La mayoría de opiniones que se publican hoy en día- más aún en sitios dedicados a la literatura digital y en Internet- dan por sentado que el lector electrónico de libros digitalizados (que no digitales) acabará imponiéndose como dispositivo preferente en la comercialización y lectura de libros. A lo sumo, existe una duda sobre si la tecnología actual se modificará en un futuro cercano para ofrecer color, gráficos o refresco de pantalla más rápido. Desde el punto de vista de negocio hay un consenso aparente en que la industria editora se está equivocando, perdiendo el tren y actuando con ceguera ante los “inevitables” cambios que la digitalidad trae, aunque curiosamente la industria editorial no parece estar muy de acuerdo y, ajena al ruido mediático, continúa con sus propias prácticas que seguramente buscan la maximización del beneficio de sus negocios.
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