El DRM no es nuevo. Lo usan muchas plataformas de venta de libros digitalizados o de música. Cuando Microsoft creó una sección de literatura con e-books en su Microsoft Store también incorporó esa protección para evitar que un libro comprado por una persona pudiera ser dado a otra. Algo bastante inútil ya que existen muchos programas para salvar la protección DRM.
Pero lo que nadie esperaba es que, ahora, ni los propios titulares, los que pagaron el libro, puedan leerlos. En efecto, parece que con el cierre de la sección de libros de la Store (algo ya anunciado por Microsoft en abril) se retira también el certificado digital asociado a cada obra, de modo que resulta ilegible. Microsoft ha anunciado que devolverá el dinero pero, evidentemente, esto es sólo la mínima compensación posible. ¿Y si el lector quiere tener el libro, releerlo en el futuro?
¿Podemos imaginar que un libro convencional nos desaparezca porque cierre la tienda donde lo compramos?
Este tipo de hechos no ayuda en nada a la implantación del libro digital. Luego nos preguntaremos por qué el papel repunta.
1 comentarios :
Very nice post. Thanks for sharing with us.
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