19/7/09

Salud


La salud se valora cuando empieza a faltar. Siempre ha ocurrido así y no iba a ser yo la excepción a la regla. Hace unos años – no tantos, ahora que lo pienso- yo vivía y correteaba por esos caminos de Dios dando por supuesto que siempre iba a estar en plena forma. Sentía todos mis órganos funcionando a la perfección y me gustaba retar a otros congéneres a las más duras pruebas. Puedo decir, sin falsa modestia, que pocos me ganaban en velocidad- mi especialidad- , incluso cuando la carrera se desarrollaba cuesta arriba. Era hermoso- o, al menos, eso decían-, mi aspecto era joven e inmaculado y, a pesar de mi extracción humilde, hasta Mercedes, la ricachona, se encaprichó de mí.

Sí, tuve algunos problemas menores aquí y allá pero nada que el especialista de turno no pudiera solucionar rápidamente. Además, a pesar de mi inconsciencia, hacía mis revisiones anuales y siempre me hallaron en perfecto estado físico. Los efectos realmente nocivos crecían ajenos a mi conocimiento, ocultos en la traición.

Quizá, por eso, me causó tanto impacto el saber que mi vida tocaba a su fin. Aún no me he repuesto de la noticia. De hecho, no es necesario que me reponga porque mis días están contados. Fue hace dos semanas. Una revisión rutinaria. Entré con la tranquilidad de sentirme sano, sin siquiera sospechar cuál iba a ser el diagnóstico. Total, sólo se trataba de una palpitación anormal de tanto en cuanto.

Pero el mecánico fue meridianamente claro. El motor está en las últimas. A punto de griparse, al parecer debido a los excesos de velocidad en la A1. Y, para colmo de males, la caja de cambios está a punto de saltar hecha pedazos y los palieres acumulan tanta fatiga que pueden partirse en cualquier curva. Mejor cambiarme por un vehículo nuevo que repararme. El seguro así lo ha confirmado. Las revisiones de la ITV no detectan este tipo de problemas y no hay nada que reclamar.

- Se va a gastar una pasta gansa para tener siempre un coche viejo- oí que le decía el encargado a mi propietario- Llévelo al desguace y aproveche una de las ofertas que hay ahora. Con los descuentos, los subsidios y el plan Prever puede tener uno nuevo sin apenas enterarse.

Me he visto reflejado en un espejo. Parece mentira. Estoy aún de tan buen ver que no puedo creer que por dentro esté tan podrido. Al salir del concesionario, vi como mi dueño miraba de reojo y con indisimulada lascivia a Mercedes.


1 comentarios :

Anónimo dijo...

hola felix! que bueno que haya gente que se interesa por la salud! sabes? la salud fisica es muy importante, pero tambien debemos cuidar nuestra salud mental..si quieres puedes pasar por mi blog www.curiososonline.over-blog.com, asi te enteras mejor de lo que quiero explicarte..esta muy bueno tu blog..espero tu comentario para ver que te parece el mio.. mientras voy a seguir leyendo el tuyo..gracias..bye..cuidate