Kentucky Route Zero es un juego narrativo por capítulos. En este momento, hay cinco capítulos publicados. Fue creado y está siendo ampliado por Jake Elliott, Tamas Kemenczy y Ben Babbit.
Se trata de una aventura narrativa que se inscribe dentro del realismo mágico y que propone un viaje por una carretera oculta que serpentea bajo el subsuelo de Kentucky, atravesando cuevas y espacios imposibles. A lo largo de este trayecto clandestino circulan personajes enigmáticos, cuyas historias personales se entrelazan con un paisaje rural marcado por el abandono, la precariedad y la pérdida de sentido del llamado sueño americano.
El juego se desarrolló y publicó por episodios entre 2013 y 2020, estructurándose finalmente en cinco capítulos principales. A estos se suman varios interludios gratuitos que amplían y matizan la experiencia narrativa. El resultado completo está disponible en múltiples plataformas —ordenadores y consolas— y en diversas lenguas, lo que refuerza su vocación de obra cerrada y accesible, independientemente del formato desde el que se juegue.
Kentucky Route Zero se aproxima al llamado “walking simulator”: la acción se centra menos en el desafío mecánico y más en la exploración pausada, la observación y, sobre todo, el diálogo. El jugador encarna a Conway, un repartidor errante que aparentemente solo intenta completar un encargo: entregar una antigüedad. Sin embargo, ese objetivo inicial pronto se diluye en un recorrido cada vez más extraño, donde los espacios desafían la lógica cotidiana. Gasolineras vacías que esconden sótanos interminables, minas abandonadas convertidas en lugares espectrales, catedrales, museos dedicados a casas suburbanas o paisajes inundados funcionan como escenarios simbólicos cargados de memoria y duelo.
La historia se articula principalmente a través de conversaciones con otros personajes, y estas interacciones no son meramente decorativas. Las elecciones discursivas del jugador influyen en el estado emocional y el pasado de quienes encuentra: pueden determinar si alguien ha superado una relación rota, si ha logrado sobreponerse a una tragedia o cómo interpreta los acontecimientos que lo han marcado. De este modo, el juego convierte el diálogo en una herramienta narrativa fundamental, donde escuchar, acompañar y decidir qué decir resulta más importante que avanzar rápidamente.
Ambientado en una América rural golpeada por la globalización y por dinámicas económicas que exceden a los individuos, Kentucky Route Zero propone experiencias jugables en las que lo personal y lo estructural se cruzan constantemente. Las relaciones humanas aparecen condicionadas por fuerzas invisibles: deudas impagables, trabajos sin futuro, infraestructuras olvidadas. El tono gótico y lo inquietante no surgen como simple artificio estético, sino como una respuesta coherente a un entorno de desposesión y extrañamiento.
Puede accederse desde este enlace.






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