se colocan las polainas, reatan sus botas especiales, se ajustan sus gafas de alta protección ultravioleta y toman sus bastones de fibra de carbono estampada. Dawa le ayuda a Phurba a cargar el fardo y este le ayuda a aquel. Se colocan cerca del hombre que le ha dado el chocolate. Va charlando con otro de sus colegas de expedición que debe ser de otro país porque usan el inglés para comunicarse. Phurba está atento a lo que dicen. Le gusta saber lo que los mayores hablan, lo que sienten, lo que piensan. Él, algún día, será como ellos. El montañero le mira, le sonríe y continúa hablando con su compañero, un hombre con barba.

- Puede ser que la cultura local se esté olvidando pero estos niños tendrán un futuro mejor gracias a las expediciones de escaladores – ha dicho.

- Pues en mi país- contesta el otro- dicen que se explota a los sherpas.

- Siempre hay excesos. Es inevitable. Pero no es así, en general. Nosotros pagamos bien, mucho más que los japoneses, por ejemplo.

- ¿Ah, sí? ¿How much, Cuánto si puede saberse?

- Dos o tres euros por jornada a los niños y hasta siete u ocho a los adultos.

- Holy Cow! That’s a fortune! They must be happy with you, guys! - exclama admirado el hombre de la barba.

Phurba se siente orgulloso de ser tan importante.


Barroso con la FEP



La Federación de Editores Europeos se ha reunido esta semana con el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y le solicitado apoyar iniciativas para salvaguardar los derechos de autor en el medio digital. La Federación señaló que la publicación de libros es uno de los pilares de la democracia y que, por tanto, debe ser protegida. Asimismo, señalaron que la industria editorial europea es más importante que la norteamericana de lo que se deduce que no es obligatorio seguir los modelos delo otro continente. También, la FEP ha valorado muy bien el Libro verde publicado por la Comisión que avala la posibilidad de que haya diferentes tasas de IVA para los libros impresos, los audiolibros o los libros electrónicos.



Desayuno


La cafetería era coqueta, justo en la esquina donde el mar rompe contra el malecón. La mañana era hermosa, adornada por una bóveda azulada y muy fría como deben ser los amaneceres de invierno. Nos sentamos enfrente del ventanal frente a una estupenda panorámica del puente viejo y la desembocadura del río. Apenas había transeúntes y el tráfico escaso remoloneaba perezosamente entre semáforos que te hacían guiños. La ciudad apenas se había vestido de sol para que nosotros la disfrutáramos. Pedimos los cafés, el zumo y unos bollos. Calentaste tus manos apretando la taza con delicadeza. La luz se encaprichó de tu pelo y de la suave piel de tus mejillas. Tuve ganas de besarte allí mismo apasionadamente, como ocurre en las películas, pero sólo enlazamos nuestras manos y acaricié pausadamente la silueta de tus dedos. Estuvimos solos un buen rato, mi silla al lado de la tuya, mis ojos prendidos en los tuyos, mis oídos acunados por tantas cosas que me contabas. Me cuentas siempre mucho y, sin embargo, el ansia que tengo por saber de ti no disminuye un ápice. La cita que tenías hizo que tuviésemos que salir. Te ayudé a colocarte la bufanda y el abrigo. Al salir, la temperatura era gélida, luminosamente fría. Nuestro aliento formaba pequeñas nubecillas de rocío que se desintegraban juguetonas al momento. El mar estaba calmo. Metiste tu mano en mi bolsillo y yo la apreté con todo el amor del mundo.



14/1/11

One text, Many Stories


One text, Many stories de Annette Weintraub, es un experimento visual más que literario ya que, sobre todo, investiga cómo el texto y su comprensión quedan afectados por la situación relativa de los textos, la maquetación y el orden de los mismos en el lay out de página. Al inicio, una caótica visión textual nos sacude y no es sencillo encontrar un camino coherente. Puede cansar si no se halla un orden interno, una forma de coordinar las frases. Con todo, hay mucho que leer. Son reflexiones sobre la percepción del espacio, sobre la confusión que la organización del texto y los bloques constructivos pueden conllevar. De pronto, pueden reorganizarse en una hilera, filmstrip y el texto alocado, perdido en un plano bidimensional, se torna una historia.



Mundos


Sabes, ciertamente, crear mundos. Universos completos que generas para mí, para mi gozo, para mi felicidad. Lo haces de manera espontánea, sin darte cuenta como si, inocentemente, sin quererlo, se cayeran de tu sonrisa y de tu mirada jardines de ternura y mares de caricias. No es extraño que te adore como a la diosa de mi mundo y que atesore tu afecto como el más preciado de los tesoros, que tu amor – siempre imposible de comprender- sea el más increíble de los milagros. Creas mundos de la nada, con poco. Llovía y el día estaba desapacible y tristón. Demos una vuelta antes de acostarnos, dijiste. Pero llueve, protesté. Venga, así dormiremos mejor, insististe. Era noche cerrada y no había luna que admirar. Apenas nadie paseaba por las callejuelas cercanas a la iglesia y los charcos amenazaban con salpicaduras imposibles de limpiar. Una jornada de diario, insípida, anodina. Y vas tú, sin más, y me tomas del hombro y acercas tu rostro al mío y besas mi mejilla y me dices que me quieres. Y la noche se torna amable, y me pregunto por qué yo no quería dar el paseo, y por arte de magia surgen luceros entre las nubes que se abren de pronto para festejar mi suerte, y en los charcos se reflejan arabescos de colores, y las farolas titilan sonrientes ,y el mundo, tu mundo, mi mundo, es otro mundo.

13/1/11

Poesía en el Iphone


El POETRY iPhone app es un applet para el Iphone creado por la Poetry Foundation que permite recibir poesías en el teléfono. En su base de datos hay todo tipo de poemas, desde los más clásicos hasta los contemporáneos. Es una aplicación muy versatil que permite buscar determinados versos, o recibir alguno aleatroriamente en función del estado de ánimo que uno indique, dar lectura oral a los mismos o compartilos por medio de las redes sociales o el correo electrónico.

Se trata de una aplicación gratuita que puede descargarse desde Itunes. Una utilidad interesante que nos acerca la poesía rápidamente en cualquier lugar en que nos encontremos.


Memorias impresionistas



Después, cuando lo recuerdo, creo que somos personajes de un lienzo impresionista. Por alguna razón mágica, cada vez que llegamos a la gran cafetería del hotel, esta está completamente vacía. Frente a nosotros, siempre la gran cristalera que se funde con un océano pintado de borreguitos y destellos aguamarinos, con un cielo en donde flotan nubes blancas. Pedimos los cafés, o las aguas tónicas o las cervezas y la camarera desaparece, amable, discreta, para dejarnos con la intimidad que reclamamos. Entonces, simplemente, hablamos y la luz que entra a raudales por los ventanales motea tu carita de reflejos y pecas de color. Te difuminas en la atmósfera sutil y, como si un maestro pintor utilizara sus acuarelas y sus pinceles, la magia del momento va pintando en mis memorias escenas que perduran por siempre. Luego, no recuerdo de qué hablamos en esas ocasiones pero tengo increíblemente presente, como si acabara de vivirla, la impresión de paz y pertenencia que en mi cincelas.


Algo tienes



Creo que te invitarán pronto a alguna sociedad gastronómica o a un congreso de chefs de altura, de esos que cogen dos mandarinas y un trozo de puerro y crean un panaché desestructurado que da para escribir varias crónicas en las revistas especializadas del gremio. Porque algo tienes para hacer que las tapas, las cazuelitas de champiñones o los risottos con chipirón sepan a gloria. Es merendar cualquier cosita contigo, en un bar cualquiera, sentados en una mesa que cojea de dos patas para que, de pronto, el establecimiento merezca las tres estrellas Michelín, para que la decoración sea inmejorable y para que la sensación de bienestar inunde la atmósfera. Algo tienes, sí.

12/1/11

Paréntesis


Ocurrió casi por casualidad, como esos accidentes que se producen donde nadie los espera, como una de esas salidas de calzada de un vehículo circulando en día soleado y seco por una autopista de tres carriles y sin sobrepasar los límites de velocidad. Sencillamente, ocurrió y aquello me sacó, de sopetón, de mi adolescencia para introducirme en la madurez.

He de decir que mi niñez fue feliz o, al menos, así la recuerdo. Mis memorias se componen de aromas de tamarindo y pinola, de sabores de caldereta de carne de cordero, de tablas de multiplicar repetidas hasta la saciedad en la escuela de don Pablo y de aquellos abrazos largos y fuertes que mi abuela Casilda me daba cada tarde, justo antes de que, llevándome a una esquina para que no nos viera mi madre que siempre decía que aquello era mal del diablo para las caries, llenara el bolsillo de mi bata con caramelos de café con leche. Recuerdo aún a mi hermano Jaime aunque su cara ya se me aparece borrosa y difusa por el tiempo. Su muerte en aquel fatídico accidente de moto fue un golpe que mis padres nunca superaron del todo aunque, a raíz del suceso, se volcaron en mí como si de ello dependiera el futuro del mundo. Y es que, en cierta medida, yo era el futuro de su universo. Su ausencia era como un contratiempo temporal en el hogar.

- Es sólo un paréntesis – solía decir mi padre mientras leía el diario y degustaba una pipa de tabaco inglés. Y yo, mientras, me sentía segura entre aquellos muros y aquella confianza en que todo lo malo era sólo un descanso de la vida.

Así pues, no puedo escudarme en que fui una niña triste ni poco amada. Por eso, en su momento, me dolió aún más. Cuando aún no sabía que las tormentas amainan.

Sería el 66. O quizá el 67. Yo era una adolescente como otra cualquiera, dispuesta a cambiar el mundo, firmemente comprometida en hacer ver a mis padres que no tenían razón en tantas cosas (sobre todo en lo de que el salir con chicos era pecado mortal), estudiante del en la universidad y fanática hasta la médula de Los Brincos de cuyos integrantes había empapelado mi habitación con posters y fotografías. Un giradiscos que me regaló tía Sara por mi decimoséptimo cumpleaños servía para escuchar una y otra vez los discos que tenía del grupo.

Era verano tardío cuando le conocí y quedé absorta en el notable parecido que tenía con Juan Pardo. O quizá no se le asemejara tanto pero las chiribitas de la luz vespertina y las ansias de amor que yo ya iba acumulando hicieron que yo lo viera así. Sea como fuera, me atrajo y yo le atraje a él. Me invitó a bailar y joder qué bien bailaba el chico. Acostumbrada a los patosos de mi entorno, a sufrir pisotones y a que se burlaran de nosotras por nuestra afición - desvarío, lo llamaban ellos- a la canción romántica, aquel hombre me fascinó. Ahora sé que el amor a primera vista es una estupidez, que se necesita mucho contacto y mucha rutina vencida para saber que una está enamorada pero, entonces, mi corazón corría desbocado, mi respiración se agitaba nada más verle – qué digo verle, pensar en él- y estaba decidida a hacer cualquier cosa por vivir con aquel ser que debía haber llegado del cielo del que hablaban los curas. Sí, era un poco mayor que yo – según mi madre, terriblemente mayor que yo. No podía ser alguien en quién confiar- pero este hecho no hacía sino enamorarme más. Un hombre con experiencia, maduro, sólido de convicciones, capaz de hacerme feliz. Me sentía enormemente privilegiada siendo la mujer de la que se había enamorado.

Pasó un año en el que controlé el deseo hasta donde pude y en el que cada hora era para estar con él, tanto que mis estudios se resintieron y, en Junio, me cayeron cinco de manera, además, muy poco disimulable. Tres unos y dos doses. Acababa de cumplir los diecinueve y mis padres pusieron el grito en el cielo ante aquel descalabro académico. Tuve que escuchar lo mucho que mi padre trabajaba para pagarme los estudios, lo difícil que era permitirme no trabajar a una edad en que muchas de mis amigas de la infancia ya llevaban años de dependientas o modistas, de los disgustos tan enormes que les daba sin que ellos merecieran ese trato por mi parte. Vi a mi madre llorar y a mi padre dar más de un portazo cuando se percataba de que no le escuchaba y de que mi mente sólo podía pensar en mi novio. Finalmente, ellos también se dieron cuenta de cuál era el problema, del porqué de mi ausencia y de mi falta de actitud hacia el estudio.

Llovía la tarde en que me llamaron a la sala. Mi madre, sentada en la mecedora junto al balcón, la luz de la mesita encendida, mi padre adusto y serio en pie. La escena se asemejaba a una de esas fotografías de época en serpia tomadas a la luz de un fogonazo de fósforo y tras obligar a los fotografiados a permanecer quietos durante un buen rato, sin apenas pestañear. Evitaré contar la filípica que me dirigieron sobre el honor y la formalidad en la vida, sobre el deber antes que el placer y sobre los malos hombres que seducen muchachas inexpertas. El caso es que, llegados a un punto, mi padre aseveró muy serio:

- No verás más a ese hombre. Te es perjudicial y sólo busca aprovecharse de ti. Desde ahora tienes prohibido volver a verle. Y no llores. Es sólo un paréntesis en tu vida. Volverás a enamorarte – concluyó.

Lo que siguió fue una escena de drama teatral en la que yo lloré, grité, supliqué a ratos, insulté y maldije. Nada de aquello alteró la decisión de mis padres y aquella noche la pasé, a partes iguales, gimiendo y tomando mi gran decisión. Cuando clareó y las campanas de Santa Margarita anunciaron las seis de la mañana yo ya tenía preparada una frugal maleta con algo de ropa y lo más imprescindible. Había descerrajado mi hucha y robado del hueco donde sabía que mi madre guardaba algo de dinero. En total, unas tres mil pesetas que confiaba me fuesen suficientes para sobrevivir hasta que encontrara un trabajo o me casara con el hombre que amaba. Iba a salir sin despedirme, sin mirar atrás, mi destino y mi amor me llamaban. Pero como el destino es caprichoso hizo que me encontrara de bruces con mis padres que, justo aquel día, se habían levantado más temprano de lo habitual. Lo entendieron enseguida. Mi madre rompió a llorar y se interpuso entre la puerta y yo mientras mi padre amenazaba con llamar los guardias para impedir aquella locura. Sabía que no lo haría y, apartando a mi madre, salí. Ella desesperada gritó en el descansillo:

- ¡Márchate si quieres, desgraciada!... tantos desvelos para esto. Tantos desvelos… - y mientras volvía a echarse a llorar, esta vez con un desconsuelo que alteraba el alma, me lanzó a la cara un documento que, de forma mecánica como si fuera consciente de que podía ser lo último que tuviese de ellos, recogí. Me di la vuelta y, maleta en mano, bajé las escaleras.

Cansada de andar sin rumbo, me senté en una cafetería y ordené un café con leche y un bollo. Fue entonces cuando me apercibí que en el bolsillo estaba el cuaderno que mi madre me había lanzado al marcharme. Lo extraje y lo abrí. Era una cartilla de nacimiento. Un libro de familia de los de la época. Lo abrí y me enternecí al ver la letra en filigrana del notario que certificaba la boda de mis padres, con sus sellos y la firma del párroco que los había esposado. Unas líneas después, el nombre de mi hermano y las fechas de su nacimiento y su defunción. Y después, mi nombre y la fecha en fui traída a este mundo. Pero algo llamó entonces mi atención. Lo ponía claramente. No era la fecha en que nací. Ahí ponía un “desconocida”. Era la fecha en que fui adoptada. Así fue cómo lo averigüé. Fue así como me enteré de que mis padres eran adoptivos y cómo de pronto mi vida dio un vuelco que jamás había supuesto y esperado. Inesperadamente. Odié de pronto a aquellas personas a las que ahora veía tan lejanas. Normal que no entendieran mi necesidad de libertad, de amar, de estar con el ser que yo quería. Eso sólo pueden entenderlo unos padres de verdad. Y aquellos no lo eran. Me había sentado en el café alicaída, dispuesta a ceder pero, en aquel instante, recobré todo mi vigor y mi confianza en que estaba haciendo lo que era correcto, dispuesta a romper con un pasado que súbitamente aborrecía, olvidar unos recuerdos que habían sido una farsa y contenta de tener a Emilio- así se llamaba él- para afrontar el futuro. Mi padre tenía razón. Había paréntesis en la vida y el mío había transcurrido desde que nací hasta ese momento. Era ahora cuando yo comenzaba mi existencia real.

Pasé dos años con aquel hombre y, para qué negarlo, fue bonito mientras duró. Descubrí el sexo, las fiestas de alta sociedad, me halagaron como a una bella dama y me hice mujer más deprisa de lo que me di cuenta. Fue hermoso pero breve. Al principio, apenas lo noté y achaqué su mal humor a un exceso de trabajo. Después, comenzó a llegar más tarde. Luego, a no llegar y, al final, me despertaba sola más mañanas de las que le encontraba junto a mí en el lecho. Poco que contar. Una historia más de las que han ocurrido y ocurrirán millones de veces en la historia. A Emilio se le había pasado el capricho por la novedad, por la tontería de mi ingenuidad, por el ego que le producía el saberme rendida a su ser. Se fue una mañana de octubre y, para que todo fuera más triste si cabe, el cielo estaba azul, radiante como si se tratara de un escenario mal construido a propósito para la obra. Nada de tragedias griegas en las que la mujer despechada queda abandonada entre un mar de lágrimas, ni nubarrones oscuros que descargan una tormenta justo en el momento del adiós. Todo lo contrario. Un cielo azul y alegre, una despedida anodina y un sentimiento extraño de alivio en mi ser. Era tan evidente que el afecto se había evaporado hacia meses que cuando el instante llegó resultó vulgar e insípido. Sólo quedó el vacío de la soledad, de ese hueco en el estómago que a uno le atenaza cuando no sabe por qué está viviendo. Fue entonces cuando decidí encontrar a mis padres biológicos. La vida con mi amante – me dije- había sido sólo un nuevo paréntesis.

Supe arreglármelas. Encontré trabajo en una agencia de viajes. Al menos, de mi convivencia con Emilio, me quedó un inglés razonable fruto de dos veranos en Bristol y un don de gentes y conocimiento del festerío que me ayudaron a la hora de conseguir el puesto. Cuando intentaba vender un viaje me las arreglaba para colar en la conversación, de manera natural y casi banal, el que ese era precisamente el lugar en donde pasaba el verano fulanita o el conde de menganito. Aquellas referencias deslizadas sutilmente vencían cualquier resistencia de la clientela. Mis jefes me apreciaban y podía decir que me iba bien en la vida.

Inicié las gestiones para hallar a mis padres reales. Poco saqué en claro del juzgado y, tras deambular por oficinas y despachos, acabé cayendo en manos de la iglesia. De parroquia en parroquia rehíce el recorrido vital de mi supuesta madre para, finalmente y tras casi un año de pesquisas, llegar a un callejón sin salida porque las pistas que había estado siguiendo no eran ciertas. Encontré a una mujer que podía haber sido mi madre pero que no lo era porque nunca había tenido hijas. Hallé un orfanato que acogió a una niña que pudo haber sido yo misma pero nunca pude certificarlo. Un obrero de Valencia fue un buen candidato para ser mi padre pero resultó que nunca tuvo descendencia porque una mala enfermedad padecida cuando niño le había dejado estéril de por vida. Aquel libro de familia que lo había cambiado todo quedó arrinconado en un cajón, no sé bien si porque ya no lo necesitaba o por la desazón que sólo verlo me provocaba.

Me fui cansando de perseguir espectros que no servían para nada. Como en las películas cinematográficas, mi mente fue pasando de un plano a otro en un fundido lento e inapreciable. En la escena inicial yo odiaba a mis padres adoptivos y buscaba con ahínco a mis progenitores biológicos. En la final, estos se me presentaban lejanos e indiferentes mientras que los míos, los de verdad, los que me criaron y me cuidaron, se me aparecían cada noche junto a un sentimiento de pesar que aún no discernía claramente. Me es imposible decir cuándo mi ánimo hacia ellos cambió, cuando pasé de odiarlos a añorarlos, cuando comprendí mi estupidez. El hecho es que, una noche, me encontré tumbada en la cama, insomne, mirando a un techo negro que daba vueltas y lleno el corazón de un vacío, si es que el vacío puede llenar algo, que me asustaba.

Pasaron algunos meses antes de que me atreviera a pensar en visitar a mis padres. Los grandes descosidos no se arreglan con cuatro puntadas y yo no sabía ni por dónde empezar a zurcir. No imaginaba cómo me recibirían, si me odiaban como yo los había odiado, si me habían perdonado o si el lanzazo con que les había herido era aún demasiado profundo para que hubiera sanado. Sabía, eso sí, que vivían y que, aparentemente, gozaban de buena salud. A Dios gracias. Hubiera deseado morir si algo les llega suceder. Mi padre continuaba trabajando en el ministerio y mi madre continuaba saliendo poco de casa, dedicada a sus labores y a ayudar en las obras de caridad de la iglesia.

El destino es juguetón. Del mismo modo que me alejó de casa me devolvió a ella. Yo estaba aún dilucidando si contactar con mis padres, si perdonar o pedir perdón, confundida entre la vergüenza de mi comportamiento o la rabia por el suyo. Era noviembre y llovía a cántaros. Cuando me había dirigido por la mañana a la oficina, lucía un sol espléndido. No me había percatado de ello, inmersa en la rutina diaria, pero en algún momento la borrasca que habían anunciado en la televisión se había acomodado justamente sobre la ciudad. Al salir del trabajo, el chaparrón me pilló sin paraguas, así que me eché el chaquetón por encima de la cabeza y salí corriendo hacia la parada del autobús. Tratando de no pisar los charcos me di de bruces con alguien al doblar una esquina. Iba a pedir disculpas cuando vi que aquella mujer me miraba fijamente, con aún más cara de asombro que yo misma. Era mi madre. Quizá estuvimos paradas la una frente a la otra más de dos minutos en los que olvidamos la lluvia, el peinado que se nos arruinaba y la pulmonía que nos venía encima.

- ¿Te quedarás a cenar, verdad? – dijo ella de pronto.

- Claro- contesté- tu sopa me sentará estupendamente. Hace un día de perros.

- ¿Ha ido bien el día?

- Lo habitual, pero con este tiempo la gente no se anima mucho a viajar

Aquella velada se prolongó hasta las once y en ningún instante de la misma hablamos de mis tres años fuera de casa. Ni del libro de familia. Ni de Emilio. Ni de mi enfado. Ni del suyo. Sí de mi trabajo, del piso alquilado en donde vivía, como si acabaran de contratarme y me hubiese mudado tan sólo para estar más cerca de la oficina, como si nunca hubiera ocurrido nada entre nosotros. El comedor permanecía igual que cuando me marché. Mi habitación parecía estar recién hecha. Mi madre había cocinado cena para tres o quizá es que siempre hacía de más.

Sé que algún día hablaremos. Pero no parece corrernos prisa. La vida puede tener paréntesis. Es lo que dice mi padre a veces, mientras exhala el humo de su pipa.

11/1/11

Las muchas "e" de la "e" de e-book



En la terminología actual en español (no tanto en inglés) existe una cierta confusión, una cierta vaguedad, respecto a qué significa el término de libro electrónico, E-book y, en cualquier caso, se ha convertido en una única palabra nueva que significa muchas cosas a la vez. Históricamente, es claro que la “e” viene de electrónica pero este mismo origen da ya pie a equívocos

¿Se refiere al hardware como normalmente se entiende el término “electrónica”? Así, cuando hablamos de “la electrónica del ordenador” casi todo el mundo piensa en los circuitos integrados y los cables, el disco y la unidad de potencia. Pocas personas piensan en el programa algorítmico que maneja esos circuitos. Desde este punto de vista, parecería normal que se aplique el nombre de e-book a los aparatos lectores que puedan memorizar y visualizar un texto. Y de hecho muchas personas llaman e-book al aparato lector, al e-readerdel idioma inglés, a la cacharrería de silicio dopado de galio o fósforo que forma la circuitería necesaria electrónica.

¿Se refiere al software? Un hecho real es que, en general, la mayoría del público en todo el mundo denomina e-book al fichero binario que contiene el texto del libro, es decir al texto digitalizado de la obra. Un fichero en el que cada letra o símbolo se ha convertido a código binario (sea vía ASCII o no) con algunos otros códigos adicionales que indican al aparato lector cómo visualizar tales letras (tipo de fuente, tamaño, maquetación simple…). Estrictamente, esta usual aplicación del término electrónico no es tan correcta como la utilizada para hablar del hardware porque esta codificación binaria, esta digitalización, puede ser hecha también por otros medios que no sean electrónicos, del mismo modo que aquellas calculadoras antiguas mecánicas permitían codificar números por medio de artilugios mecánicos o como se hacía magnéticamente o por tarjetas perforadas, antaño.

Sea como sea, el término ebook (en español, ebuk acabará entrando en el diccionario) se ha convertido en palabra independientemente por sí misma. Una palabra que lo mismo denomina el continente que el contenido.

Yendo un poco más allá, me pregunto qué debería significar ese ebuk realmente para que el concepto sea adaptado masivamente por la sociedad. Es evidente que los aparatos lectores actuales (el ebook “continente”) dejan mucho que desear aún: lentitud de refresco, falta color, pantallas pequeñas, fragilidad del soporte, carencia de flexibilidad, etc. si se trata de tecnología de cataforesis ( e-ink ) o problemas de visión ante iluminación intensa, precio, consumo de batería, aún más fragilidad y carencia de flexibilidad, peso, etc. si se trata de
pantallas retroiluminadas (LCD, TFT, OLED, etc. ). Y es claro también que los ficheros digitalizados (el ebook “contenido”) también presentan fallas notables: maquetación en general pobre en comparación con el libro impreso; problemas de propiedad, cesión, préstamo; escasa fiabilidad temporal del soporte, falta de color (si se usa E-ink), etc. Así pues, independientemente del ruido mediático sobre el gran crecimiento del libro electrónico, el volumen real de ventas respecto al conjunto global editorial es muy pequeño y la adopción masiva del público consumidor aún no se ha producido. Los datos que aparecen en la prensa son muchas veces engañosos. Así, cuando se cita que las ventas de E-books (el E-book “contenido”, sobre todo) han superado las de libros convencionales se “olvida” decir que eso ocurre en los portales digitales de ventas de libros que, por su propia idiosincrasia, ya son bastante digitales y resulta normal que los consumidores digitales consuman digital. Pero es que hay una miríada de lectores no digitales que ni siquiera miran los grandes portales de venta de libros (a nivel planetario).

¿Qué debería, entonces, significar Ebuk para que la adopción fuera realmente masiva? He aquí algunas sugerencias sobre lo que esa “e” de E-book deberá implicar:

· EASY book: el libro electrónico (sea continente o contenido) deberá ser al menos tan sencillo de usar, almacenar, transportar, prestar, leer (bajo cualquier iluminación), apreciar, preservar, anotar, revisar, navegar, etc. etc. que un libro impreso en papel. En algunos de estos aspectos los libros electrónicos actuales ya son superiores (por ejemplo, ocupan menos espacio) pero en casi todos los demás, aún no.

· ERGONOMIC book: en el mismo sentido. Evidentemente, el necesitar enchufar el aparato, por ejemplo, no resulta nada ergonómico. Eso sí, a la hora de almacenar los libros, el electrónico es claramente más ergonómico.

· EVERYWHERE EVERYTIME book: el libro electrónico debe ser podido leer en cualquier lugar y en cualquier momento, como lo son los convencionales. Mientras uno no pueda hacerlo porque falta energía, porque la abrasión de la arena daña la pantalla, porque el agua del mar o la humedad estropean los circuitos, porque las normas aéreas lo prohíben, porque hay un sistema de protección que impide leer el volumen en ciertos países o, simplemente la conexión a Internet necesaria para descargarlo está bloqueada por problemas técnicos o políticos, etc. el libro electrónico no será masivamente admitido.

· EARNING book: los autores tienen que ver posible ganar dinero con su obra y esto requiere llegar finalmente a un punto de equilibrio entre la legítima defensa de la propiedad intelectual y el abuso usurero al que a veces se llega blandiendo la propiedad intelectual como excusa.

· EBITDA book: deben suponer un negocio para las editoriales tan atractivo al menos como el libro en papel. Y ello no en términos de ideas difusas, futuras e intangibles, sino de resultados contantes y sonantes.

· ECONOMIC book: obviamente, debe ser económicamente rentable de comprar y de producir.

· EARLIEST book: los libros electrónicos deberán llegar a ser los primeros que se publiquen, no ser meras réplicas de los que se han publicado ya en papel. Y me refiero a los libros de éxito, de aprecio generalizado, a los que han pasado filtros de (supuesta) calidad, no a la autoedición de la que los aficionados (como yo, por ejemplo) echamos mano cuando no hay otro remedio. En este contexto, el ebuk “contenido” debería también reinventarse a sí mismo ya que los escritores comenzarían a pensar en un libro digital (con las posibilidades que ello conlleva), no en un libro meramente digitalizado o a digitalizar eventualmente.

· EARTH book: el libro electrónico debe ser planteario en su acceso como lo es el convencional. Hay que dejar de lado el western-centrismo que actualmente emana en todas las crónicas sobre el mismo.

· ELEGANT book: el libro electrónico (ambos, contenido y continente) deberá llegar a ser tan elegante como pueden serlo el libro impreso. Tipografía, maquetación, encuadernación, tacto, feeling, sensaciones.

· ECOLOGIC book: se dice que el libro electrónico como “contenido” es más ecológico que el de papel (menos árboles cortados, etc.) pero esta afirmación no es nada clara cuando se introduce en la ecuación el gasto de fabricar los circuitos, el consumo (
enorme) de los servidores en el mundo, los destrozos necesarios para crear la red de fibra óptica o la red transoceánica, los millones de toneladas de desechos en hardware obsoleto (el e-scrap ) que aumenta a un ritmo vertiginoso.

· EDGE book: los libros electrónicos que se publiquen deberán al menos contener tanta buena literatura que marque tendencia, que esté en el borde, que amplíe fronteras, como la literatura editada en papel. No especialmente literatura diletante.

· EDUCATED book en el sentido de que lo publicado electrónicamente ha de haber sido filtrado, criticado, analizado, al menos en la misma medida que en el libro convencional. Ciertamente, hay mucha basura impresa pero es que, en proporción,
la hay mucha más electrónica.

· EFFECTIVE book en el sentido que el diccionario inglés da a la palabra: successful in producing a desired or intended result. Es evidente que el libro impreso lo ha logrado, en general, durante siglos. El electrónico aún debe demostrarlo.

· EFFICIENT book. Igualmente en el sentido del diccionario inglés: achieving maximum productivity with minimum wasted effort or expense. El libro impreso- sin duda, un buen invento- ya lo ha logrado.

· EGALITARIAN book. Es evidente que en los lectores no todo el mundo tiene el mismo acceso. Costando de 200€ a 1000€, parece claro que no tiene el mismo grado de igualitarismo que el libro convencional. En los “contenidos”, por mucho que se diga, tampoco . Véase
aquí.

· ELABORATED book. Se espera de los libros digitalizados (y más de los digitales) un cuidado en su elaboración que sea equiparable a los libros en papel y que vaya más allá de un escaneado mediocre.

· ELATING book. Que la lectura de un libro electrónico eleve el espíritu tal como los libros convencionales lo han hecho con cientos de millones de seres humanos.

· ELECTION book. Que se logre que las personas, puestas ante la tesitura de elegir entre un libro en papel o electrónico, elijan este.

· EMBELLISHED book . Los libros digitales deben poder llegar a ser tan bellos como los son algunos en papel. Y eso implica probablemente olvidar el paradigma de página (y no digamos el de página escaneada) porque el tamaño de pantalla, los reflejos, la resolución de lectura, etc. impiden hoy por hoy que el digital siquiera se acerque al impreso.

· EMBODIED book. Es un tema de amplia discusión el de si el tacto, el olor, la sensación que transmite el papel es importante o no. Yo pienso que lo es y que el futuro libro digital simulará (o mejorará con algo aún desconocido pero no desde luego con una carcasa de plástico) el sentimiento cercano humano del papel.

· EMBRACED book. Que sea adoptado masivamente por el mundo.

· EMENDING book en el sentido de que puedan tomarse notas, subrayar frases, destacar ideas y que estas sean permanentes mientras lo desee el lector.

· ENDURING book . Que el soporte electrónico sea tan duradero como el papel. Hoy por hoy,
no lo es.



¿Llegará la “e” del e-book a significar todos estos atributos? Sin duda. La cuestión es que aún falta mucho tiempo y mucho esfuerzo de ingeniería. Mientras, serán más gadgets que irán apareciendo y despareciendo del mercado en función de las necesidades de marketing.








10/1/11

Poesia digital: teoria, história, antologias




Poesia digital: teoria, história, antologias (de la editorial brasileña Navegar) es un ensayo teórico del brasileño Jorge Luiz Antonio que estudia cómo los dispositivos digitales- ordenadores y algoritmos especializados- pueden aplicarse en la creación de poesía. Un libro que analiza la poesía contemporánea en su relación con la digitalidad y los movimientos más vanguardistas. Lleva incluido un DVD con más de 500 ejemplos de poesía digital.



9/1/11

Nox




Cuando hablamos de lectura en pantalla, suele discutirse si ha de mantenerse el concepto de página tradicional en papel en el que el software simula el paso de páginas o, simplemente, podemos disponer el texto continuamente, corrido, necesitándose entonces recurrir a los cursores de scroll.

Nox, una elegía desplegable, de la canadiense Anne Carson, es un libro en papel pero que ha resuelto el dilema a favor del contenido continuo. Se trata de un libro que se despliega, como si de un fuelle de acordeón se tratara.

Pero no sólo es un experimento formal. Sobre todo, es un relato multimedia (estática) de honda profundidad donde Carson expone el dolor por la muerte de un hermano distanciado añadiendo al papel en forma de collage los poemas elegiacos que su marcha le produce, cartas, viejas fotografías de familia, memorias escritas a vuela pluma, postales de los viajes, etc. Todo ello se ha plasmado en una larguísima hoja impresa por un solo lado y plegada, como se ha dicho, en un espacio reducido que asemeja a un libro convencional. Un epitafio sentido y original - excelentemente impreso- que, desplegado, llega a medir 25 metros.



Sherlock Holmes


Sherlock Holmes es un portal digital especializado en el personaje literario creado por Conan Doyle, el detective Sherlock Holmes, con un impresionante volumen de contenidos desde PDFs con las novelas y artículos a biografías del autor, ensayos, músicas relacionadas con Holmes, fotografías, películas, programas de radio, y en general cualquier elemento que tenga que ver con el perspicaz investigador o con el autor de tan famoso caracter. De alto interés para todos aquellos a los que les interese Sherlock y su amigo Watson.



8/1/11

Libros de Planeta para Ipad


La Editorial Planeta ha comenzado a comercializar algunos de sus libros especializados en gestión de empresas para el Ipad. Los libros se pueden comprar y descargar desde la plataforma de distribución iTunes de Apple con un precio que ronda los 10 euros, algo más bajo que la versión en papel. Se trata en cualquier caso de una reducida selección de títulos que no llegan a la treintena.


6/1/11

CES 2011



Hoy comienza el CES (
Consumer Electronics Show) en la ciudad de Las Vegas, el evento que cada enero marca tendencias en lo que será el desarrollo de hardware y software – y, en general, la electrónica de consumo- para el año. La feria estará abierta hasta el próximo día 9. Puede seguirse en twitter . No se esperan sorpresas radicales en esta edición. Será el año en que los fabricantes plantarán cara a Apple con tablets que compitan con el Ipad en precio especialmente, el Android de Google para estos dispositivos, quizá nuevos desarrollos de las tecnologías Mirasol y Liquavista para e-books, muchos teléfonos móviles cada vez más sofisticados (aunque en sistemas que cada vez tienen menos que ver con su función principal. Es curioso observar la multitud de terminales que hacen de todo pero en los que la comunicación telefónica no es idónea), tecnologías Kinect o similares de reconocimiento facial para aplicarla a juegos especialmente, la mesa táctil de Microsoft mejorada, un anuncio (que será poco más que una demo) de Windows 8 para terminales móviles, quizá avances sobre el nuevo Ipad 2, control por voz…

Y, como siempre, una miríada de nuevos modelos de teléfonos, ordenadores, consolas y cámaras fotográficas.

5/1/11

Enhanced books: remakes de los años 90





Especialmente desde la aparición del IPad de Apple, el mercado promociona con gran ruido mediático los libros enriquecidos o Enhanced Books. Estos son textos (libros, revistas…) a los que se les ha añadido alguna animación o ciertos elementos multimedia (vídeos, fotos, sonidos) e hiperenlaces. Muchos de ellos se descargan desde la red y existen en ella. Las técnicas de marketing están publicitando estos contenidos como si fueran una novedad histórica, algo que puede revolucionar nuestra forma de leer y entender el libro.

Pero nada más lejos de la realidad. Se trata sólo de un remake de los CDROMs multimedia de los años 90. Y, como casi siempre ocurre, segundas partes nunca fueron buenas. En este caso, debido a un motivo evidente. Mientras que los CDROMs permiten disponer de manera casi instantánea de 600 megas de capacidad, las aplicaciones Enhanced on-line o en la nube (no así las que siguen residiendo en CDs o DVDs) deben descargarse y, por tanto, deben constreñir el tamaño y, por consiguiente, el contenido y su calidad. En cualquiera de los casos, para los dispositivos con poca capacidad de memoria, 600 megas significaría ocupar buena parte de la misma con un solo libro (incluso con una memoria de 32 gigas, medio giga por libro es un tamaño enorme). Y en lectores de tinta electrónica (sin color, con baja velocidad de refresco), los elementos multimedia no son posibles. Puede hablarse de remake porque, de hecho, la única diferencia conceptual importante entre los CDROMs multimedia de hace veinte años y los libros enriquecidos actuales es precisamente la plataforma sobre los que se presentan. Y, en esta comparación, los actuales en red tienen todas las de perder.

Evidentemente, las acciones de marketing actuales se dirigen a consumidores que, primero, se conforman con poco (es desalentador, por ejemplo, ver que se promociona como “enriquecido” una imagen en la que un perro mueve ligeramente la cola para ilustrar el texto o que un muñeco gira en función de la posición de los giróscopos internos del lector) y, segundo, son lo suficientemente jóvenes o desinformados para no conocer los contenidos multimedia desarrollados en décadas anteriores. Es, por así decirlo, como si se promocionara un conjunto de cuartillas grapadas en una esquina como la revolución en la encuadernación. Para aquellos que sólo conocieran las hojas sueltas y desperdigadas, sería un avance. Para los que conocieran el libro cosido y pegado en el lomo, resultaría ridículo. La estrategia actual de marketing tiene un aliado a su favor que le permite campar a sus anchas. Debido a la
alta volatilidad y evanescencia de la técnica informática , algunos – o muchos- de los contenidos multimedia de alta calidad de los noventa no son legibles hoy, al menos de manera sencilla. Las plataformas han cambiado: el sistema operativo es distinto, los lectores ópticos usan estándares diferentes, etc. Sí, es posible utilizar emuladores (por ejemplo, un programa que emule Windows 3 en Vista o XP) pero esto complica mucho la lectura de contenidos antiguos.

Evidentemente, no todo era bueno entonces. De hecho, posiblemente muchos de los CDROMs multimedia de los noventa eran tan mediocres como muchos de los libros enriquecidos actuales. Y ahora también hay libros excelentes como por ejemplo
The Mistress of Nothing , Manuel Puig: Una aproximación biográfica , el ensayo digital Historia de la literatura española ,obra realizada en colaboración con el Instituto Cervantes y la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, Literatura contemporánea de Digital Dreams o El viaje entretenido. Historia virtual del teatro español publicado por Gredos, por citar sólo unos pocos.


Pero comparando el nivel medio o comparando las joyas de la corona - apples with apples- , los actuales libros enriquecidos son sólo un remake de los CDROMs multimedia y, en general, quedan significativamente por debajo en cuanto a complejidad y calidad, especialmente cuando se distribuyen desde la nube.

Esto ocurre en todos los géneros. En los libros infantiles es evidente. Basta comparar los libros enriquecidos que hoy se promocionan con, por ejemplo, el extraordinario Kiyeko y los ladrones de la noche de Ubi Soft que se publicó en varios idiomas con textos espléndidos, animaciones espléndidas (que realmente formaban a los niños y les hacía interactuar y familiarizarse con los ordenadores y no tan sólo a mover dos dedos pasando páginas o haciendo zooms) y que estaban muy bien pensadas y programadas, narración a cargo de voces tan impresionantes como las de Ben Kingsley en inglés o de Constantino Romero en castellano, actividades adicionales, etc. , etc. En este mismo campo, tuvimos el italiano El fantasma del teatro que llegó incluso a convertirse en serie de TV y la versión CDROM multimedia del cuento de Oscar Wilde El príncipe feliz.



En los libros de historia también aparecieron excelentes trabajos. Basta recordar las impresionantes La hazaña de Jorge Chávez (ya del 2002) sobre el aviador del mismo nombre o la obra alemana Vietnam sobre la guerra en aquel país. En ensayos, recordamos los dos CDs de la Enciclopedia temática de Historia de España de Argos Vergara, La Guerra Civil española. Historia de las dos Españas de Digital Dreams, la Historia de España de Ediciones Dolmen que precisaba nada menos que 10 CDROMs dado el volumen de información incluido, lo mismo que necesitaban El siglo XX. Memoria de nuestra época de Plaza & Janés o Las grandes batallas de la II Guerra Mundial también de Dolmen.

En las enciclopedias y libros didácticos, tuvimos la archifamosa Encarta; Microsoft Instrumentos musicales; el
Art Gallery o Cinemania de la misma firma; o The Frank Lloyd Wright Companion , magnífico ensayo sobre la arquitectura de Lloyd; la enciclopedia multimedia de Planeta, ya en el año 2000, que contenía 8 entornos virtuales, enciclopedia, diccionario, atlas mundial con topónimos y 10.000 elementos multimedia. Recordemos, también, El cuerpo humano de Zeta.









En literatura, existieron el juego literario basado en Poe The Dark Eye que fue un CDROM casi de culto entre los amantes del autor americano ; The Residents Freak Show; Myst que fue la primera novela/juego multimedia en vender un millón de ejemplares CDROM en 1995. Myst contenía 25.000 páginas hiperenlazadas y era casi imposible leerlas todas.

Citemos asimismo la notable versión en CDROM del Macbeth de Shakespeare con 1.500 anotaciones, 24.000 palabras de comentario, audiolibro de la obra completa, video clips de su representación, varios ensayos sobre la obra, búsqueda de concordancias, posibilidad de tomar notas, e incluso un karaoke que permitía declamar parte de los versos de Lord o Lady Macbeth. Igualmente, el CDROM multimedia Poetry in Motion II con textos de poetas contemporáneos norteamericanos que incluían los versos, vídeos de lecturas de los mismos, ensayos comparativos y entrevistas a los autores. O bien, The Rebecca Project. , un CD multimedia sobre la obra de Daphne du Maurier y la película de Hitchcock sobre la misma con fotografías videoclips, varios ensayos con hipertextos y un alto grado de interactividad, amén de proporcionar datos sobre la industria del cine.

En España se publicaron La ley del amor, de Laura Esquivel donde se conjugaban el texto escrito con imágenes y música y la novela de Luis Goytisolo, Mzungo , “novela multimedia” complementaba el texto impreso con un CDROM en el que se combinaban un videojuego, un juego de rol y un juego de azar, interrelacionados con la acción narrativa.

Ciertamente, los CDROMs multimedia se basaban en la técnica de visualización de la época (con tarjetas gráficas y modos de color no tan desarrollados; resoluciones moderadas, memoria limitada; velocidad de los microprocesadores mucho menor que la actual, renderizaciones burdas) pero esto no es sino otro punto más a su favor. Con los medios actuales, los libros enriquecidos deberían alcanzar cotas mucho más altas. O, a la inversa, aquellas obras con el hardware actual serían imponentes. La técnica ha avanzado mucho; el arte que la utiliza, no tanto.

En otro nivel, los libros (supuestamente) enriquecidos actuales y los CDROMs multimedia anteriores no se diferencian en mucho de una página web. He visto revistas “enriquecidas” de cocina que son simplemente lo que cualquier web de recetas ofrece sin autodenominarse enriquecida: unas páginas de textos con enlaces a recetas, a fotos del plato acabado o a pequeños vídeoclips donde se ve cómo se cocina. Es decir, lo que cualquier web propone o lo que Carlos Arguiñano hace con mucha más empatía y simpatía en la televisión. He leído revistas informáticas digitales que parecen un catálogo de productos en donde la interactividad se limita a un “leer más….” o a ver a pantalla completa la foto del producto. Muchos audiolibros actuales tienen más contenido e interactividad que la mayoría de libros enriquecidos.

Siempre ha habido problemas de compatibilidad entre plataformas. Pero, en los 90, los CDROMs multimedia corrían en más sistemas diferentes que lo que ahora puede hacerlo una aplicación enriquecida ya que cada plataforma (iPhone OS, Android, Html 5, Windows 7, Vista, XP) precisa de programaciones diferentes y, en muchos casos, incompatibles. Esto, ciertamente, es malísimo para lograr calidad artística aunque buenísimo para cerrar nichos de mercado y atar a los consumidores a un producto concreto.

Finalmente, habría que ser crítico también en el propio debate pantalla versus papel con muchos de esos contenidos enriquecidos. No hablo de los subjetivos (olor, tacto, sensaciones) sino de los puramente objetivos. Fotografías que en pantalla sólo tienen una fracción de resolución de la conseguida en un buen libro o una buena revista (una fotografía de calidad impresa tardaría mucho en descargarse y ocuparía muchísimos megas); visión local dadas las dimensiones de la pantalla sin posibilidad de abarcar todo en un golpe de vista; tipografías lamentables en muchos casos; etc., etc.

La industria editorial debería aprender de las lecciones del pasado. A pesar de la calidad, de la amplitud de los trabajos, del cuidado a veces exquisito en la realización, de los precios que fueron a la baja, de la cantidad de contenido… los CDROMs multimedia prácticamente desaparecieron y hoy son reliquias (pero el libro en papel sigue con nosotros). La publicidad de entonces, incluso con más ruido mediático que ahora (no había redes sociales on-line pero había redes sociales basadas en fans que compraban revistas especializadas y compartían todo tipo de datos, contenidos y técnicas para programarlos) afirmaba que el libro estaba obsoleto, que los CDROMs multimedia eran el futuro, que o te sumabas al carro o perecías en el camino. ¿Por qué los consumidores de hoy van a pagar por remakes de aquello, con incluso menor calidad en ocasiones? ¿Por qué estos remakes van a sobrevivir? ¿O, quizá, se trate sólo de tener unas ventas durante un tiempo limitado basándose en la moda y en el frikismo tecnológico? Si es negocio, aunque sea temporal, por qué no hacerlo, deben pensar. ¿O es un modo maquiavélico, precisamente, de preservar el libro impreso ya que, en la comparación, este siempre resulta de mejor calidad?

Es interesante leer lo que
Michael Nash (un gurú de su tiempo en el sector multimedia, miembro del Long Beach Museum of Art) decía en 1997 cuando el mercado de multimedias se había ya hundido. Una visión que sigue siendo prudente y sabia. Es igual de malo cerrarse al cambio como prometer en exceso que la tecnología cambiará nuestra cultura de la noche a la mañana. Y es peor aún intentar avanzar hacia el futuro con productos de baja calidad. :

I've heard people like Norman Pearlstine, Time Warner's editor-in-chief, sound almost gleeful about the perceived failure of interactive entertainment and journalism, expressing "comfort that so much of new media doesn't work."

Three things: One, call it "The Empire Strikes Back" -- this is basically the old guard cheering the initial casualties among the new media's Young Turks in the inevitable sorting-out process during what will be a generation-long transition into digital culture. Many of the new media's shooting stars -- often placed on pedestals before actually accomplishing anything -- have been obnoxiously vociferous in proclaiming the obsolescence of the old guard's businesses, ideas, and power structures; you can understand why the info-cultural establishment has enjoyed the Young Turks' comeuppance. Two, the proclamation of multimedia's "failure" is being made by many of the very same people who hysterically overpromoted its "promise" earlier in the decade. The idea that culture would be transformed overnight into an immersively interactive version of everything was prominently advanced by the Silicon Valley Venture Capital brain trust, which wanted to close lots of deals and make their fees and percentages, and by infotainment journalists who wanted a compelling story to tell. Multimedia is exciting, and many bitten by the bug have imagined a brave new world, but it never had a chance to fulfill the over-the-rainbow dreams of its biggest boosters. The story of its inevitable "failure" by these unrealistic standards, as told by the same publications, was equally sensational and played into the ever-onward agenda of the same investment community, anxious to anoint a new techno-darling, this time online connectivity, and to profit from a new round of deal making. Three, most multimedia sucks. Thousands of CD-ROM titles were produced for no other reason than a perceived slam-dunk market opportunity, and efforts merely to exploit anticipated demand never result in quality work. With so little good product, the worst of it often bundled with the hardware, multimedia has also let a lot of consumers with reasonable expectations down.

The fulfillment of the new media's promise will take time. Technology can make it happen tomorrow, and the economy can pay for it next year, but the human equation -- what it takes for people to complete the process, alter consumer preferences, and ultimately change their behavior patterns to embrace new cultural experiences -- takes years. This has been true of every new entertainment technology this century, from radio to cinema to television. Multimedia will start to fulfill its promise when a critical mass of quality product has been around for long enough that it enters people's lives and becomes indispensable to their cultural identities.