Para un lector actual, es una novela biográfica que se desarrolla en tiempo real y, sin duda, tiene toda la fuerza de lo verídico y de la tragedia de la guerra. Las cartas del soldado se escribieron entre 1917 y 1918, cuando el soldado inglés servía en el 9º Batallón del Regimiento York and Lancaster.
Muchos días no hay cartas y los lectores se preguntan, con angustia, si el soldado Lamin habrá muerto o, simplemente, no puede escribir por estar en combate. El lector no puede saltar hacia adelante, como en un libro convencional, porque la digitalidad permite establecer una fecha en el tiempo insuperable. Al menos, hasta que acaben los mensajes. Desde este punto de vista es una obra que tiene más fuerza ahora y sólo ahora. Posteriormente, perderá parte de su fuerza dramática al poder saber el final a discreción.
Aprovechando las ventajas del medio digital, el autor del blog añade fotografías y otros documentos históricos que ayudan a comprender mejor la historia del conflicto y los lugares por los que el batallón se arrastra.
Una experiencia muy interesante porque es, además, un bello ejercicio histórico.
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