Fabricar historias, (Mondadori, 2014), de Chris Ware trae aire fresco al libro en papel en un mundo que va a hacia la digitalización. Un libro, un cómic, que comienza en una caja de donde salen unos póster que a los que tenemos cierta edad nos recuerdan los edificios de "13 Rue del Percebe" y sobre los que aparecen personajes solitarios, desengañados, anodinos, nostálgicos de un mundo mejor que no acaba de llegarles. El lector puede así espiar lo que ocurre en esas vidas como si fuera un voyeur que se asoma por las rendijas de los muros resquebrajados de las casas en Chicago.
Se trata de 14 páginas de tamaño y formato distintos que varían entre el clásico tebeo y el juego de Juegos Reunidos, el periódico, el póster o el libro convencional. Todo ello está incluido en la caja y el lector es libre de leerlo en cualquier orden. Una oda a lo que puede hacerse con papel, una reivindicación de que los enlaces, la fragmentación, la flexibilidad y la interactividad no son campos exclusivos de lo digital. Un trabajo artesanal con tamaños diferentes, gramajes de papel diferentes, doblados diferentes, encuadernaciones diferentes, que no es fácil de imprimir, por otro lado.
Fabricar historias ganó el premio Eisner en el 2013.
0 comentarios :
Publicar un comentario