Tres años en el Congo (Ediciones del viento, 2009) de Theodore Westmark es un recopilatorio biográfico de las charlas que el autor, teniente del ejército belga de la época, dio a finales del siglo XIX contando sus correrías como militar por el Congo colonial. Una obra que tiene la fuerza de la vivencia directa, de la visión real de un individuo europeo transportado a África. Es la mirada de un militar que llega al territorio extraño a expandir el colonialismo de su país y abrir vías de comercio, visión racista a veces, compasiva otra, de sorpresa muchas veces ante lo que observa, curiosa siempre, y con una moral sesgada que considera a los nativos poco civilizables y con poca capacidad intelectual, como si fueran niños a los que es preciso controlar y dirigir, sin dudar de que el europeo es muy superior al africano. Pero, dentro de este contexto inevitable de la época colonial, Westmark hace un relato desapasionado, engarzando hechos más o menos importantes, más o menos banales, casi limitándose a contar lo que ve y dando su opinión. Sólo en ocasiones el texto adquiere cierto lirismo (el descubrimiento de un río, por ejemplo) o el autor se deja llevar por consideraciones morales (cuando trata del canibalismo, por ejemplo). No deja de opinar sobre los europeos que se encuentra en el camino. Admira a Brazza y no tiene simpatía por Stanley. Un libro que es una crónica periodística de un viaje lo que, sin duda, es su mayor atractivo ya que se trata de hechos no fabulados, acaecidos en la realidad lo que, desvistiéndolos de los comentarios del autor, dan una visión certera de aquella época y aquel lugar. Hay algunos errores (por ejemplo, en fechas, llegando a lugares antes de que parta hacia ellos) que no sé si estarán en el original o son fallos de traducción.
13/10/10
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