Donde siempre es otoño (Booket, Planeta, 2012) de Ángeles Ibirika es una novela romántica, una novela de amor que, como es habitual en el género, habla de sentimientos tormentosos y relaciones ilegítimas para acabar felizmente. Sin embargo, el trabajo de Ibirika aporta un esfuerzo por actualizar el género, embebiendo la historia en una trama de corrupción política sobre el escenario de unas hipotéticas elecciones presidenciales en Estados Unidos. Se separa del cliché de la novela de amor para consumo femenino en la elección del protagonista que deja de ser el hombre ideal para ser una copia modernizada del Don Juan de toda la vida, el cínico conquistador, el canalla seductor, que acaba rendido al verdadero amor aunque aquí tiene un destino menos trágico que en la obra clásica (y con una obsesión amorosa menos elaborada asimismo que en el Juan de Mozart o Zorilla) . Aunque el desarrollo es desigual, hay pasajes muy líricos, muy poéticos, evocadores, muy cercanos a la experiencia sensorial, especialmente cuando Ibirika describe los paisajes y los escenarios, si bien en ocasiones son descripciones algo reiterativas (cuánto color ocre!). En otras partes, la historia discurre con excesiva lentitud, repitiéndose innecesariamente. Con todo, es una novela correcta dentro de su género.
1/5/13
Donde siempre es otoño
Donde siempre es otoño (Booket, Planeta, 2012) de Ángeles Ibirika es una novela romántica, una novela de amor que, como es habitual en el género, habla de sentimientos tormentosos y relaciones ilegítimas para acabar felizmente. Sin embargo, el trabajo de Ibirika aporta un esfuerzo por actualizar el género, embebiendo la historia en una trama de corrupción política sobre el escenario de unas hipotéticas elecciones presidenciales en Estados Unidos. Se separa del cliché de la novela de amor para consumo femenino en la elección del protagonista que deja de ser el hombre ideal para ser una copia modernizada del Don Juan de toda la vida, el cínico conquistador, el canalla seductor, que acaba rendido al verdadero amor aunque aquí tiene un destino menos trágico que en la obra clásica (y con una obsesión amorosa menos elaborada asimismo que en el Juan de Mozart o Zorilla) . Aunque el desarrollo es desigual, hay pasajes muy líricos, muy poéticos, evocadores, muy cercanos a la experiencia sensorial, especialmente cuando Ibirika describe los paisajes y los escenarios, si bien en ocasiones son descripciones algo reiterativas (cuánto color ocre!). En otras partes, la historia discurre con excesiva lentitud, repitiéndose innecesariamente. Con todo, es una novela correcta dentro de su género.
Etiquetas:
Lecturas
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)
0 comentarios :
Publicar un comentario