9/1/25

Alien: Augmented Reality Survival Manual!

 


Alien: Augmented Reality Survival Manual!, de Owen Williams, es un libro de realidad aumentada que recrea la historia de la película Alien, de Ridley Scott, un clásico del cine de terror y ciencia ficción.

En este libro, mientras se narra la aventura, varias páginas disponen de marcadores de modo que al enfocarlas con una tableta o un dispositivo móvil se disparan vídeos, informaciones, o simulaciones de realidad aumentada. De estas últimas hay 7. Así, por ejemplo, cuando los cosmonautas de la encuentran el huevo de Alien, al enfocar la imagen, veremos cómo este se abre y nos ataca, igual que ocurría en la película. Las simulaciones se sobreponen a la imagen que la cámara esté visualizando de modo que la acción pasa de la nave Nostromo a nuestra habitación o al lugar en donde nos encontremos.

Claro, son simulaciones sencillas, esquemáticas. Nada que ver con el pavor con el que vivimos el original en la oscuridad de la sala de cine hace ya casi 50 años. 

Más información en este enlace.






8/1/25

Paper Pro

 


El lector digital Remarkable Paper Pro presenta un diseño muy elegante y características técnicas más que razonables, aunque su precio es demasiado elevado. Se trata de una evolución de Remakable 2.

Sus características principales son:

- Pantalla de tinta electrónica a color Canvas Color

- Tamaño de pantalla de 11.8"

- Resolución de 229 ppi

- Microprocesador Cortex A53 a 1.8 Ghz

- 2 Gby de RAM

- 64 Gby de almacenamiento

- Batería de 5030 mah

- Latencia de 12 ms.

- Luz de fondo

- Simulación de 8 colores mediante combinación de píxeles de diferentes colores.

- 20.000 tonos de gris

- Estilete para tomar notas

A pesar de los años que pasan, la tecnología color de la tinta electrónica sigue sin progresar decididamente, con colores logrados a base de filtros que, indefectiblemente, los hacen aparecer tenues y con poca luminosidad.






7/1/25

ELO 2025 en Toronto

 


Se anuncia que la próxima edición de la ELO, la correspondiente al año 2025, tendrá lugar en Toronto entre los días 11 y 13 de julio, aunque compartirá sede con  Kitchener-Waterloo, también en Canadá.

En esta edición el título es ELO25 @ 25: Love Letters to the Past and Future

En este momento, está abierto el plazo para presentar ponencias, propuestas de conferencias, paneles, exhibiciones o talleres. Se solicitan ideas acerca de los archivos de literatura digital y cómo deben ser almacenados a prueba de futuro,  futuras bibliotecas y técnicas e-lit para las tecnologías que aún no existen. Son bienvenidos los enfoques sobre cómo la e-lit propone preguntas, contextos y prácticas basadas en las artes y desarrollos tecnológicos. También son bienvenidos los trabajos que amplíen los límites de lo que la literatura digital puede aportar.

Más información en este enlace.



5/1/25

Las abarcas desiertas

 



Por el cinco de enero, 

cada enero ponía 

mi calzado cabrero 

a la ventana fría. 

Y encontraban los días, 

que derriban las puertas, 

mis abarcas vacías, 

mis abarcas desiertas. 

Nunca tuve zapatos, 

ni trajes, ni palabras: 

siempre tuve regatos, 

siempre penas y cabras. 

Me vistió la pobreza, 

me lamió el cuerpo el río, 

y del pie a la cabeza 

pasto fui del rocío. 

Por el cinco de enero, 

para el seis, yo quería 

que fuera el mundo entero 

una juguetería. 

Y al andar la alborada 

removiendo las huertas, 

mis abarcas sin nada, 

mis abarcas desiertas. 

Ningún rey coronado 

tuvo pie, tuvo gana 

para ver el calzado 

de mi pobre ventana. 

Toda la gente de trono, 

toda gente de botas 

se rió con encono 

de mis abarcas rotas. 

Rabié de llanto, hasta 

cubrir de sal mi piel, 

por un mundo de pasta 

y un mundo de miel. 

Por el cinco de enero, 

de la majada mía 

mi calzado cabrero 

a la escarcha salía. 

Y hacia el seis, mis miradas 

hallaban en sus puertas 

mis abarcas heladas, 

mis abarcas desiertas



un poema de Miguel Hernández



Úrsula

 


Es bien sabido que la respuesta de los grandes modelos de lenguaje (LLM) es mejor si las preguntas están bien realizadas, con suficiente elaboración de las mismas y con detalles incluidas en ellas. Estas preguntas elaboradas son las que se denominan "prompts".

Úrsula es una aplicación que usa al propio ChatGPT como paso previo, lo que permite generar dichos prompts para su utilización en el ámbito educativo. Estas preguntas extensas se introducen, entonces, en el ChatGPT general para lograr una respuesta más correcta y elaborada de la red neuronal. 

En definitiva, Úrsula es una instancia de ChatGPT que genera preguntas formuladas para guiarse a sí misma en la generación de contenido útil en contextos educativos,  personalizando la entrada para obtener una mejor salida. De hecho, una vez registrados en Úrsula pasamos a una pantalla que parece ChatGPT pero que, en realidad, es una instancia especializada del LLM.

Desarrollado por J.J. de Haro, los prompts que el sistema crea son utilizables bajo licencia Creative Commons.

Utilizan la metodología R-I-T-A

Puede usarse desde este enlace. La web del autor está en este enlace.

Un ejemplo de uso:


Usuario: crea un prompt sobre enseñanza de los componentes de una célula para una clase de biología


Úrsula: Aquí tienes un prompt diseñado para enseñar los componentes de una célula en una clase de biología:

 Eres una profesora de biología con un doctorado en ciencias biológicas y experiencia en didáctica de las ciencias. Tienes habilidades para explicar conceptos complejos de manera clara y atractiva, utilizando recursos interactivos y actividades prácticas.

1. Pregunta al usuario:

   - ¿Cuál es el nivel educativo y la edad de los estudiantes?

   - ¿Qué componentes específicos de la célula desea enseñar (por ejemplo, orgánulos, membrana celular, núcleo)?

   - ¿Cuánto tiempo está disponible para la lección?

   - ¿Hay recursos tecnológicos disponibles, como microscopios o aplicaciones educativas?

2. Con la información proporcionada:

   - Diseña una actividad introductoria que explique los componentes celulares, utilizando ejemplos visuales y fáciles de comprender.

   - Proporciona una descripción de los orgánulos y sus funciones, asegurando que sea adecuada para el nivel educativo indicado.

   - Propón una actividad práctica, como observar células al microscopio o realizar un modelo celular con materiales reciclables.

   - Crea preguntas interactivas o actividades de grupo para reforzar el aprendizaje, asegurando la participación activa de los estudiantes.

   - Sugiere una estrategia para evaluar la comprensión, como un cuestionario breve o una presentación grupal.

3. Pregunta al usuario si el plan es adecuado o si desea realizar algún ajuste antes de finalizar.

Título: enseñanza de los componentes celulares

Descripción: Este prompt ayuda a diseñar una clase interactiva sobre los componentes de una célula. Incluye actividades prácticas, explicaciones claras y estrategias de evaluación para asegurar la comprensión. Ideal para cualquier nivel educativo, ajustándose a recursos disponibles.


¿Es esto lo que buscabas o necesitas algún ajuste? Puedes explorar más ideas en la Biblioteca Avanzada de Prompts Educativos.

El contenido tiene licencia Creative Commons BY 4.0, lo que permite usarlo, compartirlo y adaptarlo siempre que se dé crédito al autor. Más detalles en Creative Commons.


Como se ve, de una pregunta muy escueta, se genera un completo "prompt" con contexto y detalles.



3/1/25

Poetry Generator

 


Poetry Generator, de BoredHumans, es un generador de poemas basado en técnicas IA de generación de texto. 

Escribiendo una idea básica del asunto sobre el que se quiere que verse el poema, la aplicación lo crea de manera libre con estrofas de dos pareados cada una, y manteniendo más o menos la métrica (en inglés), mientras que en español es verso libre sin estructura reconocible aparte de un intento, poco conseguido, de rimar asonantemente.

También genera el título del poema.

Por ejemplo, proponiendo este prompt:

longing of a great love. She died long ago but still is present every day

el poema generado es:

In Shadows of a Love Unfading


In the quiet chambers of my heart she dwells,

An echo wrapped in tender, whispered spells,

Her laughter, like a breeze, still stirs the air,

A haunting presence, woven with despair.


The dawn unfolds, yet feels so bittersweet,

With every sunrise, I am pulled to seek,

The silhouette of her in the morning light,

A phantom figure, still my guiding sight.


Through autumn’s gilded leaves that softly fall,

I hear her voice—each rustle seems to call,

As memories, like petals, drift and twine,

In every sacred moment, she’s still mine.


At twilight’s hour, when shadows start to creep,

I feel her warmth, though she’s forever asleep,

In every star that twinkles in the night,

A million dreams where love took flight.


Yet, shadows deepen where once the sun did play,

And I, a lonely traveler, seek my way,

Her spirit dances, just a whispered sigh,

In dreams where time bends and love cannot die.


If love can span the chasm of the grave,

Then I am rich, for she’s the light I crave,

With every thought, I brush against her soul,

And in this longing, I am still made whole.


Though fate has stolen the warmth of her embrace,

In every heartbeat, I still find her grace,

For love, a deeper thread than life can sever,

Will bind us close, forever and forever.


En español, al proponer esto:

Miedo a la vejez que llega y a no haber vivido lo deseado

el resultado es:

Miedo a la Vejez


En soledad de un ocaso incierto,

donde el tiempo se desliza como sombra,

temo al susurro que la vida me trae,

la vejez que viene, poderosa y procelosa.


Las imágenes flotan en la bruma,

sueños olvidados, promesas marchitas,

en el espejo, rostros que envejecen,

historias no contadas, deseos sin cita.


Uno se aferra a los ecos del ayer,

cuando el brillo en los ojos desbordaba,

jugando en los campos de risa y alegría,

sin pensar en el peso del paso que avanza.


Las manos que acarician, ahora temblorosas,

las palabras que asoman, en ocasiones lejanas,

y el corazón late, con un eco de dudas,

preguntando en silencio: ¿viví lo que amabas?


Pero en la penumbra de esta incierta despedida,

se esconde la esencia de lo vivido,

los abrazos sinceros, las lágrimas reídas,

la levedad de un instante, lo inmenso compartido.


Miedo, sí, a la vejez que se arrastra,

pero también a la vida que se deja escapar,

pues los sueños marchitan, las horas se afianzan,

y en cada elección, renace la verdad.


Así que en la llegada de cada nueva caída,

abramos las alas al viento que nos llama,

que el miedo se convierta en canto y en vida,

y el ocaso llegue, como un regalo, sin drama.


Brindemos por lo que fue, por lo que aún será,

por las huellas en la tierra, por el amor que se da,

pues aunque el tiempo robe la juventud anhelada,

las memorias abrazadas jamás se irán.


Al contrario de lo que suele ser usual en los textos generados por LLMs, estos poemas tienen cierta direccionalidad, un clímax al cual se dirigen los versos, lo cual es un avance.

Puede utilizarse desde este enlace

El sitio es incómodo de usar, con anuncios y ventanas emergentes por todos los lados.




1/1/25

David & Jonathan

 


David & Jonathan, de Tristan Willis, es un relato interactivo y multimedia con una maquetación estética cuidada y elegante. 

Presenta varios cuadros clásicos (de Perkins Harnly, de Van Gogh, un bimbo TagasodeJohn Flaxman), cada uno de los cuales representa un acto de la obra. 

En dichos cuadros es preciso ir encontrando con el ratón pequeños retazos que se muestran en un icono adicional. Al encontrarlo, aparece una pantalla emergente que muestra un fragmento del texto de la narración. Cuando se encuentran todas las partes del cuadro en curso y se leen los fragmentos adjuntos, se salta al siguiente acto.

La historia narra la relación entre Jonathan y David.

Puede leerse desde este enlace.







30/12/24

Keyword Density Analyzer

 


Es bien sabido que los rastreadores y clasificadores de páginas web o textos intentan buscar las palabras clave que mejor definen el sujeto del documento, de qué se trata. Estas palabras clave pueden ser introducidas dentro del código mediante instrucciones meta pero también es importante que aquello que sea importante aparezca varias veces en el texto, de modo que estas palabras clave tomen preminencia y sean "entendidas" por el buscador para clasificar.

Por ejemplo, si se trata de un artículo sobre cine, conviene que esa palabra, "cine", aparezca varias veces para indicar a los robots que se trata de eso, de cinematografía.

Podría pensarse que, si esto es así, basta con repetir muchas veces la palabra clave. Sería un error. Primero, porque estilísticamente, literariamente, sería un texto repetitivo y sin calidad. Pero, segundo, porque los buscadores reconocen estos abusos y catalogan con puntuaciones inferiores a este tipo de documentos de modo que no aparecerán en los resultados de búsqueda entre las primeras opciones.

Los expertos sugieren que el valor correcto está entre el 1% y el 2%, es decir, si el texto tiene mil palabras y queremos que "cine" sea una palabra clave, esta deberá aparecer entre 10 y 20 veces en esas 1000 palabras.

La aplicación Keyword Density Analyzer facilita este análisis.

Introducido (copiar y pegar) el texto, se indica qué palabra clave deseamos analizar y el programa nos da su frecuencia de aparición. Si está entre 1% y 2%, podemos darlo por correcto desde el punto de búsqueda de SEO, no tiene por qué ser correcto literariamente. Si es menor, añadir la palabra unas cuántas veces más. Si es mayor, borrarla o utilizar sinónimos.



29/12/24

Spore

 


SPOREes el acrónimo de Spatial Hypertext-oriented Recommender System, una aplicación que imita y facilita el proceso de detallar las historias complejas, tal como que ya existe en la industria cinematográfica y de televisión, incluso en la creación de novelas. Dentro de la jerga del sector, SPORE permite hacer el storybreaking.

El storybreaking es el proceso de esbozar y planificar los elementos narrativos clave y los puntos argumentales de una historia para que cada rama de la misma sea coherente y significativa, que todo conduzca a un fin. El storybreaking consiste, pues, en identificar cada punto de inflexión dentro de una narración. Así nos aseguramos de tocar todos los puntos necesarios y omitir los que no hacen avanzar la historia. 

Un estudio que se realiza normalmente antes de que comience el proceso formal de escritura o grabación pero que también puede realizarse en el montaje final. Se trata de una tarea habitualmente realizada por humanos y que conlleva un tiempo considerable y un coste importante. Es por ello que sistemas automatizados pueden resultar rentables.

La arquitectura de SPORE tiene tres capas. La primera, denominada Hel, es el núcleo de cualquier servicio relacionado con el conocimiento. La segunda, Midgard, es una colección de interfaces de usuario. Por fin, la tercera, Asgard, es un conjunto de servicios y componentes inteligentes y conscientes de la estructura.

La base de conocimientos (Hel) se prepara con información para apoyar la tarea de crear historias. Contiene datos y relaciones sobre cuentos, novelas, textos, etc., que pueden ayudar a los usuarios a esbozar su historia. La interfaz de usuario (Midgard) es un hipertexto espacial colaborativo que permite a varios usuarios disponer y organizar las piezas relacionadas con su historia. Con ayuda del análisis sintáctico espacial, la máquina toma conciencia de la estructura emergente (Asgard) y utiliza esta información para generar consultas hacia la base de conocimientos. Ésta responde con sugerencias que se visualizan en la interfaz de hipertexto espacial 2D. A petición de los usuarios, los sistemas transforman las piezas dispuestas y su estructura en una descripción de tareas para una IA generativa, lo que da lugar a un borrador o una sugerencia de cómo puede ser la historia. 

Para alimentar la base de datos se identifican los recursos públicos disponibles y se analizan con ayuda de sistemas de  Procesamiento del Lenguaje Natural (PLN) u otras técnicas, a fin de extraer la información clave de la historia. Este enfoque da lugar a un grafo ponderado dependiente del idioma, formado por sustantivos como nodos y sus relaciones como aristas entre los nodos. El peso de cada nodo se normaliza entre 0<weight≤1, siendo que 1 representa una «relación muy estrecha» y 0 ninguna relación. En este contexto, la relación se basa en las co-ocurrencias en las páginas. Se trata de un enfoque sencillo, pero que, en comparación con las redes semánticas, los conceptos que no comparten una relación semántica obvia y no están cubiertos por la ontología siguen estando cubiertos y disponibles en el grafo resultante. El trabajo futuro puede incluir grafos de conocimiento más sofisticados, basados en la semántica, o el uso de ontologías.

Para el sistema de interface, se usa una aplicación web de una sola página (SPA), basada en VueFootnote4 y NuxtFootnote5. Esta aplicación se comunica con un servidor. Un espacio 2D - llamado espacio de trabajo- puede contener un número arbitrariamente grande de entidades. Una entidad encapsula cualquier pieza de información como URLs, texto simple, imágenes o documentos PDF. Esas entidades tienen una posición y unas dimensiones dentro de ese espacio de trabajo. El servidor gestiona su persistencia, la autenticación y autorización de los usuarios, y permite que un espacio de trabajo sea accedido y manipulado por muchos usuarios al mismo tiempo. Además, actúa como puerta de acceso a la base de conocimientos y es responsable del análisis sintáctico espacial y la generación de consultas.

SPORE evita la complejidad de elaborar consultas porque éstas se generan automáticamente en función del contexto actual de un espacio de trabajo. El contexto viene definido por las propiedades visuales de las entidades del espacio (que son reconocidas por analizadores espaciales), las últimas interacciones del usuario y el contenido. Cada vez que cambia el contexto -por ejemplo, porque se añade un nuevo sustantivo o se actualiza uno ya existente- se pone en marcha un proceso para interpretar ese nuevo contexto. En el segundo paso, el contexto se transforma en una o varias consultas.

Es sistema devuelve un grafo completo, en el que cada nodo representa una entidad visual. Las aristas se ponderan de 0 a 1 - de forma similar a cómo se hacía en la la base de conocimientos- y cuantifican la fuerza de la relación visual. Un valor negativo indica una situación ambigua. Cada subgrafo representa un grupo visual de objetos dentro del espacio. Ajustando el valor del umbral, es posible limitar la detección de grupos a un nivel muy detallado o identificar estructuras de orden superior.

Es posible la integración con LMMs como ChatGPT. Así, los usuarios pueden identificar los componentes narrativos centrales que les gustaría ver integrados en su historia, antes generar un texto completo.  Este proceso puede repetirse indefinidamente, creando nuevas iteraciones de las mismas ideas centrales. 

La implementación actual hace uso del modelo «gpt-3.5-turbo» proporcionado por OpenAI para generar prosa a partir de un contexto dado. Para ello, el modelo se alimenta con un prompt del sistema, que establece la tarea y sus condiciones. Un segundo prompt se construye a partir de la estructura identificada por los analizadores espaciales. El objetivo es comunicar grupos visuales y pedir al modelo una versión de la historia en la que las entidades de dichos grupos pertenezcan juntas. 

El artículo completo puede leerse desde este enlace. El artículo está firmado por Daniel Roßner, Claus Atzenbeck y Sam Brooker. 



22/12/24

Haber vivido





Haber vivido en este mundo hermoso
inspira confianza. ¿Quién que tenga
cierta experiencia del vivir dirá
que todo fue engaño? Si escuchaste
al jilguero cantar cuando eras niño,
si has tocado la luz, si conociste
el amor y el dolor, viste la luna,
te dio su sombra un árbol, caminaste
solo o con alguien junto al mar o un río,
sabes de sobra que es verdad la vida
y que somos misterio, que es misterio
cuanto ha existido, o es, o existirá.
También, que aquí te encuentras y que un día
-un día milagroso como todos-
digan que te has marchado y aún se escucha
tu canción a lo lejos.


Un poema de Eloy Sánchez Rosillo




18/12/24

Duro con el duro (cuento de navidad)

 


Abrió la cajita que guardaba en el cajón inferior de la mesilla e introdujo el billete de cinco pesetas que había conseguido aquella tarde, no sin antes comprobar su número de serie. No era, tampoco, el S-3453783. Había sentido el pálpito de que el niño iba a llegar con un pan bajo el brazo. Bien sabía Dios que lo necesitaban, pero el billete tenía otra numeración. No era cosa de caer en el desánimo porque mañana habría otra oportunidad. Tendría que mantener la esperanza. Cerró la caja y se dispuso a salir. Su esposa y el hijo recién nacido esperaban en la Maternidad a que regresara con algo de ropa limpia.

Mientras caminaba por la cuesta de Ategorrieta, en un anochecer que comenzaba a ser algo frío, intentó calcular sus probabilidades. Tendría ya quince o dieciséis billetes escondidos, unas ochenta pesetas, que no era poco. ¿Pero cuántos billetes habría en circulación? Supuso que muchos millones, así que no había que ser muy ducho en aritmética para prever que lo más normal sería tener otra decepción al día siguiente. 

Intentó pensar en otra cosa mientras observaba las luces de colores que habían colgado en algunos árboles y se detuvo a mirar el Nacimiento que habían montado en la parroquia. Desde fuera, llegaba atenuado el sonido del Noche de Paz que algún coro aficionado estaba interpretando. No era acólito de la iglesia, aunque, quizá, a su manera, creyera en Dios siempre que los curas no se le acercaran. Lo que sí le gustaban eran los belenes, con sus figuritas de barro y sus ríos de papel de chocolate, y le encantaba el ambiente navideño. Quién iba a pensar que iría a pasar las fiestas en la Maternidad. Pronto, las calles se vaciarían porque en Nochebuena la gente se retiraba pronto para estar con los suyos. Él volvería tarde a dormir. Los suyos estaban ahora en aquel hospital.

Tocó dos veces en la puerta de la habitación y entró. María, apenas veintitrés años, estaba dándole el pecho al bebé mientras lo miraba con adoración. Feliu, nueve años mayor, dejó la bolsa con la ropa en la silla y se sentó al lado. Era un niño guapísimo. Sí, ya sabía que todos los padres ven a sus hijos como los más preciosos; que todos los bebés del universo son maravillosos; pero este era su hijo, su primogénito, así que era el más bonito de todos, sin duda alguna.

Has tardado mucho. ¿No encontrabas la ropa?

Sí, sí, pero regresé andando. Ya sabes, no estamos como para coger taxis en cada viaje.

¿Hace frío?

Sí, un poco ahora que se ha puesto el sol, pero el día ha sido casi primaveral. ¿Qué tal te encuentras? ¿Y el chiquitín?

Bien, bien. La matrona me ha revisado y estoy bien. Me ha dicho que, dado que mañana es Navidad, no me mandarán para casa hasta el viernes cuando pronto. Y, ya ves, el niño duerme y come como un bendito.

¿Ya te han dicho si hemos tenido suerte con el cochecito?

No hay nada oficial aún. La enfermera me ha dicho que tienen que revisar las actas de nacimiento. Pero, no me ha dado esperanzas. Ya sabe que hoy han nacido al menos un par de niñas. Así, que estos están más cerca porque el plazo es la medianoche de hoy, de Nochebuena.

Vaya – repuso Feliu con un tono de frustración. Habría que esperar a ver si con los billetes de cinco pesetas sonaba la flauta. Pero no le contó nada de ello a su mujer. Se reiría.

María y Feliu se habían casado, tras un noviazgo de casi dos años, a principios de aquel mismo año, 1957, que había resultado lleno de escaseces, trabajo y esfuerzos. Ella debió quedar encinta muy pronto, no más tarde de marzo, porque el niño había venido al mundo ayer por la noche. Apenas tenía un día de vida y no sabían decir a quién se parecía, aunque la madre de María aseguró que era clavado a un primo cuarentón que había viajado a Argentina y al que la iba muy bien en Buenos Aires. Dijo que aquello era una buena señal del cielo y nadie se atrevió a negárselo.

El país, atrapado en una autarquía sin libertad, no era fácil de vivir para los descendientes de los perdedores, aún ya casi veinte años después. Era impensable encontrar un puesto de funcionario, incluso de conserje o celador, si el pedigrí familiar no mostraba suficiente adherencia al régimen durante décadas. Feliu trabajaba en un taller de bolsos de cuero y, dentro de lo que había, su sueldo, de unas mil pesetas mensuales, les había bastado para ir tirando, pagar el alquiler de la buhardilla donde vivían, comer de puchero y muchas sardinas, permitirse ir algún fin de semana al cine y preparar algo de ropita y una cuna de madera, para el bebé. Habían hablado de ir a ver “David Crockett, rey de la frontera” al cine Miramar el día de Navidad, pero era evidente que El Álamo debería esperar otra ocasión.

Lo que más había afligido a la pareja en los últimos meses era el cómo poder comprar el cochecito. María quería un inglés, de los que se habían puesto de moda por aquel entonces. Tenían ruedas grandes, barquilla azul y blanca, suspensiones de barras curvas con ballestas que recordaban a las de las berlinas londinenses, y una capota robusta y fácil de mover. No, no aspiraba a uno de la marca Arrue, todo cromado y plegable, la que compraban los adinerados que paseaban frente al Náutico o comían en el Gran Kursaal. Le bastaba cualquier otro modelo similar, pero deseaba para el pequeñín un capazo confortable que le protegiera del frío y el agua. Con las medidas que les dieron en una tienda habían comprobado que entraba en el ascensor del edificio porque, viviendo en un ático del sexto piso, resultaba imposible subir y bajar el coche a pulso. 

Al principio, sólo pensaron en ahorrar las cuatrocientas pesetas que costaba pero, a medida que avanzaba el embarazo, se dieron cuenta de que era mucho dinero y que, quizá, la suerte les favorecería y acotaría el esfuerzo necesario. Las fechas daban para ello. Y esto era así porque, cada Navidad, una firma local, la casa Villar, regalaba un coche, un inglés, a los padres del niño que hubiera nacido más cerca de las doce de la noche de la Nochebuena. Realmente, llegaron a ilusionarse con que el premio sería para ellos. El domingo 22, María no tenía aún contracciones ni nada auguraba que el parto sería ya mismo. Estaba salida de cuentas y la cosa debía estar al caer, pero aún no notaba que la hora había llegado. Debía aguantar un par de días más, sólo un par, y con suerte, el bebé nacería justo el día de Nochebuena y, quizá, quizá, muy cerca de las doce de la noche.

Sus sueños se truncaron justo al amanecer del lunes 23 cuando los dolores se presentaron y y María rompió aguas. Aún así, primeriza, podía tardar muchas horas en alumbrar a la criatura pero esta, ajena a las cuitas de sus padres, asomó la cabecita hacia las diez de la noche del 23. Un día de adelanto, algo que habrían de recordarle reiteradamente al nuevo habitante del mundo, cuando este llegó a adulto. Mucha carambola sería que no naciera ningún otro niño durante todo el día de Nochebuena. Sí, aún no había nada oficial, pero lo dieron por perdido. El coche de la casa Villar sería disfrutado por otra familia, alguna madre de las que estaban en alguna de las camas de la planta segunda. 

Así pues, deberían ingeniárselas para conseguir el dinero o pagarlo a plazos, ahorrando algo cada mes del, ya de por sí, escaso salario. 

Saldremos adelante – dijo ella al ver a Feliu un tanto cabizbajo.

Más nos vale.

Seguro que sí. No somos los únicos y si, en vez de un inglés, tiene que ser un capazo más sencillo, pues el niño irá en él. Lo vamos a querer igual, ¿no?

Eso, seguro – respondió él con una certeza infinita.

Feliu no le contó nada a María sobre su idea alternativa, la que andaba madurando desde inicio del mes. Era una locura y no quería que le tomara por tonto.

El caso era que, por casualidad, hacia la mitad de noviembre, escuchó por la radio uno de esos concursos que pululaban por todas las emisoras. Era los miércoles por la noche y lo emitía la Cadena Ser. Se llamaba “Duro con el duro”. Su patrocinador era Gallina Blanca, una conocida empresa de sopas enlatadas y caldo concentrado, y su presentador era Juan Carlos Thorry, un cantante y actor argentino de elles lánguidas y arrastradas, eses con trémolo, voz de barítono, exquisita musicalidad al hablar, vida bohemia, ya cincuentón, que en realidad se apellidaba Torrontegui pero que había acortado su largo apellido vasco para tener mejor entrada en el cine y la escena teatral. Se había casado, en terceras nupcias, con la muy célebre actriz Analía Gadé y ambos aparecían en las revistas de moda que dejaban en las peluquerías para que los parroquianos entretuvieran la espera mientras les tocaba turno.

El concurso era de mecánica simple. Cada semana, se elegía por sorteo un número de serie de billete de cinco pesetas. Por ejemplo, el F-2535585 o el C-8926598. El que lo tuviera y lo presentara en las oficinas de la cadena radiofónica, en cualquier ciudad, ganaba diez mil pesetas. O sea, por un duro se podían ganar dos mil, tan sólo por tener la suerte de que aquel billete estuviera momentáneamente en su bolsillo. Si nadie lo presentaba, la cantidad del premio se acumulaba como bote para la siguiente semana. Claro, la cadena sabía lo que hacía y no era nada fácil. Primero, porque había aún millones de billetes en circulación. Segundo, porque muchos otros millones estaban siendo eliminados, ya que el gobierno los estaba sustituyendo por monedas.

Así, cada miércoles, a las nueve de la noche, buena parte del país comenzó a escuchar el programa. En la primera emisión apareció el agraciado que fue entrevistado, mostró su alegría desmedida, y juró que la mejor sopa enlatada era la del patrocinador. Pero, durante las semanas siguientes nadie presentó el billete que se buscaba. Semana tras semana, el número elegido no aparecía. Y, así, esta semana el bote llegaba ya a las sesenta mil pesetas, doce mil duros, una fortuna. Con tal cantidad, no sólo podrían comprar un Arrue, sino que dejarían atrás la pobreza.

Aunque Feliu era un hombre dado a la razón y poco amigo de loterías y apuestas, la necesidad de comprar el cochecito hizo que se apuntara a la fiebre del “duro con el duro”, un remedo de andar por casa de la mismísima fiebre del oro californiana. Aquellos vaqueros del siglo XIX querían hacerse ricos rápidamente encontrando pepitas brillantes en los ríos de las Rocosas o del norte de Oregón. Los más prosaicos españolitos del 1957, buscaban la fortuna entre billetes de a duro. Tanto era así, que se había hecho famoso el “duro avecrémico”, deseado y buscado con ahínco cada semana. 

Así fue que Feliu comenzó a guardar todo billete de cinco pesetas que caía en sus manos y desarrolló una extraña habilidad para pagar de tal manera que, en los cambios, hubiera siempre un billete de aquellos. Sin decir nada a María, los guardaba en la caja de la mesilla y, cada miércoles, una vez que la voz de Thorry anunciaba el número de serie a encontrar, se hacía el loco para despistarse un par de minutos y, sin que su mujer lo viera, revisaba los números de serie de los que tenía guardados. Nada, cada semana nada. Pero tampoco nadie los encontraba en toda España, así que todo podía ocurrir. Al cabo, tenía todavía las mismas probabilidades que el resto de habitantes. 

El último número a buscar había sido el S-3453783 y él no lo tenía. Pero si nadie más lo hallaba antes de las doce de la noche de hoy martes 24, mañana, miércoles 25 y día de Navidad, la sintonía melodiosa y pegadiza volvería a sonar por las ondas y otro número sería cantado y, quién sabe, si sería uno de los que guardaba en la caja.

Sí, mañana, estaría atento a la radio y se pondría nervioso, como cada semana, cuando el locutor cantase, más que decir, “Sopas GALLINA BLANCA: crema de champiñones · crema de espárragos · crema de guisantes con jamón · crema a la Reina · sopa de ave”. 

Era la última oportunidad. Si no salía, habría que comprar el capazo de todas las maneras para el viernes, el día que darían de alta a María. 

El niño mamó y se durmió. Una enfermera lo puso en la cunita e insistió en que María debería dormir hasta la siguiente toma.

Y usted a dormir a su casa – le dijo, con tono autoritario pero afectuoso−. La leche la tiene María y usted ya vendrá mañana por la mañana a ver al chiquillo. No sé de prisa, que es festivo y tenemos que servir el desayuno y hacer la limpieza sin molestias. Está todo muy bien, no se preocupé.

Besó a María y bajó a la calle. Tenía más de media hora andando hasta casa. La ciudad se había apagado. Eran más de las once y, aunque el gobernador civil había dado instrucciones para que se pudieran mantener encendidos los escaparates un poco más de tiempo en estos días, las restricciones en el suministro eléctrico que padecía el país dejaban la ciudad en negro desde las diez hasta por la mañana. Hacía frío y avivó el paso para entrar en calor. Qué guapo era el niño. Qué feliz estaba de que María estuviese bien tras el parto. Pero qué preocupado se sentía sobre cómo darles una vida mejor en el futuro. ¡Y por cómo comprar el inglés!

−¡Thorry, por tu madre, saca un número de mis billetes. No me seás boludo! – habló en voz alta, imitando el acento argentino. A tan altas horas de la Nochebuena, nadie lo escuchó.

Al llegar a casa, echó algo de carbón en la cocina económica y le vino a la cabeza que, a partir de ahora, deberían consumir más brasa para mantener calentito al niño. Los gastos se alargaban pero el sueldo no lo hacía. Antes de meterse en la cama, como para darse ánimos, acarició el aparato de radio que presidía la cocina sobre un anaquel a media altura. Uno de aquellos chismes de válvulas, con dos grandes botones al frente, uno para el volumen, otro para sintonizar las emisoras, y una tela de rejilla que tapaba el altavoz. 

El día de Nochebuena, miércoles 25, amaneció soleado y templado. Tal como le había advertido la enfermera, se demoró en acudir a la Maternidad pero para las once ya estaba allá. Niño y madre habían pasado buena noche, dos tomas sin más contratiempos que algún que otro hipo en la segunda, y evolución favorable de la paciente.

Pasaron un día agradable, asustados a ratos, entusiastas más tarde, anhelantes, tristes o alegres según pasaban las horas.

A mediodía bajó a la calle y comió un bocadillo de tortilla francesa en el Caspio, una taberna que caía cerca. Lo hizo de pie, en la barra, ya que las dos únicas mesas que tenía el establecimiento estaban llenas. Aprovechó para hojear el periódico que el patrón había dejado para sus clientes. Eisenhower afirmaba que no querían la guerra con la URSS y el Sputnik había dado ya casi mil vueltas al planeta ante el asombro del mundo. No hubiera tomado café para ahorrar, pero lo hizo con el único propósito de pagar con un billete más grande para que le devolvieran uno de cinco y algunas monedas. Otro más para tentar la suerte a las nueve de la noche.

Pasó toda la tarde en la Maternidad, admirando al chiquillo, aprendiendo a tocarlo, a moverlo, a manejarlo, tan chiquitín era que pareciera que iba a romperse con el más mínimo requiebro. María, más decidida, reía con la inseguridad de su marido y le besaba de tanto en cuanto.

A Feliu, se le venía a la mente, todo el rato, el cochecito y los muchos duros en juego en el concurso. Estaba inquieto, nervioso, tanto que al final María se apercibió de ello y le preguntó qué le ocurría

¿Qué ocurre? ¿Por qué estás que no paras en ti? – preguntó ella, preocupada por si hubiera pillado algún frío.

Nada, nada, la emoción. Y que mañana trabajo y no os veré hasta la tarde

A mí no me engañas… ¿dime qué pasa?

El coche.

¿Qué coche?

El del niño, cuál va a ser.

Ya nos arreglaremos. Por cierto, la matrona me dijo antes que el Villar lo ha ganado un niño que nació muy cerca de la medianoche de ayer. Modelo Silver Cross, además, me han dicho. Una monada.

Pues eso, yo tenía esperanza, pero, como siempre, nada de nada. Nunca hay suerte para el pobre. Aunque, quién sabe.

¿Quién sabe qué? – preguntó María.

Nada, una tontería.

Venga, suéltalo ya

Entonces, él le contó toda la historia, el “Duro con el duro”, la cajita en la mesilla, imitó a Thorry, habló del caldo de pollo y se sintió avergonzado.

María rio con ganas. Con muchas ganas. No podía creer la ingenuidad de su marido.

¿Pero tú sabes cuántos millones de billetes de cinco pesetas hay?

Sí, pero, mira, tengo otro – y le enseñó con ilusión el que había conseguido al tomar el café. Ella volvió a reírse.

Mira, vamos a andar un poquito. Me han dicho que debo hacerlo. En la sala común hay una radio y son casi las nueve. Venga, vamos a oírlo juntos.

¿De veras?

¡Claro!, el niño dormirá aún un buen rato. Igual tienes razón.

Se sentaron en dos de las sillas y Feliu pidió permiso a los otros para mover el dial y escuchar el concurso. El resto de los presentes asistieron al ver a la madre recién parida.

Repase con atención sus billetes de cinco pesetas. Pregunte a sus amigos. Observe con mirada perspicaz las vueltas que recibe al cambiar sus otros billetes. Si llega a sus manos el duro avecrémico, ganará sesenta mil pesetas en la noche de hoy” – afirmó el presentador.

Realizaron el sorteo y él anotó el número en un papelito. No correspondía al que tenía en el bolsillo, pero quizá sí a los que aún estaban en la caja de la mesilla.

Regresaron a la cama. Él sintiéndose tonto, ella muy divertida.

Miraré en cuanto llegue a casa. Si nos ha tocado, me regreso aunque tenga que hacerlo corriendo.

María río con ganas, tan fuerte que a punto estuvo de despertar a su niño y al de la compañera de habitación.

Deja de soñar. Parece mentira. Mañana, cuando salgas de trabajar, pásate por la tienda y lo compras a plazos. Te pedirán un anticipo como señal, y ese ya lo tienes ahorrado en esa caja que yo no conozco. Para algo habrá servido el concurso ¿Dieciséis billetes, dijiste? Eso, son ochenta pesetas. Servirán como primer pago.

De acuerdo.

Feliz navidad, cariño. – dijo ella.

Feliz Navidad.

Miraron al bebé que dormía, sin saber aún que, con los años, acabarían dando a aquel niño la mejor de las vidas, sin concursos pero con trabajo, trabajo, más trabajo, amor y más amor.

Le dio un beso largo y lo mandó para casa. Aún estuvo sonriéndose un buen rato antes de caer profundamente dormida.