Guerra absoluta, (Ediciones B, 2013), de Chris Bellamy es un ensayo sobre el frente del este europeo durante la segunda guerra mundial, la lucha feroz y terrible que enfrentó a la Unión Soviética y la Alemania nazi. Una guerra que, como señala el autor, pretendía la aniquilación total y política del contrario, no sólo la victoria. Una contienda que ganó la URSS pero a costa de 27 millones de muertos, la mitad de los muertos en toda la guerra, pudiéndose decir que la victoria en Europa fue conseguida por los rusos.
Bellamy crea un relato riguroso en que las opiniones de ambos bandos quedan reflejadas, soportado en un trabajo de documentación e investigación muy profundo. Sus 900 páginas se leen con interés desde la primera a la última, aún siendo bien trillado y conocido el asunto. Bellamy que, además de historiador, ha tenido una carrera militar, acierta al describir las formaciones y movimientos de tropas, los elementos clave de cada batalla y los aciertos o errores tácticos y estratégicos. Una exhaustiva narración cronológica no sólo de los hechos bélicos sino de los políticos, tanto de los muy conocidos como de batallas que han pasado desapercibidas a pesar de ser importantes. Se adentra también en la llamada tesis "Rompehielos" que supone que la URSS no fue sorprendida por el ataque sino que, por el contrario, estaba preparándose para invadir Alemania.
El ensayo se centra, especialmente, en los hechos acaecidos entre 1941 y 1943, con mucho menor desarrollo de los 1944 y 1945, cosa lógica a la luz de que, tras la batalla de tanques de Kursk, la suerte de las armas alemanas estaba cantada.
El texto se completa con multitud de mapas, tablas, fotografías y gráficos.
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