8/3/09

Riesgos digitales para la literatura

Si bien, la era digital aporta beneficios – potenciales, al menos- a la literatura ( facilidad de edición, digitalización masiva, capacidades para desarrollar literatura digital, posibilidad vía blogs de que muchas más personas sean leídas) es también cierto que amenaza significativamente a la lietaratura (ver por ejemplo este post) . Las ventajas antes citadas viene sobre todo del formato, del soporte, al menos hasta que una verdadera literatura digital se desarrolle. Las desventajas, sin embargo, llegan del fondo de la cuestión. ¿Ayudan los medios digitales a leer más o leer menos? Porque, si se lee menos, literatura y digitalidad serían antagónicas.

Un reciente estudio del Departement des Études de la Prospective et des Statistiques del Ministerio de Cultura francés
muestra que las generaciones educadas en un ambiente digital leen mucho menos que sus padres. Estudiando los comportamientos de los jóvenes de 10 a 24 años que Sylvie Octobre, la autora, considera “nativos digitales” ya que toda su vida se ha desarrollado rodeada de ordenadores e Internet. Estos jóvenes pasan de 13 horas de media por semana conectados a Internet y el 80% de ellos tiene acceso a la web, lo que representa un 40% más que la media de la población. Asimismo, entre ellos, el uso de blogs o redes sociales es decenas de puntos porcentuales superior al resto del país.

Pues bien, esos nativos digitales leen mucho menos, incluso si proceden de familias con altos hábitos de lectura. En hogares en donde el 80% de los padres son asiduos lectores, sólo el 48% de los chicos leen. Las generaciones que viene leen menos, lo que es obvio es mortal para la literatura. La autora analiza como las formas de estudio y enseñanza basadas en el juego y en el video juego pueden tener consecuencias muy desfavorables; estudia la sustitución progresiva de las enciclopedias tradicionales por enciclopedias on-line poco rigurosas (cuando no falsas), la menor disposición a la lectura detallista y reflexiva en favor de una lectura fragmentada y lúdica, y el nuevo rol que las instituciones culturales debieran tener en un mundo donde el acceso a los contenidos culturales se ha modificado profundamente.

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