La torre herida por el rayo (Destinolibro 256), la novela de Fernando Arrabal que ganó el Premio Nadal del año 1982 y reeditada hace un par de años, es una metáfora de un mundo separado en bloques (más aún cuando en la época en que se escribió el libro, la guerra fría era una realidad) que se muestra a través del enfrentamiento de dos ajedrecistas durante una partida de un ficticio campeonato del mundo, contienda que se extiende mucho más allá del tablero para adentrarse en un thriller, en la visión del mundo, en la política, en la sociedad, en la forma de vivir, en la envidia y en el rencor. Los movimientos de la partida de ajedrez- paralelos a los movimientos en los pensamientos de los protagonistas- van mostrándose con gráficos que salpican muchas de las páginas del relato. Y, ciertamente, saber jugar al ajedrez es un plus a la hora de apreciar esta novela (aunque ajedrecísticamente hablando, el contenido es de bajo nivel).
Una historia desigual en la que el interés de Arrabal por atizar a todos los estamentos del mundo, políticos, militares, banqueros, religiosos, intelectuales, le llevan por digresiones que ralentizan la trama y que, leídas hoy, suenan ya un tanto trasnochadas si bien su trasfondo es permanente porque responden a la condición humana. Un relato que, aunque demasiado aderezado de reflexiones filosóficas en ocasiones forzadas, consigue mantener el suspense hacia un final hilado con casualidades y azar, que, en cualquier caso, se presupone.
0 comentarios :
Publicar un comentario