El Mocho (Alfaguara, 1997 ) del chileno José Donoso es una novela póstuma ambientada en las minas de Lota donde un caleidoscopio de tramas y personajes, apenas esbozados en algunos momentos, colisionan entre sí. Don Arístides (el Mocho grande), rico, enfrentado a su futuro y su pasado en su descendiente el Mocho chico, minero pobre y misógino y en un mundo repleto de mujeres –prostitutas , amantes o esposas- todas sometidas a su sociedad y su destino.
Se trata de una novela difícil de leer, de historias superpuestas, donde el lector debe imaginar muchas cosas que sólo son insinuadas. Una tela de araña entre narraciones, como si se tratara de una metáfora de los pasadizos de la propia mina o de las ligazones que siempre existen entre el mundo de la aristocracia y el de las clases más marginales que Donoso parece querer poner al descubierto. Historias que se desarrollan bajo la dictadura militar chilena de los ochenta y que combinan el amor con lo onírico, el odio con lo heroico, el análisis sicológico con el mito, la fealdad y lo grotesco enfrentados al palacio de los poderosos. Es posible que el escritor no llegara a completar los hilos de la narración hasta el final, aquejado como ya estaba por la enfermedad final, lo que deja a la novela en ese estado de precariedad que agota al lector.
El libro está dividido en siete partes, subdivididas a su vez en veintiséis capítulos. A pesar de la complejidad de lectura, la historia de alguna manera nos engancha. Y siempre de manera nueva porque el caleidoscopio puede leerse de muchas maneras siempre distintas.
Se trata de una novela difícil de leer, de historias superpuestas, donde el lector debe imaginar muchas cosas que sólo son insinuadas. Una tela de araña entre narraciones, como si se tratara de una metáfora de los pasadizos de la propia mina o de las ligazones que siempre existen entre el mundo de la aristocracia y el de las clases más marginales que Donoso parece querer poner al descubierto. Historias que se desarrollan bajo la dictadura militar chilena de los ochenta y que combinan el amor con lo onírico, el odio con lo heroico, el análisis sicológico con el mito, la fealdad y lo grotesco enfrentados al palacio de los poderosos. Es posible que el escritor no llegara a completar los hilos de la narración hasta el final, aquejado como ya estaba por la enfermedad final, lo que deja a la novela en ese estado de precariedad que agota al lector.
El libro está dividido en siete partes, subdivididas a su vez en veintiséis capítulos. A pesar de la complejidad de lectura, la historia de alguna manera nos engancha. Y siempre de manera nueva porque el caleidoscopio puede leerse de muchas maneras siempre distintas.
1 comentarios :
a mí me resulto muy árido de leer
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