22/3/24

Palabras del Egeo

 

Palabras del Egeo ( Acantilado, 2022), de Pedro Olalla es un excelente ensayo sobre la historia de la Grecia clásica. Un ensayo profundo y amplio, con 400 páginas de análisis sobre los orígenes de la Grecia y de la lengua que trajeron la cultura a la modernidad.

El autor es docto en el tema. Fue nombrado embajador del helenismo por el Estado griego y es miembro asociado del Centro de Estudios Helénicos de la Universidad de Harvard. Es decir, el ensayo está muy bien fundado y sienta cátedra.

Está escrito en forma de carta del autor a su hijo Silvano que va a venir a visitarle a la isla de Kimolos donde, en el trabajo, se auto sitúa el escritor. En esas páginas de los días que anteceden a la visita del hijo, Olalla reflexiona sobre la relación entre la lengua griega y su civilización, así como sobre la impronta que nos dejó como legado.

No se limita a un análisis de datos y hechos sino que, y esto puede ser lo más interesante, Olalla propone hipótesis que se alejan de la historia más oficial y de los consensos que los historiadores han tejido a lo largo de los años pasados. Apunta un posible nacimiento endógeno de la lengua griega en el Egeo y pone en duda la versión más habitual de que proviene del indoeuropeo. Para Olalla, lo griego no surge tras las migraciones de otros pueblos a la zona sino que surge in situ. Asimismo, sugiere que la civilización urbana, la agricultura y el uso de los metales no nacen en Sumeria, como se acepta generalmente, sino en las costas del mar Egeo hace más de 10.000 años, mucho antes de Sumer, Babilonia o los hititas.

El libro, amén de ser un ensayo, tiene belleza literaria. Está escrito con lirismo, con un muestrario imponente de términos del griego clásico cargados de metáforas, intención poética, sentimiento y filosofía. Incluso sin saber nada de griego, como es mi caso, a uno se le despierta el interés súbito por adentrarse en la lengua de Homero. Por cierto, Olalla defiende que la cultura griega es muy anterior a Homero, Aristóteles o Pitágoras.

A partir de ahí, recorre el logos, la creación del pensamiento racional, el descubrimiento del mundo. Y,  cómo no, la literatura griega clásica pero no sólo como arte sino como depósito histórico puesto que para el autor, mucho de los escrito, casi todo quizá, no es ficción sino plasmación de la geografía, de la cultura, del modo de vivir y de los valores de aquella sociedad.

Olalla da mucha importancia a la navegación. El pronto desarrollo de barcos capaces de saltar a la islas y a las costas vecinas, expandieron el mundo de aquella civilización, la forma de ver la vida, más plural y rica, la lengua que se enriqueció con las de los vecinos, los modos de hacer y pensar, la forma de amar y morir. Quizá extrapolando demasiado, vislumbra que los recientes descubrimientos de ADN griego en Canadá o África del sur pueden indicar que los griegos conocían mucho más de lo que siempre hemos creído y, de ahí, que su cultura, civilización y lengua hayan sido también una referencia hasta nuestros días.

Si bien algunas de las tesis son controvertidas, lo cierto es que la forma de narrar y explicar es de una delicadeza y calidad que justifican por sí solas leer este libro.

Como no podía ser de otra manera en un trabajo de alto nivel académico, el ensayo se acompaña de un largo capítulo de notas en las que se documentan los hechos y citas narrados, se aclaran los  títulos y etimologías, una amplia bibliografía y un índice que permite encontrar rápidamente aquello que se busca.


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